Si alguien tiene un deseo muy fuerte, para que se cumpla debe colocar un gato en su regazo y susurrar en el oído del animal su petición. Después le ofrecerá abundantes golosinas, y si al gato le gustan, el deseo se cumplirá. Pero esto sólo ocurre si es realmente un «gato de los deseos». Aunque nadie sabe de su existencia con seguridad, porque trae mala suerte si alguien cuenta que gracias a su gato su deseo se ha hecho realidad.
Según una superstición del pueblo turco, su líder Mustafa Kemal Atatürk (fundador de la República de Turquía), renacerá algún día y se reencarnará en un Angora Turco blanco con un ojo verde y otro ámbar. Es por esto que los gatos con ojos dispares son reverenciados en Turquía y reciben el nombre de Ankara kedi.
La relación del Islam con los gatos es muy curiosa: un devoto de Mahoma debe respetar y cuidar a todas las criaturas de Alá. Debe alimentarlas, pero no permitirles que compartan su mismo espacio vital. Por esta razón, los mercaderes turcos, especialmente los vendedores de alfombras, tienen a sus Angoras Turcos en sus tiendas y almacenes.
De esta forma, este grupo social relativamente adinerado ha conseguido preservar esta raza y ayudarles a reproducirse sin contradecir sus creencias y sin tener problemas existenciales. Y por ello, el Angora Turco es también un símbolo de cierto «status» social y se considera que, si alguien te lo regala, te concede un gran honor.
Fotos: Francisco Lizarazo
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