La muerte no debe verse siempre como un tema lúgubre o que da miedo. Eso lo comprobé en mi viaje para hacer el libro de cementerios latinos.
También lo descubrí en México, donde la muerte adquiere una connotación de culto a la vida y para ello basta con ver la celebración del día de Muertos, que difiere totalmente a lo que sucede en otros lugares, porque a lo largo de esta República hay toda una fiesta y celebración con música, comida y mucha diversión.
En los cementerios, la creatividad de los deudos es infinita y lo demuestran con grandes construcciones, como mausoleos, estatuas, cruces y otras imágenes para venerar a quien ya no está con ellos.
Pero la literatura también tiene su manera de rememorar a quienes nos han abandonado y en el siglo XIX – a modo de epitafio burlesco – aparecieron las calaveritas literaria, expresiones de ideas o sentimientos.
Aunque al principio muchas de estas calaveritas fueron censuradas o destruidas porque también eran un vehículo para expresar el descontento con los políticos de la época, las primeras calaveras impresas fueron publicadas en 1849, en el periódico El Socialista, de Guadalajara.
Si bien estas calaveras literarias suelen escribirse en vísperas del Día de los muertos, creo que a lo largo del año se pueden escribir y leer, porque – lamentablemente – todos los días muere gente y debemos recordarlos.
Este preámbulo viene porque caminando por el Parque Miranda, en el estado Miranda de Venezuela, me encontré estos dibujos que aunque están dedicados a combatir la violencia
son un motivo para acompañar algunos versos – no políticos – para este 2015, porque como dice un comercial argentino: Tenés un esqueleto, movelo.
Antes que los mexicanos se molesten porque las calaveritas suelen estar acompañadas por la figura de La Catrina, creada por José Guadalupe Posada y bautizada por el muralista Diego Rivera, lo cierto es que los esqueletos y la Parca siempre serán uno solo y – además – en la variedad está el gusto, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
Calaveritas Literarias
Más que suficientes
«Estaba la calaca flaca
Escribiendo su lista de muertes
Gritando muy entusiasmada
Con estos tengo por hoy
Pues ya son más que suficientes»
Una calaverita literaria
Déjenme que les cuente esta breve historia
Se dice que aquí en la calle de victoria
Sale una calavera con un solo diente
Vaga por las calles buscando gente
En especial a las señoras que se la pasan viendo tele
Lleva un costal en la espalda
Todas están invitadas por si una se quiere ir por su propia voluntad
Y las que no, no se desesperen ella ya viene por una de ustedes.
Bajo la oscuridad
La campana esta apunto de sonar
Si no corres te va alcanzar.
Corriendo, corriendo vas sin poder despertar
La flaca esta por empezar.
Caminando van sin parar.
La noche
Cierra las puertas que la fiesta está por comenzar.
La catrina contenta va, viendo que se llevara.
Pan y tamales por su caminar.
Si no hay nada te llevara sin dudar.
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