«Toma el llavero abuelita
y enseñame tu ropero!
Con cosas maravillosas
y tan hermosas que guardas tú»…
Francisco Gabilondo Soler «CRI CRI»
Mi abuela, aunque no era una gran contadora de cuentos, siempre tenía la habilidad de hacer que me interesara en sus historias, principalmente cuando hablaba de su juventud en su país: El Salvador.
Los abuelos son personas que, al menos antes, entretenían a los pequeños de la casa con historias, fábulas y relatos que formaban parte de la tradición oral y que servían para llenar horas y horas de nuestra imaginación, no en balde, el recordado compositor Cri Cri se basó en las historias de su abuela para crear una melodía infantil que aún hoy se escucha en muchas partes.
Pero si no tenemos una abuela de las de antes, porque ahora son aventureras y viven en la calle, les encanta tomarse una selfie, toman cursos de yoga, de reiki, o salir con sus amigas, los pequeños de la casa tienen a «Doña Sonia Dora…», una tejedora de cuentos, que relata una historia sobre la importancia de cumplir los sueños
Una abuela que teje cuentos, sí… los teje porque para eso tiene un telar con hilos de colores, también le gusta viajar porque con sus relatos ha estado en participó en festivales internacionales de Teatro y Títeres en Argentina, Chile, Paraguay, Brasil y México.
Entre sus relatos está la historia – contada en el teatro El Pasillo de Jujuy, de un caracol que vive en el jardín y pese a su tamaño tiene el sueño de ir a visitar el lugar donde están los árboles de manzana.
Mientras nos enseña a su amigo el caracol, «Doña Sonia Dora», interpretada por la actriz y titiritera Valeria Fidel y dirigida por Rafael Teixido, nos acercará al mundo de fantasía que se vive en los bosques donde los animales son capaces de ayudar a otras especies, como el sapo, o la mariposa de múltiples colores, aunque también existen peligros como una señora araña o el mismo hombre, con sus pesticidas y autos veloces que en la carretera van corriendo. También, como toda abuela, esta contadora sabe recetas con plantas y tiene ese remedio preciso para cada mal. Así que cuando una abuela nos diga que nos tomemos unas «yerbitas» háganle caso, como hace el caracol… que de eso ellas saben.
Para cumplir su sueño, el caracol debe hacer un largo viaje, bueno para un ser de esta especie cualquier viaje es largo, pero mientras tenga los cuidados de la abuela, que con sus colores vivos y agujas irá componiendo la historia, con sus decorados y diversos personajes, para dejarnos una moraleja simple y que sirve para todos: «La vida es para cumplir los sueños», así uno sea un simple caracol.
Valeria Fidel tiene un aura al interpretar esta historia y hace que los espectadores recordemos esos tiempos en que la abuela sabía de todo y era el faro que nos iluminaba en nuestros primeros años, porque los abuelos están para eso para contarnos cuentos y «malcriarnos», mientras los padres son los formadores del carácter y la disciplina.
Esta obra de teatro es – como todo en el mundo de los títeres – delicada y con grandes colores, lo que atrae a los niños y – no digamos que no – a los adultos, quienes pasan un rato de sana diversión escuchando el relato y disfrutando de la manera en que se desarrolla la historia, para hacernos sentir que somos chicos sentados a los pies de la abuela escuchando sus relatos, maravillándonos de los cuentos que ellas saben y no importa si han pasado los años y ya nos sabemos de memoria esas historias, siempre es agradable volver a esos tiempos en que éramos felices, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
PD: les dejo el video de «Cri-Cri» contando las historias de su abuela
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