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Baja California… el sabor del placer

La miscelánea de México, tan diverso en climas, tradiciones, sonidos y sentimientos, enraizado en nuestros

indígenas, costumbres milenarias que se reflejan actualmente en la comida, textiles, cultura y a quienes se les sigue colocando en la categoría de los olvidados, muchos en pobreza extrema, los de las manos vacías con el corazón lleno de historia, herederos genuinos de este país, que si corren con suerte, son manipulados por las cúpulas gubernamentales como títeres para el entretenimiento del turismo… así, la rabia, lo que se calla en este sistema “democrático”, ese que presume a sus contados millonarios entre los otros millones de mortales que caminan con los bolsillos rotos, pies desgastados, cuerpos cansados y la impotencia de “un pueblo que sufre”, como atinadamente lo calificara Don Jorge Mario Bergoglio.

Los renglones de la corrupción con su amplia colección de compendios, negocios debajo de la mesa, el dominio de la perversidad, conveniencia como código de conducta y las cadenas que suenan a diario, con la camisa bien puesta para los monopolios.

En fin, entre tanta incongruencia tóxica, es mejor darnos un respiro, una escapada del caos, y una , es adentrarnos en el goce bajacaliforniano, estado que fuera habitado en la época prehispánica por las tribus de los cochimíes, kumai, cucapa, paipai, kiliwa, cahilla y akula, perteneciente al troco yumano.

El nombre de Baja California surge en el periodo de la conquista española, cuya mención aparece en la novela Las sergas de Esplandián (1510) referente a un fantasioso país reinado por mujeres. Muchos intentos realizaron los ibéricos por dominar esta zona, algunos datos curiosos son: la misteriosa desaparición de Francisco de Ulloa en 1540; en 1542 el capitán Juan Rodríguez Cabrillo funda el Puerto de San Mateo, para posteriormente navegar hacia mares del norte, donde fallece; en 1984 se instala el territorio de Baja California, y el 16 de enero de 1952 se divide de Baja California Sur al lograr integrarse a la Federación como Estado.


Ensenada… conocimiento al paladar


Fundada el 17 de septiembre de 1543 como Puerto San Mateo por el capitán español Juan Rodríguez Cabrillo, este antiguo y amplio municipio es conocido como la “Bella Cenicienta del Pacífico” con su hermosa bahía de “Todos Santos”, que también es el apellido oficial de Ensenada.

Algunos de sus atractivos son: la Isla Guadalupe, donde en sus aguas se congregan los tiburones blancos; La Bufadora, espectáculo natural con uno de los tres geiseres marinos más grandes del mundo y el choque de olas del mar rompen en una cueva del acantilado alcanzando una altura de hasta treinta metros; El Valle de Guadalupe con sus grandes viñedos y los deliciosos vinos de sus cavas; practicar algo de surf en sus playas; disfrutar de su gastronomía Baja Med, que entrelaza la cocina mexicana, oriental y mediterránea en los restaurantes de la Calle Primera, donde también el deleite… visual, se pasea por las noches.

Otras visitantes famosas en la “Ciudad del conocimiento”, son las ballenas grises, que eligen estos mares para tener a sus crías; respecto a su propuesta cultural, el Museo de Historia de Ensenada alojado en el Centro Social, Cívico y Cultural Rivera, resguarda obras de arte plástico, fotografías y hasta objetos referentes a la historia de Baja California; la Cárcel Vieja, que operara de 1886 a 1986; el Museo Regional Histórico, para conocer los recuerdos de esta portuaria metrópoli… y para los melosos, los parques nacionales Constitución y San Pedro Mártir, son una opción para hospedarte en una de sus cabañas, digo, por si buscas un refugio para la intimidad.


Tecate… mágico placer bajacaliforniano

En sus memorias, misiones jesuitas del siglo XVIII y su discutida etimología, ya que hay quienes afirman que su

nombre proviene de una adaptación que los indios yaquis realizaron de la expresión inglesa “to cut”, otros refieren a la versión paipai de “agua limpia” y también algunos comentan que Tecate viene de una lengua aborigen que significa “lugar donde gira el sol”.

El estilo colonial de sus edificaciones, rodeado por campos ganaderos, cubierto por serranías, místicas leyendas y otras delicias, hacen de este pueblo mágico toda una aventura montañosa gourmet.

Entre algunas de sus maravillas naturales está el Parque Eólico La Rumorosa, donde los enigmáticos sonidos platican con el viento que sopla sobre sus altas paredes de piedra; muy cerca de esta rareza del hálito, el Vallecito resguarda las pinturas rupestres del “Tiburón”, “La cueva del indio” y “El diablito” que anuncia el solsticio de invierno; el sagrado Cerro del Cuchuma, galería boscosa de un importante centro ceremonial con mágicos rituales o bien, visitar los ranchos recreativos para degustar de la diversidad de vinos, quesos y otros manjares.

Tecate es conocido por sus cervezas artesanales, consideradas de las mejores del país, su exquisita panadería, la belleza de sus mujeres y sus reconfortantes spas, que hacen de esta localidad… un mágico placer bajacaliforniano.


Glen Rodrigo Magaña

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