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Amarillo es lo que luce… aunque no siempre


En este otoño en Argentina, los días son bastante grises, hay frío, por lo que debemos estar abrigados, o más bien vestidos en capas, porque hay calor, sale el sol, llueve, es decir, de todo hay en el clima en un solo día. Pero algo en el ambiente da un color permanente a una primavera que no se olvida. Pareciera que el araguaney venezolano siempre estuviera floreciente en el norte de este país. Pero como dice el refrán… no todo lo que brilla es oro.

Esa flor amarilla que da un grato color al paisaje a veces gris y sombrío se conoce como científicamente como «Tithonia tubaeformis», mientras que popularmente se le denomina andán, andani, palocote, polocote y girasol, pero en esta zona del país es llamada «“pasto cubano» y no se le tiene en muy buena estima, ya que cuentan los especialistas que sus semillas se dispersan por viento, agua de riego, segadoras y rastras, lo que provoca que formen rodales muy densos, sin dejar lugar a otras especies, que se ahogan por falta de luz, de agua y de nutrientes.

Se le dice “plaga cubana» porque hace un tiempo miles de hectáreas de caña de azúcar debieron abandonarse”,

por la presencia de esta planta.

Investigando en Internet, descubrí que  esa linda flor amarilla – como un pequeño girasol- es peligrosa porque una sola planta produce «un promedio de 500 flores y cada flor puede diseminar 40 semillas, es decir, unas 20 mil semillas».

En esta consulta en la web, leí que de acuerdo a Jorge Palacios, docente de las Universidades de Tucumán y Santiago del Estero, esta «plaga» se asentó en banquinas de rutas nacionales, provinciales, de caminos internos y en tierras abandonadas, porque las «semillas germinan con facilidad en terrenos soleados y que, como no acepta la sombra de los montes, invade fincas o tierras abandonadas sin árboles. Llega hasta los cinco metros de altura y muestra hojas grandes de color verde oscuro con láminas triangular- ovaladas que hospedan insectos y enfermedades como la roya”.


Aunque los usos de esta flor son variados, como forraje para animales domésticos, fines ceremoniales o religiosos y como medicina, los especialistas en temas agrícolas indican que es necesario tomar medidas preventivas para evitar su propagación, ya que esto generaría problemas en las siembras.

Este «girasol» que se ve en la zona norte de Argentina es un indicativo de que no todo lo que brilla es oro y que no debemos dejarnos cegar por un lindo color y una bella forma, porque detrás de ello puedo haber más de un problema, o esa es mi Visión Particular, luego de conocer más de la «Tithonia tubaeformis».

Francisco Lizarazo

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