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Cenicienta, el musical ¿con final feliz?

El teatro es la suma de todas las artes. En una obra de teatro podemos ver creaciones artísticas en los decorados, en el vestuario, es el esfuerzo de la literatura por ser representada. La música impulsa y recrea textos. Actores asumen roles que no son propios, sino creaciones de la mente de los escritores, los directores generan nuevas versiones y visiones de obras literarias.

El teatro musical es la suma de todo y más, porque adquiere un protagonismo más allá del acompañamiento. Son músicos los que van a un espectáculo teatral para ver y escuchar una pieza específica.

Los cuentos de hadas son ideales para unir texto, representación y la música generando un ambiente para que quienes asisten a las salas se maravillen con la magia que sucede en escena.

Cenicienta es una historia que de niños – y aún de adultos – hemos disfrutado, ya sea por las películas de Disney o las distintas versiones de otros creadores, porque el amor triunfa por sobre todas las cosas y el bien siempre es bien recompensado.


Lumen Art presentó en el Ciclo de Teatro Infantil y Juvenil la versión teatral – en clave de música – de este cuento. La sala Martín Raúl Galán – altos del teatro Mitre de Jujuy – estaba repleta de niños y adultos, muchos de ellos padres, madres, hermanos, sobrinos de los actores, porque este montaje estaba protagonizado por niños y adolescentes que ven en el Teatro una manera de expresar sus dotes artísticas.

Con una mínima escenografía, un telón que nos ubica en la cocina de la casa de la madrastra, o la falta del telón para ubicar otros espacios, la obra, versión de Marisé Monteiro, recorta la historia original para en unos 40 minutos presentar la totalidad de la historia, sin que pierda sentido.

Los niños más pequeños de la compañía son los figurines, los extras que representan a los ratones, y que dan colorido a la puesta de Luis Medina.


Los personajes protagónicos recaen sobre Cenicienta, la madrastra y sus hijas, la hada madrina, el príncipe y un fiel perro que nunca debe faltarle a la heroína de estas historias.

La niña que hace de Cenicienta realmente resulta una revelación, porque su interpretación es muy sentida y vale la pena seguirla observando en otros roles, si decide dedicarse a esta oficio. De la Madrastra y de las hermanastras de Cenicienta habría que trabajarlas mucho más en el plano de la dirección e interpretación, porque si bien no son malas en escena se le podría sacar mucha más vena de comediantes, principalmente a la madrastra que en su tono de voz recuerda a Moni Argento, de Casada con hijos.

Del hada madrina y del príncipe realmente es poco lo que se puede decir ya que las interpretaciones están muy por debajo de lo mínimo que uno pudiera querer ver en escena, solo sus familiares pueden aplaudir esas actuaciones. La interpretación del perro mascota está bien sin que por eso uno deba quitarse el sombrero. Los vestuarios ayudan en lo posible a crear la sensación de magia y ensueño, sobre todo a la hora del baile.


Donde hay que detenerse es en el plano musical de la obra, que se presenta así como “Cenicienta, un musical con final feliz”, porque las actrices están doblando una pista, al menos lo hacen bien, pero cuando vuelven a su voz natural se pierde todo el encanto. Para eso hubieran doblado toda la obra. No es que quiera que canten en escena, aunque la verdad es lo mínimo que se podría pedir en un musical, pero si hubieran interpretado con sus voces la parte melódica tal vez el resultado hubiera sido mejor, principalmente cuando madrastra y hermanastras cantan y el príncipe habla sin micrófono y sale mal librado de este encuentro.


Al final, los presentes aplauden a sus hijos y familiares por el esfuerzo hecho en escena, pero a quienes vamos a ver teatro nos queda un sabor amargo en la boca, porque el arte escénico es otra cosa y eso no se vio.

Que me digan que son niños y niñas que están aprendiendo y que por eso no se puede ser tan exigentes puede ser verdad, pero no creo que ser una criatura haya detenido a Shirley Temple, Mickey Rooney, Tom Hanks, Pablo Codevila, Andrea del Boca, las Trillizas de Oro, Pablo Rago, entre otros.

Ir al teatro es importante, hacer teatro lo es mucho más, pero que lo sepan dirigir y sacar lo mejor de cada uno a la hora de interpretar un personaje, eso es invaluable, o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

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