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Gatos…Gatos… Poemas

A un gato que no volvió

Ya no te veré más                                       Llegó hasta el universo,

durmiendo a gracia suelta:                         ira y amor a una,

no volviste jamás                                         el eco en el reverso

de tu amorosa vuelta.                                 siniestro de la luna.

Gatos (161)

Con una gata blanca,                                   Y un encolerizado

mira qué mala suerte:                                 te enmudeció en el frío:

la gata era la blanca                                  no más a nuestro lado

de la Señora Muerte.                                 duermes, amigo mío.

Gatos (112)

La leche está servida,                                 Tu cuerpo es hoy la sombra,

estálisto el pescado;                                  las nubes son tus manchas,

tu silla preferida                                       y sólo ahora te nombra

en vano te ha esperado.                               el silencio a sus anchas.

Gatos (125)

Tu paso era ligero,                                     La leche está servida,

tus modales corteses,                                 está listo el pescado;

y fuiste tan sincero                                     tu silla preferida

que me ignoraste a veces.                             ya se ha desesperado.

Gatos (151)

Me hablabas tú muy suave,

yo nunca te entendía;

mas fue una falta grave

tu enorme melodía.

A un gato mientras se baña

Lámete bien la garra oculta en seda

y oreja tras oreja limpia y pule;

tu vanidad con el orgullo emule

por ver qué flanco más lustroso queda.

Verdad grande será que nunca pueda

Gatos (70)

llamarte amigo; no hay quien disimule

mejor que tú su ser, ni ser simule

tan familiar que todo asombro ceda.

Mas no es tan natural ue seas tú mismo

ni que pueda yo verte y conocerte

perfecto ahí como si en un segundo.

Por más que disimules, un abismo

serás como también el yo saberte

conmigo aquí en lo que llamamos mundo.

Vida de gato

Desde la seda negra

de la mancha,

hasta la punta negra

Gatos (168)

de sus ansias,

la vida se le ajusta

como un guante

-como le ocurre al nombre

con la imagen.

(No se equivoca nunca,

siempre vuelve

a ser lo que es ya sueño)

– ¡de tan leve!

El gato de mi casa

Bendito el gato de mi casa

Gatos (85)

porque no hay otro Paraíso para él

ni más Eternidad

que el sitio al sol donde ahora duerme.

De modo que mi casa a salvo está

mientras él sueñe.

Poemas de Eliseo Diego

Fotos de Francisco Lizarazo

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