top of page

Tlaxcala… entre arte prehispánico y colonial

Nuestros antepasados, ellos los que hablan aún nuestros dialectos originales, raíces indígenas pintadas de verde, blanco y rojo, dueños de la verdadera cosmología mexicana, la identidad que llevamos en nuestra sangre, tradiciones indígenas que maravillan al mundo y que en varias partes del país se encuentran olvidadas… muchos en la marginación, pobreza y el desdén de gobernantes corruptos, mientras que nuestra cultura subsiste en lo emancipado, ya que los dueños del sistema, solo brindan limosnas de sus saqueos a este tipo de proyectos o como es costumbre, les sirve como medio de promoción para disfrazar sus iniquidades y cínicos latrocinios que sagazmente ocultan.

Foto 1 slide pag inic, slide art sem

La realidad de los artistas indígenas, suele ser -en varios casos- prostituido por intereses políticos o empresariales, sin admirar el verdadero valor de nuestro talento nativo, por ahí… entre callejones, artesanías que teje con sus manos desgastadas alguna viejecita, un guitarrista desolado que interpreta sus temas en alguna oriunda lengua mexicana o alguna pieza indígena exhibida en museos europeos, mientras que su autor no tiene que comer y así… viven su desventura muchos hermanos de nuestra nación.

En fin, mejor viajemos a tierras milenarias, la artesanía de México y en el sentimiento… nuestros otomíes, hermanos del maíz, lírica en náhuatl, danzas entre la jota carnavalesca, sabores del mestizaje, edificaciones que reflejan el arte colonial, cerámica de Talavera en San Pablo del Monte, bordados de Ixtenco, los alebrijes toman vida en Ixtacuixtla… y “¡Fuiste tú la raíz de la nación!” afirma el “Himno a Tlaxcala”, escrito por tu hijo Carlos Cea y Díaz.

La “Cuna de la Nación”, habitado en sus inicios por grupos nómadas, sitio con una gran historia precolombina en aquella Tlaxcallan, que tuviera constantes roces políticos con el imperio de Tenochtitlán y que en las batallas de Cortés con los tlaxcaltecas, al derrotar a este ejército indígena, diera paso a una alianza con los peninsulares en el periodo de conquista. Fundado en 1522 y protegido por la Nueva España, el virreinato ibérico les permitió tener su propio gobernador, logró varios títulos, así como preferencias por parte de la Corona y a finales del siglo XVI, fue el sitio donde 400 familias fueran enviadas a poblar varias partes del norte del país, a lo que se conoció como la “Gran Chichimeca”.

En la etapa de independencia, destaca la labor del cura e insurgente Mariano Matamoros en estas tierras, la entidad logra integrarse como estado libre y soberano en 1856. En 1910, Juan Camatzi junto con otros revolucionarios crean el Partido Antireeleccionista de Tlaxcala y el 1 de abril de 1911, los maderistas ganan las elecciones dentro del estado. Otro dato que vale la pena destacar, es que gracias a la Constitución de 1917, el movimiento laboral y agrario tlaxcalteca, logra eliminar la explotación de los hacendados, al ser obligados a pagar salarios, así como respetar las jornadas de ocho horas de trabajo.

Respecto a sus atractivos turísticos, Tlaxcala cuenta con varias edificaciones coloniales religiosas, principalmente de la orden franciscana, como uno de los primeros cuatro conventos en América Continental, la Catedral a la Virgen de la Asunción, sus famosos toros de lidia, la Gran Feria de Tlaxcala realizada desde 1963 y que dura 25 días, San Miguel Xoloxotitla, capital del taco de canasta, y que desde el 2005 celebra su Feria dedicada a este alimento tradicional.


Huamantla… magia colonial, la tauromaquia y sus títeres


Pueblo mágico fundado por los conquistadores ibéricos el 18 de octubre de 1534, cuenta entre su arquitectura con el ex-convento de San Luis Obispo, edificado en el siglo XVII y de estilo barroco; la Parroquia de San Luis de Tolosa, con su cantera gris o el Palacio Municipal, que exhibe una reproducción en relieve del famoso “Códice de Huamantla”, pero sus haciendas como la de Santa Bárbara, La Compañía o la de San Francisco Soltepec, tienen una historia de construcción de cuatro siglos, además en la de Soltepec te puedes hospedar, ya que se encuentra completamente restaurada y por ahí, tomarte algún pulque o curado.

La oferta en pinacotecas es variada, ya sea que visites el Museo Taurino, para que “calmes tus ansias de novillero” al admirar los carteles de inicios del siglo XX, capotes, trajes, maquetas y otras piezas de la tauromaquia; pero tal vez prefieras darte una vuelta por el Museo Nacional del Títere, sitio que cuenta con distintos títeres de varias partes del mundo, así como una gran colección que Rosete Aranda presentó en cine y televisión.

En lo que se refiere a festividades, el 14 de agosto la “Noche en que nadie duerme”, es famosa por los tapetes de aserrín teñido, donde bellos diseños de flores, estrellas, grecas y otras figuras, se exhiben entre las calles principales de las iglesias y templos del mágico poblado y que en la madrugada, la imagen de la Virgen cruza por estas lindas creaciones de arrabal, acompañada por cirios, cantos, oraciones y fuegos artificiales. El día siguiente, la “huamantlada” da inicio al soltar toros por las calles, además se realiza una caravana de carros alegóricos y se corona a la reina de esta feria.

La gastronomía de los huamantlecos, es toda una delicia, platillos como la barbacoa de hoyo, mixotes, chinicuiles o el mole de guajolote son muy solicitados entre los restaurantes de la entidad, aunque sus artesanías como los bordados de canutillo de los otomíes, algún títere o un pintoresco tapete pueden ser un buen recuerdo.


Cacaxtla… muralismo prehispánico

Foto 3 slide art sem

Olmecas-xicalancas dominaron esta zona del valle poblano-tlaxcalteca, durante el periodo del 100 al 1100 d.C., civilización que poseía una ubicación estratégica y nombrada originalmente como Yancuitlanpan o “Tierra nueva”.

La zona precolombina de Cacaxtla, cuenta con un gran bastimento de 200 metros de longitud por 25 metros de alto, al destacar su sorprendente “Mural de la batalla”, el cual retrata una escena de dos grupos guerreros, de un lado los hombres jaguar olmecas y del otro el enemigo huasteco con sus guerreros pájaro, lo curioso, es que varios personajes cuentan con rasgos mayas y zapotecas. Otra zona arqueológica de este poblado es Xochitécat, que cuenta con cuatro pirámides y estos dos destinos prehispánicos, posen un museo local con distintas piezas de aquella remota época.


Por su parte, la influencia virreinal también se hace notar en esta localidad, al presumir una de las Parroquias más preciadas de Tlaxcala… el templo de Santa María, de estilo barroco y al interior un bello altar bañado en oro. También, este destino cuenta con cinco haciendas, edificadas principalmente en el periodo del porfiriato.

Otros de los encantos de Cacaxtla son sus artesanías, principalmente la cestería y su principal fiesta es el Carnaval de Nativitas, celebrado los días 16, 17 y 18 de marzo, donde las bandas de viento y los trajes típicos de los danzantes son todo un espectáculo.


Glen Rodrigo Magaña

Comments


Envíame un mensaje y dime lo que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© 2024 Creado por VP Producciones 

bottom of page