«Al ir a dormir lo primero que revisas es que no haya ningún
mensaje nuevo en tu bandeja de entrada, llamadas perdidas o un chat abierto y prefieres poner tu Smartphone lo más cerca posible».
Esta es la crítica que una persona le hacía a su pareja por el excesivo control y dependencia que tenía sobre el celular.
Pero además de la dependencia a la tecnología, el uso excesivo de estos aparatos puede originar «dolores de cabeza persistentes, olvidos repentinos, cansancio constante y bajo rendimiento», ya «que las luces y sonidos que producen causan lo que especialistas como el neurólogo Jorge Daza Barriga, denominan como los microdespertares». Según Daza, estos episodios impiden conciliar un sueño profundo, el cual solo es posible alcanzar luego de 60 minutos de sueño continuo y estable.
Si el uso constante – y hasta obsesivo – del celular produce desordenes en la salud de quienes abusan de ellos, hay otra amenaza no menos importante, y tiene que ver con la seguridad personal.
En la película «ladrona de identidad» Diana (Melissa
McCarthy) tiene todo lo que siempre soñó, el único problema es que todo es robado, usando una identidad falsa, con la que se hace pasar por Sandy Bigelow Patterson, un hombre de negocios, que vive al otro lado del país, y que cuando se entera emprende una búsqueda para capturarla.
Este argumento pudiera parecer salido de la imaginación de cualquier escritor, pero resulta que la «tecnología más reciente en nuestras manos nos permite comunicarnos velozmente desde cualquier espacio o momento y lamentablemente nos permite revelar información sensible para la familia en tiempo real».
Esta advertencia la hacen desde la empresa Evenseg, especialistas en seguridad, quienes alertan sobre la necesidad de «limitar el espectro y la gama de datos personales que ponemos en vitrina. No debemos convertir nuestros perfiles y equipos en fichas de una base datos con acceso no restringido a potenciales amenazas».
Con la miniaturización de los equipos celulares, y tablets, ahora estos dispositivos son más fáciles de porta
r, aunque también son propensos a perder, lo que nos obliga a protegerlos «mediante clave maestra de acceso. Los fabricantes de mayor presencia en el mercado incluyen en su software herramientas para que podamos localizar nuestros dispositivos y más importante aún, funciones para que podamos borrarlos a distancia protegiendo nuestra información que allí esté contenida».
Una sugerencia es que los contactos en nuestros celulares y equipos portátiles estén clasificados por «nombre y apellido sin expresar el parentesco que nos vincula con la persona».
Muchos gustan de usar el GPS o cualquier otra aplicación que emite «mensajes si alguna persona del grupo familiar o laboral ha llegado a la casa o la oficina», lo que es de gran utilidad porque «podrían indicarte con precisión donde se encuentran tus hijos en este momento».
En la llamada «cultura de la inmediatez» no debemos descuidar nuestro entorno por estar pendiente de la llegada de un mensaje o correo. Enviar mensajes en tiempo record y esperar a
que nos respondan es «sin duda el mal hábito del momento».
La conclusión es que es «necesario mantener un bajo perfil y estar muy conscientes de cuáles son los momentos adecuados antes de bajar la cabeza, disminuir nuestros niveles de atención y ser potenciales víctimas del delito por dedicarnos por entero a compartir y comunicarnos a través de estas pantallas táctiles tan de moda».
La seguridad es un tema que nos atañe a todos, siempre pensamos que los sucesos le ocurren a los otros, pero – lamentablemente – esos «otros» podemos llegar a ser nosotros en algún momento, o esa es mi Visión Particular.
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