Cuando me atrape el silencio y mi cuerpo se confunda con la tierra me refugiaré en un lapacho
Y saldré a caminar a mi Carmen en cada primavera. Y por las noches de Enero.
Camino de Las Maderas, tomaré la luna por caja y tocándola despacito,
cantaré alguna baguala para no olvidar la raíz que me dio mi mamá.
Fragmento de la obra «Viejo Pozo del Abarrogo»
Viajar nos permite conocer más del mundo, sus costumbres, sus personajes y su geografía.
América es una tierra extensa que tiene mucho que ofrecer y yo quiero conocer lo más que pueda de este continente porque como siempre he dicho: “soy un ciudadano del mundo” y todo me interesa.
Con este pensamiento, algo de suerte y apoyo de amigos, llegué a El Carmen, municipalidad argentina que está situada entre las intersecciones de la Ruta Nacional Nº 9 y la Ruta Nacional Nº 66, a 25 kilómetros de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia de Jujuy.
El Carmen, con una población de 12 295 habitantes – de acuerdo al censo del 20011 -, es una zona que presenta ríos y planicies para deleitar a quienes buscan un mayor contacto con la naturaleza y disfrutar de los placeres que ofrecen las aguas de esta región.
En el siglo 18, por solicitud de Bernardo Espinosa de Los Monteros, benefactor de las tierras que hoy ocupan los principales lugares de El Carmen, llega desde Perú la imagen de la virgen de El Carmen, patrona de esta municipalidad. La imagen está en la actualidad en la Iglesia de la localidad
La Plaza fue inaugurada alrededor de 1930 y – como sucede en todo país que tiene vida – ha experimentado diversas modificaciones hasta adquirir la apariencia que presenta en la actualidad. En la plaza destaca un aljibe que recuerda cuando los esclavos hacían filas para obtener agua. Alrededor de la Plaza están las edificiones típicas de los tiempos de la colonicación: El Palacio Muncipal, la Iglesia, La biblioteca Domingo T. Pérez y la escuela primaria n° 6 Dr. Joaquin Carrillo, cuya construcción es del 23 de mayo de 1909.
Pero mi interés al hacer este escrito es contar los diques que posee El Carmen. La Ciénaga y Las Maderas son verdaderos espejos de agua donde las actividades acuáticas, como la pesca, el paseo en catamarán y la contemplación de la naturaleza son los atractivos más buscados.
La Ciénaga es el dique más pequeño. Cuenta con una hostería donde hay servicio de alojamiento, restaurant y confitería. Al pie del murallón del Dique, está ubicado el Camping Municipal, que tiene una capacidad para 1,000 personas.
El camping posee el balneario más grande de la provincia, asadores, sanitarios y duchas, servicio eléctrico, canchas de vóley, fútbol y básquet, y ofrece paseos botánicos, cabalgatas, alquiler de carpas y bungalows.
En el caso del dique Las Maderas este tiene la forma de una mano. Mientras lo visitaba, desde la colina me informaron que los pescadores de la zona llaman al dique como «la mano», ya que es posible divisar las entradas de la tierra al agua como unos dedos y así son identificados: el primer dedo, el segundo dedo, etcétera. Se puede recorrer la zona del dique las maderas, en catamarán contando con todos los servicio a bordo para pasar un día en familia.
Tanto el dique La Ciénaga como Las Maderas se pueden observar a través de un camino de cornisa que comunica Jujuy con la provincia de Salta.
Aunque no soy hombre de pasar horas sentado para conseguir una buena pesca, los interesados deben saber que las zonas ideales son el Río Lavallén y el Río San Francisco (habilitados desde el 30 de marzo hasta el 30 de noviembre), y en ellos se puede pescar bagres, bogas, dorados, surubís, armados, dentudos y pacús.
Otro lugar para la pesca deportiva es la laguna de Yala donde se pueden encontrar pejerreyes, aunque su uso está permitido únicamente los días sábados y domingos entre las 07:00 y las 24:00 horas.
