Leyendo los trabajos de mis alumnos de 5to año no pude dejar de recordar un artículo que leí en estos días…. qué raro decir que leí, cuando los jóvenes ya casi no lo hacen, o al menos textos que no sean parte de un chat, en el que el profesor español Andreu Navarra, menciona en una entrevista en el diario Elpaís, entre otras cosas, que «Lo audiovisual está creando una nueva Edad Media de personas dependientes de satisfacer el placer aquí y ahora, cuando la vida es muy diferente. En la vida hay que saber leer contratos, alquilar pisos, cuidar a tus mayores, criar hijos. Pero el ciberproletariado se viene abajo ante cualquier problema. Son personas que no serán capaces de trabajar porque tienen la concentración secuestrada por las redes”.
En la actualidad, principalmente en el nivel secundario, es difícil no encontrarse con alumnos que no saben escribir, que no pueden plasmar una idea coherente, que no saben que la «h» es muda pero no ciega y que hay que escribirla siempre, o en el caso del por ahora reducido simplemente a una x, eso sin mencionar el uso de la q para resumir que, como si eso ahorrar mucho tiempo.
Pero a la vez que no saben escribir, los estudiantes del secundario, o bachillerato, no saben leer y – cuando lo hacen – parecen tartamudos tratando de entender la pronunciación de las palabras, o, peor aún, su significado.
Todo esto obedece, en gran parte, a la tecnología, porque como bien señala Navarra «Estamos sirviendo a la tecnología y no la tecnología a nosotros» y eso conlleva a que en la actualidad necesitemos devolver la atención a las aulas, regresar del mundo virtual que, paradójicamente, le está haciendo daño a un universo adolescente que nació y creció con lo digital.
En general, en América (desde el Río Grande a la Patagonia) a nuestros líderes les gusta copiar lo extranjero, lo europeo (algo nada nuevo a decir verdad, basta leer la historia para saber que muchos presidentes quería afrancesar nuestra nacientes ciudades) pero también deberían ver qué modelos imitamos y como sugerencia, humilde por cierto, pensemos en seguir a Francia y a su ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, de tendencia socialista – para evitar que digan que apoyo ideas capitalistas – quien en el 2016 introdujo – o más reintrodujo – en los programas escolares, el dictado, el cálculo mental y la lectura en voz alta.
Y aunque saldrá más de uno a decir que eso es un método arcaico, antiguo, demodé, fuera de lugar y otros tantos sinónimos que enriquecen tanto el castellano- que lamentablemente no sabemos usarlos – debo indicar que entre algunas ventajas del dictado está:
1-Permite evaluar la ortografía, la fijación y dominio de nuevas reglas
2-Si el dictado no incluye la puntuación, y el alumno debe deducirla, constituye un entrenamiento ideal para conocer la función de la coma, el punto, el punto y coma, etcétera. Entrena el oído en la entonación, de la cual se deduce la puntuación.
3-Mejora la atención, ya que hay que seguir el hilo de la lectura para poder escribir todo
4-Ayuda a la comprensión de texto, ya que no se puede escribir correctamente lo que no se entiende
5-Ayuda a escribir a un ritmo cada vez más rápido
6-Entrena al futuro estudiante secundario y universitario en la toma de apuntes
7-Es un método de evaluación que le permite al maestro verificar progresos e identificar problemas.
Pero además de este regreso a los métodos tradicionales, y – esto es un guiño para los que no quieren que sus alumnos se «aburran» en clases, sin llegar a tener que ser payasos – una manera de mejorar la ortografía, la lectura en voz alta y la creatividad de nuestros jóvenes es que existan, en las aulas, parejas pedagógicas (binomio docente – tallerista) que generen proyectos creativos donde los conceptos aulicos se mezclen con la creatividad de un audiovisual, un baile, un contenido impreso, una canción, dejando de lado, al menos por un tiempo, la adicción al celular para evitar transformarnos en ese proletario que menciona Navarra y que nos roba independencia sin nosotros darnos cuenta, porque como dice ese adagio: El que no saber leer, no sabe escribir y el que no sabe escribir no sabe pensar y el que no sabe pensar es fácilmente manipulable, o esa es mi Visión Particular sobre el tema de la ortografía y la lectura de los jóvenes, no solo de Argentina sino de gran parte de nuestros países.
Francisco Lizarazo
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