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Colima… sabores acompañados por el mar

Hablamos de México… el que acaricia con los últimos rayos de sol, por el cual se han hecho un sinfín de poemas, retratos en la nostalgia del sentimiento, al que se canta con el gozo por nuestra música popular y se baila con trajes típicos. Tierra que enamora a primera vista, hermanos indígenas que protegen nuestros orígenes, el sazón de la abuela en la cocina, caminos hechos sones, inspiración en la piel de una mujer… y otros sabores acompañados por el mar.


Ante un inicio con cierto efecto novelesco, un estado igual o más encantador… Colima, conocido también como la “Ciudad de las palmas”, fundado el 20 de enero de 1527 bajo el título de Villa de San Sebastián de Colima. En su etapa precolombina fue dominado por el Rey Colimán o Tlatoani Colimotl del imperio de Caltzontzin, que por cierto derrotó varias ocasiones a peninsulares enviados por Hernán Cortés.

Otros datos interesantes de esta entidad son que en el año 1972, el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, radicó en estas tierras, según señalan unos documentos recopilados por el historiador Juan Carlos Reyes en el 2010, provenientes del archivo parroquial de Colima. También los “tuberos” (cuyo origen se remonta a los esclavos filipinos traídos en 1537) personajes que venden la tradicional “tuba, bebida nutritiva y refrescante extraída de la espiga de flores de la palma de coco y que se acompaña con nuez o cacahuate picado.


Algunos de los principales sitios turísticos de este estado son: la zona arqueológica de La Campana, que data del año 1400 a.C. y cuenta con edificaciones como juegos de pelota y varios centros ceremoniales; el Jardín Libertad, donde se encuentra la Catedral y el Palacio de Gobierno; el Portal Medellín, construido en 1860 por el arquitecto y político mexicano Lucio Uribe; las albercas naturales de Coquimatlán; el Centro Turístico Carrizalillo, lugar para la pesca en bote o un recorrido en kayak por su laguna, que te relajarán en su entorno boscoso tropical o una visita al Parque Metropolitano, al ser la opción familiar para realizar una tarde de “camping” y conocer su pequeño zoológico. Pero en esta aventura entintada, escogimos dos destinos que espero sean de tu agrado: la apacible y bella Bahía de Manzanillo, así como el singular pueblo mágico de Comala.


Manzanillo… la esmeralda del Pacífico

Bahía fundada el 24 de julio de 1527 por Álvaro Saavedra Cerón, primo de Hernán Cortés y a quien le encomendara dirigir los navíos Florida, Espíritu Santo y Santiago rumbo al Pacífico. Además de ser el tercer puerto construido por los peninsulares y que su primer nombre fuera “Bahía de buena esperanza”.

La historia náutica de estos arenales colimenses es bastante amplia, desde sus orígenes prehispánicos donde habitó una comunidad indígena llamada Tzalahua, hasta relatos de afamados piratas, así como las distintas versiones de su nombre, ya que algunos lo relacionan a un árbol de manzanilla que se encontraba frente al muelle y otros mencionan que proviene del náhuatl “Cozcatlan”, que significa “Lugar de collares”, pero lo cierto es que en nuestros días a este destino se le considera la “capital mundial del pez vela” y una de las mejores playas de nuestro país.


Algo tienen nuestras zonas costeras que cierta adrenalina se dispara al internarse en ellas, tal vez sea ese coqueteo playero de las nereidas que complementa el bello paisaje, pero de que roban suspiros… no existe duda alguna, así que hay que ganar méritos y una opción es obsequiar alguna artesanía. Nuestra recomendación es que asistas al Museo de la Perversidad, digo, eso después de comprarle algo a tu enamorada en el malecón. Pero pensándolo bien, tal vez sea mejor que primero asistan al Centro de Manzanillo, donde los fines de semana, por lo regular, se organizan conciertos por las tardes o bien, invitarla a comer en algún restaurante y si el lugar tiene vista al mar, no creo que te niegue una cita para la diversión nocturna… en algún bar, ya que el resto correrá por tu cuenta.

Otras alternativas son también dar un paseo hasta el Paraíso… una agradable playa que para llegar es necesario que rentes una lancha y admires los distintos manglares, así como el “túnel del amor”, nombrado de esta forma porque su vegetación se entrelaza creando un romántico pasaje. Pero también puedes visitar las playas vírgenes de Cuyutlán o la Isla de Navidad para practicar buceo, snorkel o surf.


Comala… la tradición del sabor


Pueblo mágico que plasmara el insigne escritor Juan Rulfo en su novela Pedro Páramo, la capital de la gastronomía del estado de Colima y casa de los mejores artesanos de madera de nuestro país.

El nombre de esta pintoresca localidad significa “Lugar de los comales” y es conocida como el “pueblito blanco” gracias al color de sus edificaciones, adornadas con teja rojiza, la tranquilidad que se respira, así como a la amabilidad de sus pobladores.


Los principales atractivos son: la Plaza principal vestida con palmeras, su kiosco alemán y las delicias servidas en sus restaurantes de antojitos, como: los sopitos con picadillo, el pozole con carne de cerdo, el tatemado con carne de cerdo marinada en vinagre de coco, los tamales de carne, el quesillo ranchero, entre otros platillos, que bien pueden ser acompañados por una refrescante “tuba”, mientras disfrutas de los sones tradicionales interpretados por la “Banda la Original”.

Algunos sitios que te recomendamos visitar son: el Centro Cultural Nogueras con su sala de cerámica prehispánica, el jardín escultórico del maestro Juan Soriano, así como la laguna El Carrizalillo o la Hacienda San Antonio, donde puedes hospedarte y disfrutar de este antiguo cafetal.


Glen Rodrigo Magaña

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