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La depresión es mala consejera

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,

enfermos de pesar, muertos de tedio,

hacen reír como el actor suicida,

sin encontrar para su mal remedio!

Nunca lo conocí, no fue mi amigo, ni llegué a hablar con él, pero reconozco que como dijo Kevin Bacon al final de “Regresando a casa”…me hará falta, porque Anthony Bourdain fue en una época un referente para mi manera de escribir y hacer periodismo. La muerte se lo llevó un viernes 08 de junio del 2018… Aparentemente por: depresión.

El de Bourdain no es el primer ni el único caso, pues en esos mismos días Kate Spade – la diseñadora de modas- e Inés Zorreguieta– la hermana menor de la reina Máxima de Holanda-,  decidieron acabar con sus vidas, al igual que unos años antes lo hiciera Robin Williams– fallecido el 11 de agosto del 2014 – por la misma razón: suicidio, muy posiblemente ligado a la depresión.


La Organización Mundial de la Salud explica que la depresión es «es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional».

La depresión… ¿es una enfermedad?

Para  la  Organización Panamericana de la Salud la depresión «es una enfermedad común pero grave que interfiere con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. La depresión es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Algunas investigaciones indican que el riesgo genético  para la depresión es el resultado de la influencia de varios genes que actúan junto con factores ambientales y otros factores de riesgo. Algunos tipos de depresión tienden a darse en familias. Sin embargo, la depresión también puede ocurrir en personas sin antecedentes familiares de depresión. No todas las personas con enfermedades depresivas experimentan los mismos síntomas. La gravedad, frecuencia y duración de los síntomas varían dependiendo de la persona y su enfermedad en particular».


En materia de números, la OMS calcula que la depresión «afecta a más de 300  millones de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años».

¿Qué contribuye a la depresión?

Siguiendo con la OMS, la depresión «es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, traumatismos psicológicos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión. Hay relaciones entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa».

¿Cuál es el peligro de la depresión?

Muchos suicidios se producen «impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos».


Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y los reclusos. Con diferencia, el principal factor de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio.

¿Los suicidios son prevenibles?

La OMS asegura que «existen algunas medidas que se pueden adoptar entre la población, los grupos de población y las personas para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo».

  1. Restricción del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos);

  2.  Información responsable por parte de los medios de comunicación;

  3.  Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol;

  4.  Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo;

  5.  Capacitación de personal sanitario no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas;

  6. Seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.

  7. Las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación. Esas actividades deben ser amplias e integradas, dado que ningún enfoque individual por separado puede tener efecto en una cuestión tan compleja como el suicidio.

Tener personas que nos apoyen, nos brinden su amistad, sin que necesariamente sean familiares o amigos íntimos, solo que estén en el momento adecuado  y nos brinden una mano, así estén a miles de kilómetros, puede ser beneficioso cuando nos sentimos deprimidos. Una mirada distinta a nuestros problemas puede darnos infinidad de soluciones a eso que nos angustia en un momento.

¿Cómo reconocer a un deprimido?

Las señales y síntomas de la depresión clínica son:

  1. Persistente estado de ánimo triste, pleno de ansiedad o “sin sentido”

  2. Cambios en los hábitos de sueño

  3. Reducción del apetito y pérdida de peso o aumento del apetito y aumento de peso

  4. Insatisfacción y desinterés por actividades que antes disfrutaba, incluyendo el sexo

  5. Inquietud, irritabilidad

  6. Síntomas físicos persistentes que no responden a tratamiento, tal como dolor crónico o trastornos digestivos

  7. Dificultad para concentrarse en el trabajo o la escuela, o dificultad para recordar cosas o tomar decisiones

  8. Fatiga o pérdida de energía

  9. Sentimientos de culpa, desesperanza o inutilidad

  10. Pensamientos de suicidio o muerte

La depresión se puede tratar y al experimentar algunos de estas señales, lo recomendable es hablar de sus sentimientos con alguien de su confianza, porque la mayoría de las personas se sienten mejor tras hablar con alguien que se preocupa por ellas.


Si tiene miedo o le da pena hablar con algún familiar solicite ayuda profesional. Hablar con un médico es un buen punto de partida y muchas veces somos más abiertos a hablar con un desconocido.

  1.  No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos. Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de  un pequeño paseo.

  2.  Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas, ya que estos productos pueden empeorar la depresión.

Al igual que al famoso actor británico  David Garrick – inmortalizado en un poema por Juan de Dios Peza – muchas veces podemos sentir que «nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única ilusión, la de la muerte». Son en esos momentos en que debemos recordar que para la depresión no hay una solución mágica, solo pequeños pasos que debemos ir dando para tratar la enfermedad.  El primer paso es aceptar que usted o alguien de su familia necesitan ayuda. Eso sí, no hay tratamientos con respuestas inmediatas, todo llevará tiempo y eso hay que tenerlo presente.


Sentirse deprimido no es algo para tomárselo a juego, porque podríamos estar poniendo en riesgo nuestra salud, así que ante el menor síntoma no se hagan los «agrandados» tómenlo como un alerta de nuestro organismo y actúen en consecuencia, sus familiares y ustedes mismos lo agradecerán… evitemos ser parte de las estadísticas de personas que anualmente cometen suicidio, porque sí es posible prevenirlo, o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

PD: Imágenes de pixabay.com

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