En las redes sociales uno puede leer constantemente un pensamiento que señala: «en lugar de dejarle un mejor mundo a nuestros hijos, por qué no le dejamos unos mejores hijos al mundo».
Esta frase cobra sentido si tomamos en cuenta que cada vez se hace más grande la brecha entre el desarrollo tecnológico con la preservación del ambiente y mientras avanzamos en componentes electrónicos y el mundo digital, el que tenemos y donde vivimos cada día se ve más afectado. Así que ¿qué podemos hacer?, ¿dónde comenzar a tener un mejor planeta?
La respuesta pudiera ser concientizando a las personas y para ello la educación cumple un rol protagónico en dos vertientes. Por una parte, el hogar es el primer lugar donde debemos aprender a ser más conscientes de nuestro papel en la protección del planeta, pero en segundo lugar, y no menos importante, está la escuela. Los centros educativos están llamados a ser multiplicadores del mensaje e iniciativas para que la Tierra siga siendo un lugar verde.
Paras muchos el tema de la conservación ambiental puede parecer algo de «moda» que es políticamente correcto hablar de estos temas, pero no bastan las buenas intenciones, hay que ejecutar acciones que permitan una mejor coexistencia entre los seres humanos y el resto de los seres vivos que habitan el planeta y preservarlo para que las próximas generaciones puedan seguir en armonía.
Desde 1992, gracias a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y su Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, se viene trabajando en lograr una conciencia colectiva en materia de desarrollo sustentable y, como los centros educativos son fundamentales en estas acciones, la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México viene desarrollando algunas líneas de acción para lograr disminuir el impacto ambiental derivado de su operación cotidiana.
Como lo mencionó la maestra Dulce María Ramos, coordinadora del Programa de Medio Ambiente de esta casa de estudios, las acciones para disminuir el impacto en el ambiente son tareas de todos los días y – en el caso de esta casa de estudio – surgen a partir de 1995, con un primer diplomado sobre el tema de la sustentabilidad y gracias al empeño puesto por algunos académicos, como Javier Riojas, se logró crear en la Universidad conciencia de la necesidad de dedicar recursos y esfuerzos en esta materia de conversación.
La Ibero, como se conoce a la Universidad, viene implementando el concepto de «Ibero Campus Verde», que es el sistema de manejo ambiental para reducir su «huella ecológica», mediante políticas, actividades, metas e indicadores para disminuir el impacto ambiental derivado de su operación cotidiana.
Ibero Campus Verde cuenta con un consejo técnico conformado por ocho autoridades universitarias: el Director General Administrativo, la Directora General del Medio Universitario, la Directora de Operaciones y Servicios, la Directora de Planeación y Evaluación Institucional, el Director de la Planta Física y Servicios Internos, el Jefe de Mantenimiento Preventivo, la Directora del Departamento de Arquitectura y la Coordinadora del Programa de Medio Ambiente.
Para lograr reducir este impacto, la Ibero ha desarrollado un «Programa de Medio Ambiente», que nació en el año 2000, para coordinar la implementación, operación, monitoreo y evaluación del Plan de Acción, que está diseñado para atender ocho áreas que a juicio de quienes coordinan este Programa son los que mayor impacto: Las líneas de acción se refieren a agua, compras, edificios, energía, espacios abiertos, materiales y residuos peligrosos, movilidad sustentable y residuos sólidos.
Aunque son ocho las líneas de acción que está implementando la Ibero, dentro de todo un programa de desarrollo sustentable, veamos algunas iniciativas que pueden ser tomadas en consideración por cualquier otro centro educativo.
Agua: un recurso natural cada vez más escaso
En la Ciudad de México la disponibilidad de agua potable se está reduciendo de forma gradual, principalmente por el aumento en la demanda de la población y los efectos de la contaminación. La zona donde se ubica la Universidad Iberoamericana, en Santa Fe, es de las que presentan mayor crecimiento, poniendo en riesgo el abastecimiento futuro de agua.
Ante esta situación, el plan de acción de la Ibero en materia hídrica se enfoca, desde el año 2012, hacia el «monitoreo del consumo de agua potable en las áreas de concesiones de alimentos y laboratorios de docencia con el fin de identificar áreas de oportunidad para reducir el consumo», de acuerdo al «Plan de acción 2012-2020».
Residuos sólidos
Si algo producen las universidades y los centros de estudio, por su población que en el caso de la Ibero asciende a unas 15 mil personas entre estudiantes, profesores y personal administrativo, son residuos, que cada día se generan más por el ánimo consumista de la población. Cifras de la Universidad mencionan que en la ciudad de México se «concentra casi la cuarta parte de todos los que se generan en el país con más de mil toneladas diarias».
