¿Puede haber algo más cursi que alguien enamorado? Pues sí, un mimo enamorado.
Cuando sentimos esas «mariposas en el estómago» por alguien somos capaz de «bajarle» la luna a ese ser especial. O podemos convertirnos en poetas, así nunca hayamos leído nada de poesía. Pero cuando Perico está enamorado, hasta un simple rollo de papel higiénico, puede adquirir la belleza suficiente como para transmitirnos los más hermosos sentimientos de amor.
Perico es un payaso, de los que usan nariz roja, no de los otros, pero también es un mimo con sentimientos y sus compañeros los va creando a partir del papel, ese que desechamos con tanta ligereza, como a veces hacemos también con los amigos.
Como todo ser vivo, este protagonista de “Caminito de Amor” quiere crecer para tener una familia, hijos, llegar a la etapa madura de la vida y sentirse satisfecho con los logros, porque la ilusión de trascender siempre está en todos nosotros.
Esta obra se presentó en el Teatro El Pasillo, de Jujuy, con bastante afluencia de público, que se rió y participó activamente en las partes en qle Perico interactúa con los presentes.
Una excusa para viajar
Concluido el espectáculo clown, su escritor e intérprete, Pedro Baldovino, expresó lo mejor que he escuchado en mucho tiempo: Él hace teatro porque es una excusa para viajar, además se divierte con el hecho escénico, agregaría yo, porque en las tablas se ve que disfruta de su acto.
Pero además de viajar, que lo ha hecho por Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil y Uruguay, divirtiendo a los espectadores con las ocurrencias de Perico enamorado, “Caminito de Amor” tiene detrás un proyecto que une a la ONG ENTRECRUZARTE y al grupo “Cuatro quijotes”, que está integrado por cineastas, teatristas, actores y trabajadores sociales, lo que le da un valor adicional a este espectáculo, que ha llegado a los centros penitenciarios, para llevar un poco de alegría a quienes están presos o privados de libertad, según la óptica que se utilice.
Si bien, el espectáculo pareciera ser el amor entre el mimo y el papel higiénico, también se recurre a la ayuda del público y con una asistente femenina «casi» se llega a casar, pero ella no quiso al final, aunque todo esto forma parte de la oportunidad para reírnos, entretenernos y principalmente suspirar por el amor.
Hacer reír, solo con los movimientos, es todo un arte y poder disfrutar de este tipo de espectáculos no solo es un deleite para los sentidos, sino – más importante – para el alma, por eso que “Caminito de Amor” llegué a unos espectadores que están tras las rejas es un acto de nobleza y de admiración que como todo buen teatro debe ser aplaudido de pie, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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