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Cuando el trayecto importa más que la meta

  • Foto del escritor: VP Producciones
    VP Producciones
  • 7 mar 2013
  • 1 Min. de lectura

En 1917, dos cartógrafos llegan al pueblo de Ffynnon Garw, enviados por el gobierno a elaborar el nuevo mapa del país de Gales. Los habitantes del lugar están orgullosos de una colina cercana al pueblo, a la que denominan «la primera montaña de Gales». Al realizar la medición respectiva, los cartógrafos informan que por la altura que tiene, no puede ser considerada montaña, sino colina, ya que le faltan 15 pies. Por esto, el pueblo entero colabora para solucionar esa pequeña diferencia.


Ese es el argumento de la película británica «El inglés que subió una colina pero bajó una montaña», protagonizada por Hugh Grant, una cinta que nos habla del esfuerzo de un pueblo por transformar una colina en montaña, a las que se les denomina así por tener elevaciones de más de 700 metros a partir de su base (menos de eso es una colina).

Si en 1917 fue una odisea para estos cartógrafos del cine

elaborar ese mapa y subir a una colina para bajar de una montaña, en enero del 2013, específicamente el día 29, fue la fecha para dar inicio a una aventura en la que 93 pilotos de parapente ascendieron la montaña más alta del continente africano, el ­Kilimanjaro,  para despegar desde la cima, siendo esta la primera vez que se hace una actividad de este tipo en el lugar.


Aunque existe una restricción que prohíbe el uso de parapentes en el Parque Nacional del Kilimanjaro, las autoridades del  gobierno de Tanzania, con el apoyo del Ejército y la Autoridad de Aviación Civil, permitieron que los pilotos de todas partes del mundo participaran en el evento Wings of Kilimanjaro (Alas del Kilimanjaro).

El relato de esta travesía nos la ofreció el equipo de DLB

Group en una nota de prensa donde destacan que «la expedición, formada por pilotos de 27 países del mundo, partió desde la base del Kilimanjaro el 29 de enero. Los participantes, ascendieron en grupos por la ruta Machame, acompañados por los “porteadores” y guías de la montaña y un grupo de 3 médicos equipados para cualquier emergencia.  Es la primera vez en la historia que un grupo tan grande, alrededor de 500 personas en total, asciende en una misma expedición hacia una de las 7 cumbres más altas del mundo».


Sin embargo, el día 4 de febrero y tras varios días de ascenso – luchando contra el mal de altura, la deshidratación, y las bajas temperaturas – llegaron a la cumbre: Pico Uhuru a 5.895 msnm. «Acamparon en el cráter de este volcán inactivo para esperar las condiciones atmosféricas apropiadas y realizar el vuelo en parapente.  Sólo 8 pilotos permanecieron en la cima con temperaturas entre -20 y -30°C, hasta el último día de permiso para intentar el vuelo, sin embargo, las condiciones no mejoraron, por lo que debieron descender el 7 de febrero a pie para encontrarse con el resto de los participantes».

Uno de estos  aventureros que intentó descender en parapente fue el

venezolano Pável Alcócer, y aunque el grupo no logró el objetivo personal, sí permitió  que Wings of Kilimanjaro recaudara «la cantidad de 520 mil dólares para apoyar a las fundaciones One, Plant With Purpose y Worldserve International, las cuales trabajan para proveer de agua y educación a las comunidades de la región del Kilimanjaro, además de establecer programas de saneamiento y reforestación».


De acuerdo a la nota de prensa,  «Pável Alcócer, único piloto venezolano en participar en este distinguido evento, e Ylbert Ríos, fotógrafo y coproductor de la expedición, afirman que ha sido una gran experiencia, no sólo la aventura de estar en la montaña más alta de África, sino poder observar la felicidad en los niños y la población de Tanzania al recibir el apoyo que tanto necesitan».

Como esta fue una actividad de conservación y rescate de la ecología, Panasonic de Venezuela apoyó las actividades del grupo nacional junto a PDVSA la Estancia.


Si bien Alcócer no descendió de la montaña con la gloria que tuvo Hugh Grant en la película, sí expresó que luego de esta experiencia «espera que próximamente, se puedan hacer actividades de este tipo en los parques nacionales del país, para promover el turismo y cuidado de los hermosos parajes de Venezuela, además de apoyar a instituciones benéficas que lo necesiten».

No siempre obtener los laureles y coronar nuestras metas es lo más

importante, porque como dice un adagio: no importa el destino sino la travesía, y en el caso de Alcócer y de Ríos, la experiencia de haber participado en esta aventura es algo que tendrán para contar por mucho tiempo, y servirá para que otras empresas también pongan su granito de arena en materia de actividades eco amigables y responsables con el ambiente, como lo hicieron en este caso Panasonic de Venezuela y Pdvsa La Estancia, o esa es mi Visión Particular.

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