La primera vez que oí hablar de ellas fue por el escándalo que se armó cuando los planos de una pistola para su reproducción en 3D aparecieron en internet. Era posible tener una pistola como quien imprime un documento.
Bueno no tan fácil como mandar un documento a la impresora de la casa o de la oficina, pero en teoría, existía la posibilidad de imprimir cualquier cosa con volumen.
Pero ¿qué es una impresora en 3D?
Es un dispositivo que permite generar un objeto «sólido tridimensional mediante (y ahí radica la principal diferencia con los sistemas de producción tradicionales) la adición de material. Los métodos de producción tradicionales son sustractivos, es decir, generan formas a partir de la eliminación de exceso de material. Las impresoras 3D se basan en modelos 3D para definir qué se va a imprimir. Un modelo no es sino la representación digital de lo que vamos a imprimir mediante algún software de modelado. Por dar un ejemplo de lo anterior, con una impresora 3D podríamos generar una cuchara, o cualquier otro objeto que podamos imaginar, usando tan solo la cantidad estrictamente necesaria de material, y para hacerlo deberemos tener la representación del objeto en un formato de modelo 3D reconocible para la impresora».
No es que ya vamos a salir a la calle a buscar una impresora 3D en cualquier tienda, porque hay que aclarar que esta tecnología no es – aún – algo masivo como sí lo son las impresoras de tinta o las laser.
Entonces ¿para qué sirven estas impresiones?
Además del ejemplo de hacer armas de fuego, que es lo menos importante, las impresoras 3D se pueden utilizar para confeccionar piezas de instrumental médico o incluso implantes odontológicos, así como usos en arquitectura, estructuras, educación, el hogar doméstico y adelantos tecnológicos
¿Cómo funcionan las impresoras en 3D?
Hay varias técnicas a la hora de imprimir materiales en 3D, la bibliografía en Internet es muy extensa sobre este tema, pero en principio se usa la fabricación aditiva, que mediante procesos permiten elaborar un objeto desde cero, ya que las máquinas van añadiendo material hasta conformar la pieza final.
Entre las existentes están: Tecnologías de deposición de material plástico, Tecnologías impresión 3D con láser que son las más desarrolladas y conocidas, pero no las únicas.
Las impresoras 3D son en la actualidad una oportunidad de negocio que está en ascenso, basta con ir a las ferias tecnológicas y observar la cantidad de empresas que están ofreciendo estos sistemas para una gran variedad de negocios. Incluso algunas empresas disponen de de equipos más pequeños, casi portátiles, y que incluyen software que imprime a color, vía wi-fi, que incluyen diseños 3D gratis ya pre instalados y en diversos tamaños finales del producto.
Esta aún no es una tecnología barata, ni los equipo son accesibles para todos, pueden costar unos 5 mil dólares, aunque hay anuncios de impresoras de solo 100 dólares, pero si uno saca cuentas de todo el potencial que ofrecen estos equipos, como hace Olaf Diegel – quien imprime guitarras en 3D – es posible visualizar que en un futuro no muy lejano, serán muchas las micro empresas que comenzarán a prestar servicios en 3D, abaratando así los costos y permitiendo desarrollar aún más esta tecnología. Lo que suceda luego quizás todavía no lo hemos imaginado y como todo, habrá quienes lo usen para propósitos beneficiosos para la humanidad, principalmente en el campo de la medicina, como quienes usen el 3D para fines no tan altruistas, como la fabricación casera de armas, pero como decía el filósofo: Amanecerá y veremos, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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