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El acceso al agua es un derecho humano… incluso animal
El agua es un elemento sin sabor, sin color ni olor que se puede encontrar en estado sólido (granizo y hielo), líquido (ríos, lluvia, mares, lagos) y gaseoso (nubes, vapor de agua).
Tres cuartas partes del planeta están cubiertas por agua, de las cuales 97.5% es agua salada (mares y océanos) y sólo 2.5% es agua dulce, del cual sólo 0.3% se localiza en lagos y ríos de donde el hombre toma la mayor parte del agua que utiliza, el resto se encuentra en glaciares, casquetes polares en forma de hielo y en depósitos subterráneos.
El agua cumple importantes funciones en la naturaleza ya que ayuda a que se realicen procesos fundamentales para la continuidad de los ecosistemas y permite la vida de los seres vivos: el ser humano tiene un 60% de agua, un árbol 50%, los peces tienen del 65 al 90% de agua mientras que un melón el 95% de su peso total.
La falta de agua, por lo tanto, pone en riesgo la permanencia de la vida en el planeta tierra. En el caso del ser humano, el bajo consumo de agua o la falta de ésta provocará incluso la muerte. De esta forma, una persona puede sobrevivir sin consumir alimentos por un largo período pero sólo podrá vivir sin beber agua alrededor de una semana.
Puede afirmarse que conservar el agua es conservar la vida y es en ese sentido que el agua se vincula con los derechos humanos.
Los derechos humanos son los derechos o libertades que toda persona tiene por el hecho de pertenecer al género humano y sin los cuales no podría alcanzarse su plena realización.
En 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas adoptó la Observación General nº 15 sobre el derecho al agua al interpretar los artículos 11 (derecho a un nivel de vida adecuado) y 12 (derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la Resolución A/RES/64/292 declaró el acceso seguro a un agua potable salubre y al saneamiento como un derecho humano fundamental para el completo disfrute de la vida y de todos los demás derechos humanos.
La meta deseable es la cobertura del 100% de los servicios de agua potable, en cantidad y calidad suficientes, para las generaciones presentes y para las generaciones futuras. En el contexto internacional, en el año 2000 durante la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, 189 países se comprometieron a reducir a la mitad, para el año 2015, la proporción de personas que en 1990 no tenían acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento (Objetivo 7.c de los Objetivos del Milenio ODM).
Para dar seguimiento al cumplimiento de esta meta se estableció como mecanismo oficial de las Naciones Unidas, el Programa Conjunto de Monitoreo (PCM) del abastecimiento de agua y el saneamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Actualmente y de acuerdo con el Informe de Actualización del PCM de 2013, se ha cumplido con la meta de los ODM de reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso al agua potable mucho antes de la fecha límite de 2015. Sin embargo, por el tipo de indicador de cumplimiento, que no distingue entre regiones ni países sino que hace referencia a porcentajes globales, el avance de la meta no es representativo del contexto internacional ya que aun existen muchas regiones que no tienen acceso a los servicios de agua potable conforme a los estándares internacionales.
En el plano nacional, existen varios instrumentos de política pública que han establecido metas y objetivos a cumplir, en el mediano y largo plazo, para mejorar la gestión de los recursos hídricos y mejorar el acceso al agua potable. Dentro de estos instrumentos destaca la Agenda del Agua 2030 ya que busca guiar la gestión hídrica más allá de los periodos sexenales típicos de la administración pública. De esta forma, las metas y objetivos que se establecen en la Agenda del Agua 2030 buscan, en el largo plazo, crear las condiciones para contar con sustentabilidad hídrica, es decir, con ríos limpios, cuencas y acuíferos en equilibrio, cobertura universal de agua potable y alcantarillado, y asentamientos humanos seguros frente a inundaciones catastróficas.
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