La cocina es el lugar más caliente de nuestros hogares, no solo por la llama o la pasión que utilizamos para preparar nuestros alimentos, en el caso de las cocinas a gas, sino porque en este espacio se concentran la mayoría de los electrodomésticos.
En una cocina tenemos – entre otras cosas – nevera, heladera o refrigerador; cocina eléctrica, luces, televisión o radio, así como los diversos equipos que nos ayudan a preparar los alimentos.
Por todo esto, es importante entonces cuidar nuestro consumo de energía, siguiendo algunas recomendaciones como por ejemplo:
Reducir el uso excesivo del microondas y cuando lo hagamos, servirnos de recipientes de vidrio, porque ellos conservan más el calor.
Colocar el refrigerador a una distancia mínima de 10 cm. de la pared y en un lugar fresco, lejos de la luz del sol y el horno.
Desconecta aquellos equipos que no utilices con frecuencia, así estarás evitando el llamado consumo vampiro.
Utilicemos bombillos de tecnología LED, que alumbran más y ahorran energía
Hablando de los focos, desde hace algunos años, las bombillas incandescentes han ido desapareciendo, para dar lugar en nuestros hogares y oficinas a los focos de halógeno, LFC y los LED.
Los halógenos son las bombillas que no contienen ningún metal tóxico, aunque su desventaja está en que utilizan un 25% más de energía que los bombillos tradicionales y duran menos tiempo.
LFC (lámparas fluorescentes compactas) reducen el gasto eléctrico en un 75% y cuentan con una duración 10 veces mayor que los tradicionales bombillos.
LED (diodos emisores de luz) Forman parte de la última generación de emisores de luz, utilizan la mitad de energía que los LFC. Actualmente se está innovando para poder controlarlos a distancia.
Con acciones sencillas podemos colaborar en el ahorro eléctrico de nuestra vivienda u oficina, porque la preservación ambiental es tarea de todos.
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