¿Qué nos une a una pareja? El amor, la rutina, la comodidad. ¿Es posible que la suegra sea una razón para seguir con alguien? Por otra parte, ¿de qué hablan las amigas cuando se reúnen? la respuesta sin duda es de…Hombres, ¿pero qué se dicen? ¿Cómo piensan ellas de ellos? ¿Será que buscan pagar con la misma moneda los desencantos amorosos? Tal vez las anteriores preguntas sean triviales, pero no por eso dejan de ser interesantes en eso que llamamos vida.
Con el subtítulo de «comedias pasatistas» – que en buen cristiano significa comedias ligeras cuya finalidad es entretener – el dramaturgo Oscar López Zenarruza nos ofrece dos visiones sobre el eterno tema del amor, aunque vistos desde una óptica graciosa y un poco cínica con mujeres que no tienen «pepitas en la lengua» a la hora de hablar sobre su suegra o lo que se debe hacer con los hombres, que aunque casados, buscan divertimento extramatrimonial.
López Zenarruza es un dramaturgo y director de teatro jujeño, conocido por su extensa producción teatral y como muestra de ello hace unos meses presentó una velada de teatro leído (llamado en otras partes lectura dramatizada) de «La chiva cayó al lazo», «Cordón desacordonado», «Vamos a comer» y «Noviazgo», todas piezas inéditas que se lucieron en la sala Raúl Galán del Teatro Mitre en esta forma poco usada en la Provincia de ofrecer arte escénico, pero como dije, se emplea mucho en otras latitudes como México o Venezuela, que tienen festivales de lecturas dramatizadas.
Pero como el teatro no es para su lectura en voz alta frente a un público, sino para ser escenificado y vivido en cada representación, ahora el dramaturgo y director dio cuerpo al texto brindando movimiento a sus personajes para con el Grupo Carromato ofrecer dos comedias, en la misma sala Galán para que amigos, familiares y público en general pudieran ver en escena las ideas del autor.
Conociendo a mi suegra
Aunque la primera de las obras de López Noviazgo se llama Noviazgo, el monólogo interpretado por Berta Assef y con la dirección del propio autor, debería llamarse “Conociendo a mi Suegra”, porque a través de este unipersonal conoceremos a la «joya» que es la mamá del novio de la protagonista y ya veremos por qué.
Del novio realmente se sabe poco, porque – seamos honestos – el papel del hombre en una relación entre madre y novia es como la del pollito en la grama – que no sabe qué hacer y a quien defender de la otra – por lo que esta novia decide contarle al público – más que interesado en estos entretelones de relación suegra/nuera – algunos detalles de la señora y sus ínfulas.
Lo primero que ella nos cuenta es que no sabe si sigue con su novio por amor o para hacerla rabiar a la suegra, y para no hacer que la audiencia piense mal de ella (de la novia claro) procede a contar lo que la señora ha hecho cada vez que alguna amiga suya osa acompañarla en una de las tardes de Té en casa de la futura madre política.
Desde mal trato verbal hasta discriminación por su piel son algunas de las «perlas» que tiene a bien lanzar como dardos envenenados la Señora, mientras novia y novio se quedan pasmados de las ocurrencias y sandeces que dice contra sus amistades. Y no es solo sobre una de ellas, sino que lo hace con otra de las amigas de nuestra protagonista, que le encanta contar los pormenores de lo que hace su suegra en compañía de sus amigas millonarias – algunas venidas amenos pero que no pierden el glamour por sus doble apellidos mientras comen galletas importadas y toman el té – que se burlan de las que menos recursos tienen, o solo poseen un apellido, como si eso fuera motivo para la burla.
Al final, nuestra novia decide darle un poco de su medicina a la suegra y al ritmo de «money money», del musical Cabaret, le hace una broma bastante pesada a su suegra, que no sabemos si cae fulminada porque en ese momento baja el telón mientras las luces se van desvaneciendo.
Este unipersonal nos ofrece una divertida actuación de Assef, haciendo de la novia, que se mueve dentro de un espacio con poca utilería, donde lo principal está en la historia y la manera de ella de contarnos este relato que entretiene y hace que más de uno en la sala se identifique con las actitudes de la suegra. Vi a más de una dama en el público asentando la cabeza como recordando situaciones parecidas.
Vamos a comer
Como segundo platillo de la velada teatral llegó «Vamos a comer», una reunión con dos amigas – interpretadas por Alicia Navarro y Susana Arrieguez – que están en casa de una de ellas decidiendo lo que harán esa noche y ese es un motivo para especular sobre los hombres y la mejor manera de actuar frente a ellos.
Mientras Alicia (que en la vida real es una reconocida cantante de tango de Jujuy) cree que los hombres solamente están a disposición de la mujer, para satisfacer sus caprichos, invitándolas a salir, gastando dinero en ellas, aunque sean las otras… No se espanten, que conozco a varias amigas que piensan así.
Por otra parte. Susana representa a la mujer que cree en el amor, en tomar decisiones de mutuo acuerdo, para quien charlar, quedarse en casa, una llamada telefónico o el refrán «contigo pan y cebolla» están bien para vivir feliz con la pareja.
Como bien puede pensar el lector, estas posiciones crean un enfrentamiento entre ellas. Es que el pragmatismo del personaje interpretado por Alicia es tan fuerte que llama telefónicamente a su «conquista» porque es imposible llamarlo pareja, para que salgan a cenar con algún amigo de él, de esos que tienen dinero, llevando a su amiga para que conozca «mundo» y no vaya a comer «api con buñuelos» que es lo que podría ofrecerle el enamorado.
Sin embargo, los enredos nos llevarán a ver cómo una de las amigas deberá ceder ante la otra y entonces – tragándose sus palabras – se alistará para ir a comer, todo con tal de no pasar sola la noche en casa.
En ambas obras se utiliza la misma escenografía, lo que evita movilizar elementos en escena, porque lo que importa es lo que dicen las actrices, con situaciones jocosas que son perfectas para pasar un buen rato en una noche de sábado o domingo y luego salir a conversar sobre los temas tratados en compañía de la pareja y de una buena cena con vino o cerveza.
Las otras obras del teatro leído de Oscar López Zenarruza, que tienen a Victorino Sánchez como regisseur y a Romina Paredes en la gráfica y programa, están próximas a subir al escenario de la sala Galán, así que vaya al teatro y disfrute, porque la risa también es importante y más si es provocada por situaciones que pueden ser cercanas y nos alivian un poco del diario estrés al que estamos sometidos, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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