En El Carmen no todo es agua, pesca o transporte fluvial, también es una zona de importancia económica por su dedicación al cultivo de tabaco, la ganadería y la industria vitivinícola.
Si ya el ambiente natural no fuera suficiente para decidir visitar esta localidad, uno no puede dejar de resaltar el trato de su gente, son cariñosos, atentos y muy preocupados por hacer que la estancia de los turistas sea lo más agradable posible. Ese calor se puede apreciar en el Paseo de la Amistad, que recibe a los visitantes con un hermoso cartel sobre lo que es para estos habitantes este estado del alma y recuerdan a quienes ya no están en el plano físico, pero dejaron un gran recuerdo.
Por su cercanía con Bolivia, unas 8 horas la separan de la frontera, hay mucha mezcla en su fisonomía, nada que ver con los argentinos “porteños” o del sur del país. Aquí en Jujuy son más bien morenos, con rasgos indígenas muchos de ellos, recordando mucho las facciones de los bolivianos.
Si algo le falta tiene esta municipalidad – principalmente a sus calles – es un buen asfaltado en sus vías. Es fácil ver avenidas con piedras y mucho polvo, lo que también sucede en muchos lugares de América. Las que tienen asfaltado poseen una capa muy ligera que en cualquier momento – o paso de camión – se levanta. En materia de vehículos se pueden ver carros del último año, junto a reliquias con un pasado glorioso que aún circulan por las calles. El combustible usado en el Carmen viene en dos formas: En forma de gas con bastantes etscaiones de servicio, con un precio bastante accesible y mejor que el segundo combustible que es la nafta, cuyo precio es más elevado. También hay suficientes estaciones de servico para llenar el tanque de gasolina. Lo usual es que los vehículos tengan los dos sistemas y usen nafta o gas de acuerdo a la necesidad de cada quien y el trayecto que hagan.
Las casas están construidas en muchos casos con bahareque o con ladrillos rojos, algunas son muy humildes, pero también se pueden ver algunas con una gran inversión, mayores detalles y lujos, como en todas partes.
Para los interesados en los temas religiosos, El Carmen no solo tiene su iglesia principal, que data de 1948, también podemos ver el Salón del Reino de los Testigos de Jehová, la Iglesia Adventista del 7° Día o la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, así quer la Fe está salvada.
Quienes me conocen saben que no puedo viistar un lugar sin ir a su cementerio y El Carmen no es la excepción. En este Municipio el camposanto Nuestra Señora del Carmen está a las afueras de la ciudad. No es muy grande y se recorre rápido. Se pueden comprar flores antes de llegar o frente a la entrada. Hay personas que limpian las lápidas en casa que los deudos no puedan hacerlo con regularidad. ¿Leyendas? Cuentan que hay una zona donde a cierta hora de la tarde noche se escuchan voces de niños como jugando.
El terminal de pasajeros es pequeño pero llegan algunas líneas desde San Salvador así que llegar a El Carmen no es problema. Incluso se puede ir a otras poblaciones como Perico, Monterrico, San Antonio o lugares más alejados como Salta.
El tema gastronómico en El Carmen merece un capítulo aparte y bien detallado, así que simplemente nombraré algunas exquisiteces que pueden degustar al estar por aquí. Empanadas, asado, pejerey, humitas, tamales, napolitanas, todo esto acompañado de mate cebado o cocido y bastante vino tinto con gaseosa.
El Carmen no es una ciudad grande en extensión pero sí lo es en calor, no solo el atmosférico, porque sus habitantes lo hacen sentir a uno como alguien que ha vivido aquí desde siempre y eso se agradece porque como siempre digo “uno debe estar donde lo quieren y lo necesitan”, así que para quienes han preguntado cuánto tiempo estaré entre los carmenses la respuesta es que no lo sé, pero sí estoy seguro que será mientras me quieran en esta tierra, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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