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Leyendas de gatas tricolores

El sol estaba cansado de la responsabilidad de ser el centro del universo y quería pasar un día en la tierra, libre y sin obligaciones. Pidió ayuda a su amiga la luna, la cual decidió cubrirlo durante unas horas en uno de los días más brillantes del verano.


El sol, liberado, se introdujo en una gata negra, ya que este animal era lo suficientemente sigiloso para pasar desapercibido, pero a la vez ágil y rápido para permitirle ver muchas cosas en poco tiempo00


Pero resultó que la luna olvidó avisar al sol cuándo comenzó a separarse y este tuvo que volver al cielo apresuradamente y en su huida se dejó varios rayos en el interior de la gata. Estos salieron al exterior y tiñeron su pelaje de línea naranjas y blancas que se mantuvieron en muchas de sus descendientes, como una señal de que en un tiempo, una de ellas alojó en su interior al astro rey.


Otra historia antigua nos sitúa en un antiguo templo tibetano. Sus monjes estaban enfrentados, no se daban puesto de acuerdo en nada y las discordias protagonizaban todas sus reuniones. Decidieron hacer ayuno y ver si así encontraban la solución a sus problemas. Pero en esto que el primer día apareció en el templo una hermosa gata tricolor, blanca, negra y marrón que nada más llegar parió tres gatitas de sus mismos colores.


Pasaron los días y los monjes tan solo hablaban de la gata, de las monerías de sus pequeños bebés y de lo tiernos y graciosos que todos ellos eran. Volvían a sonreírse y todos se mostraban de acuerdo en un tema por primera vez en mucho tiempo. Tras mucho meditar, decidieron que la gata les había traído la paz y que en todos los templos debería de haber al menos una tricolor para crear la armonía que necesitaban.

Fotos: Francisco Lizarazo

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