Hay planes que son redondos.
Hace unos días viví una experiencia gastro así. Y quiero compartirla contigo por si la quieres experimentar también.
Fue en Madrid. No sé si sabes pero ahora estoy de viaje, entonces como despedida mi chico –el chef- y yo nos fuimos de cena romántica.
El viaje es por dos semanas y media solamente, pero somos así de ñoños 🙂
La salida fue redonda porque todos los sitios que visitamos nos sorprendieron por diferentes razones y una cosa así hay que compartirla. Te cuento por partes…
Taberna Sancho Panza
Ya una vez publiqué algo sobre este lugar en mis redes sociales.
La terraza en verano de Sancho Panza
Me encanta porque es un bar pequeñito, de los de siempre, en pleno centro, casi enfrente del mercado San Miguel.
El Sancho Panza es manejado por un camarero muy majo que sirve buenas cañas de Mahou en mesitas cuadradas de madera. En verano la terraza es muy sabrosa.
Dos cañitas de aperitivo en el Sancho Panza
Es el lugar perfecto para una caña de aperitivo antes de ir a cenar o picar algo en plan informal en invierno, o tomarse una copa afuera durante el verano.
Si alguna vez estás por el centro de la ciudad, pásate por Sancho Panza.
Bar Sancho Panza
Calle Milaneses, 3, CP 28013
Restaurante La Candela
Este sitio fue un descubrimiento muy muy grato.
La Candela es un restaurante que comenzó su andadura en Valdemorillo. El chef Samy Ali maneja los fogones en este local en el corazón de los Austrias, en la calle Amnistía, y la conclusión a la que llegamos es que al paso que van pronto tendrán su estrella Michelín.
La calidad de su cocina y el servicio en general es realmente sorprendente.
Como te imaginarás fue el lugar escogido para cenar. Ofrece una carta compuesta por tres menús degustación con diferentes precios (53, 67 y 79 euros) y distinta cantidad de platos que no incluye bebida. No es un lugar barato, pero vale la pena para darte un gusto en una ocasión especial.
La cocina es abierta y el salón encantador, dominado por tonos claros y una decoración preciosa en la que elementos clásicos, vintage y modernos están mezclados con mucho gusto ofreciendo un bonito espacio para relajarte y dedicarte a disfrutar.
El bonito salón de La Candela
Nuestra mesa en La Candela
Aquí abajo verás las imágenes de los platos que tomamos, pero para hacerte un resumen de lo que yo percibí, destacan los caldos, concentradísimos y con combinaciones sorprendentes, y el trabajo que hacen con las ya clásicas esferas que en su día creó El Bulli de Ferrán Adriá.
Por cierto, tomamos un vino de una bodega que me gusta mucho y descubrí cuando viví en Mallorca: 4 Kilos, ¡la conoces?
El nombre se debe a que la pusieron en marcha dos amigos con el dinero que consiguieron, 4 millones de pesetas. Ya he probado sus vinos 4 kilos y 12 voltios -¡te los recomiendo!- pero en esta ocasión bebimos Gallinas y Focas, un caldo muy especial puesto que en su elaboración participaron los miembros de Amadip Esment, una organización dedicada a las personas con discapacidad intelectual y sus familiares. De hecho, la etiqueta también fue elaborada por ellos.
Vino Gallinas y Focas de 4 Kilos
Vuelvo a La Candela.
La vajilla es muy muy bonita y los camareros sumamente amables; al final nos quedamos hablando con el sumiller (¡lo siento!, no recuerdo su nombre), un chico atento y conversador con el que intercambiamos algunas impresiones. Por supuesto, hubo unos platos que nos gustaron más y otros menos, pero yo hubiese repetido los dos postres tranquilamente.
Te presento lo que comimos:
Los aperitivos: Arriba a la izquierda, chips de calamar, salsa brava, remolacha, arroz de camarón. Abajo y arriba a la derecha: el árbol de bocados intensos, esferificación de leche de tigre, bombón de pies de cerdo, cucurucho de hummus, queso y pepino de menta.
Imagen superior: Sopa de miso inspirada en el cocido acompañada de dumpling de pringá. Imagen inferior: Usuzukuri de corvina, en el centro, una esfera de huitlacoche
La parte superior era una espuma de pepitoria. Debajo había un caldo buenísimo que contenía especias, alubias y cresta de gallo. Muy bueno!
Gyoza árabe, rellena de cordero; en el cuenco descubrí un caldo riquísimo con azafrán, comino, canela, pasas y naranjas chinas
Uno de mis favoritos: Dos versiones de pichón, el de la cajita es pechuga ahumada que al abrirse emite un olor adictivo de tan sabroso. El del plato es el pichón envuelto en berenjena y vino tinto. Es una preparación que invade primero el olfato y la vista y después el gusto. Impresionante!
Postres: Arriba a la izquierda es el prepostre, un refrescantee plato con helado de remolacha, berro, pepino y esfera de queso de cabra. Arriba a la derecha: Winter Abajo a la derecha: Buns masala, pan hindú relleno de chocolate, helado de naranja y almendra crujiente. Abajo a la izquierda: Petit fours
Restaurante La Candela Restò
Calle de la Amnistía, 10, CP Madrid. Tlf 911739888
Fígaro Café
Aquí hicimos la tercera y última parada para tomarnos un licor/copa después de la cena.
El Fígaro Café queda en la misma calle de La Candela y es un bar con aire alternativo en el que hacen conciertos de jazz y ponen buenas copas. Me encantan los sitios así.
Yo me tomé un Amaretto y mi chico una copa en una mesa alta, aunque tienen sillones muy cómodos para beber algo y conversar o incluso leer. Conversamos un rato mientras nos la tomábamos y luego nos fuimos a casa, había que madrugar para ir al aeropuerto.
Fígaro Café
Fígaro Café
Bar Fígaro
Calle Amnistía, 5 Madrid.
Está claro que cada uno de nosotros tenemos nuestro propio concepto de salida perfecta. Para mí esta lo fue, y si tu forma de disfrutar tiene mucha relación con la comida y la bebida (y supongo que es así si me lees) visita cuando puedas estos sitios. Te encantarán.
Laura Elena Vivas
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