Un día, al llegar al circo, el sindicato de trabajadores anuncia que el domador, el mago, los payasos, los trapecistas y el hombre más fuerte del mundo han renunciado; el circo se ha quedado solo, pero la función deber continuar.
Los Niños Actores de Venezuela (Nave) y el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), presentan la obra, El Circo Ausente, escrita y dirigida por Jorge Cogollo.
Esta es una pieza infantil, que se presenta en la sala de Conciertos de Unarte, ex Ateneo de Caracas, y realmente es una opción interesante para que grandes y chicos se entretengan, por sus colores, música, y actuaciones.
Hasta aqui todo está bien, pero como siempre intento dar mi visión particular de todo lo que veo, leo, escucho, y siento, voy a comenzar diciendo que El Circo Ausente es una radiografía de Venezuela en los últimos años.
La obra inicia con la renuncia de los actores, de los profesionales, por no estar de acuerdo con las condiciones del dueño del circo, algo así como cuando los trabajadores de Pdvsa decidieron ir a huelga por no estar de acuerdo con lo que pasaba en el país.
En vista de esta huelga, el dueño del circo y sus payasos más cercanos deciden seguir adelante y mantener la función, sin importarles el público presente, y acuerdan engañar a los asistentes, algo así como al pueblo, utilizando al personal obrero, tramoyistas, limpiadores, como si fueran actores de verdad, unque no saben lo que es cumplir el rol de los profesionales. Cualquier semejanza con lo que se quiso hacer en Pdvsa al incorporar en puestos claves a quienes no sabían o no tenían los conocimientso necesarios, no es pura casualidad.
El circo avanza con toda una serie de personajes, que aunque quieren entretener, lo que hacen es causar pena ajena, nuevamente cualquier semejanza con la realidad no es de casualidad mía, lo que va creando mayor angustia y decepción en los miembros de la carpa. No es fácil que el hombre más débil del mundo pueda transformrse en el más fuerte, ni convence el mago de la India, que no se sabe los trucos más elementales, ni mucho menos una caminadora de la cuerda floja, que por no conocer el oficio, es víctima de la altura.
Toda esta serie de irregularidades da un triste final, llego de mucha nostalgia por los tiempos que pasaron y que, lamentablemente, no volverán, y donde a gritos se pide que regresen los payasos, los profesionales, que daban alegría y color a un circo que tendrá que cerrar sus puertas, por la falta de personal capacitado.
Pero dandole un giro a un final bastante sombrío y sin futuro, los artistas deciden llamar a un director, un hombre con soluciones bajo la manga, como si llamaramos a los cubanos para que ayuden en este desastre, y con algunos movimientos de luces y música, el director consigue que el circo tenga un final de alegría, de color, de esperanza en el amor, aunque todo se ve como montando, artificial, solo conseguido con la magia de la ilusion, una que además cuesta, porque el Director pregunta al principio sobre sus honorarios, pero al fnal, y por eso se nota que es teatro, decide ofrecer sus servcios AD Honorem, rescatando la imagen de un circo, o país, que estaba por cerrar.
Sin embargo, las similitudes entre El Circo Ausente y la realidad venezolana no son más que un ejercicio mental de quien escribe, aunque si se ve la obra con otros sojos, no podemos dejar de negar que sí tengo algo de razón en mis planteamientos, pero para no caer en excesos, lo siguiente sirve como expiación de culpas y es la opinión del productor general Héctor Becerra, quien considera que la pieza es: «una propuesta muy particular, donde el juego teatral permite desde el texto comunicarse con los adultos, y desde las acciones, propone entretenimiento para los niños. Todo junto nos permite disfrutar de una hora de pura simpatía, canciones, reflexiones y diversión, donde todo tipo de público se suma al escenario de esta propuesta teatral, la cual cuenta con una fabulosa producción musical donde se reirán con un mago de pacotilla, un debilucho hombre más fuerte del mundo, presentadoras disparatadas, acróbatas sin sentido, clavadistas temerosos, falsa orquesta y mucho más. Y a pesar de todo, la utopía del amor aún parece ser posible».
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