Como cualquier centro educativo, la Ibero genera residuos sólidos orgánicos, derivados de cafeterías y actividades de jardinería y poda e inorgánicos, dentro de los que se incluyen los residuos reciclables y sanitarios. También están los residuos generados por remodelaciones, tipificados por la ley como residuos de manejo especial. Esto ha generado que dentro del «Plan de Acción 2012 – 2020» se planteen «estrategias de reducción, reúso y reciclaje, así como la elaboración de composta permite disminuir el flujo de basura hacia los rellenos sanitarios, con lo cual se reduce la generación de gases de efecto invernadero y contaminación del agua y del suelo».
Estas acciones buscan: Reducir el consumo de papel; Reducir la generación de residuos sólidos; Aumentar el aprovechamiento de residuos alimenticios y Maximizar el aprovechamiento de los residuos reciclables. Pero como el movimiento se demuestra andando, las metas esperadas en materia de residuos sólidos deben estar acompañadas de acciones que en este caso son: Instalación de centros de digitalización de documentos; Desarrollar un programa de capacitación permanente en el uso del blackboard; Identificar procesos que consumen grandes cantidades de papel y proponer estrategias para reducirlo (Servicios escolares, Becas y Financiamiento y Actas de consejo). En el caso de los residuos sólidos orgánicos están planteadas acciones como: Programa de descuentos por el uso de contenedores reusables en cafeterías. Talleres con proveedores para identificar estrategias de minimización de residuos.
Movilidad sustentable
Moverse en las ciudades, principalmente si son grandes, no es una tarea sencilla, si se toma en cuenta que hay zonas donde el transporte público no es fluido. En el caso de la Ibero, su ubicación en la zona de Santa Fe, hace que llegar a la universidad sea un factor a considerar, ya que lo que más su utiliza es al auto particular, contribuyendo al incremento en el tráfico vehicular, la contaminación atmosférica y el tiempo invertido en los trayectos.
En el Plan de acción 2012 – 2020 se indica que «el transporte genera cerca de 13% de las emisiones de gases de efecto invernadero», esto en el ámbito internacional, por lo que sí es un problema que debe ser atacado si queremos crear un mejor ambiente. La Universidad propone «diseñar e implementar un plan integral de movilidad sustentable que contemple el uso del transporte colectivo, el auto compartido y el transporte no motorizado, para reducir el impacto ambiental producido por la movilidad de la comunidad universitaria».
Las acciones concretas son: conformar un equipo de trabajo que obtenga información de encuestas y otras fuentes sobre el número de automóviles que acceden al estacionamiento en el año /Número de automóviles que accedieron al estacionamiento en año anterior, para definir los «objetivos institucionales, identificar los recursos necesarios, desarrollar un plan de comunicación, implementar plan de movilidad».
Energía
Aunque en México, «más de 67% de la energía eléctrica se produce a partir de la quema de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón», este no es el único país donde los combustibles fósiles son las que se utilizan para generar energía, así que lo que se hace en la Ibero para reducir el consumo eléctrico también puede servir de iniciativa para cualquier otra nación o institución educativa
Imaginemos que en cualquier universidad sus operaciones diarias generan un gran consumo de energía eléctrica que se emplea en climatización, funcionamiento de los equipos de computo, de fotocopiado, refrigeración y maquinarias especializadas, ahora imagínense el crecimiento del consumo si entre los planes de esas instituciones está el crecimiento de la comunidad universitaria, la infraestructura y el equipamiento.
Para hacer frente al crecimiento en el consumo energético, la Ibero tiene en su Plan de Acción: Monitorear el consumo energético de la universidad, realizando un diagnóstico de los aires acondicionados, que incluya inventario, uso y cargas para estimar el costo energético que representa, e identificar áreas de oportunidad para reducir el consumo energético.
También se plantea «definir lineamientos institucionales de uso, mantenimiento y adquisición de equipos de aire acondicionado. Realizar un diagnóstico de los refrigeradores y enfriadores, que incluya inventario, uso y cargas para estimar el costo energético que representa e identificar áreas de oportunidad para reducir el consumo energético».
Cultura ambiental como meta final
Como recordó Ramos, estos planes, aquí mencioné unos cuantos pero son más las líneas de acción, han encontrado resistencia por parte de algunos integrantes del personal de la Universidad, porque consideran que si las cosas se han hecho de una manera y han funcionado, para qué cambiarlas en nombre de una cultura ambiental. Ahí está el reto, hacer que todos los que conviven en un lugar, sea, casa, edificio, empresa o universidad entiendan la importancia de ser cada vez más «verde» más comprometidos con el globo azul en el que vivimos.
Afortunadamente, alumnos y profesores de la Ibero muestran cada vez más interés en estos temas, llegando a desarrollar programas, talleres y servicios que buscan crear esa cultura ambiental, que genere nuevos hábitos en la comunidad universitaria y ser ese «efecto multiplicador» que se requiere en el tema ambiental, buscando un «consumo responsable, la adopción de patrones de movilidad sustentable, la separación y la reutilización de residuos y la alimentación sustentable», porque debemos recordar y tener presente que este es el único mundo que tenemos y debemos hacer que las generaciones futuras tengan conciencia del planeta en que el todos vivimos, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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