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Cutting: un llamado de atención de los adolescentes

  • Foto del escritor: VP Producciones
    VP Producciones
  • 21 abr 2015
  • 3 Min. de lectura

Lucila sólo necesita una gillete para rajarse la piel de sus brazos. Cortársela. Que sangre.


Una niña de 12 años se lanzó del balcón de su casa porque temía la reprimenda de sus padres porque en el colegio la habían amonestado. Otra niña se suicidó porque era víctima de bullyng. Giuliana Caleca tiene 19 años, pero a los 12 en medio de la clase en el colegio agarró un compás y se lo clavó en el brazo.

Estas historias de seres reales nos cuentan vidas de niñas que tienen problemas y no saben cómo solventarlos. No tienen con quién hablar o a quien acudir buscando ayuda. En el caso de Giuliana su comportamiento obedecía a que le angustiaba «estar viva, no quería vivir la vida que tenía. Era gorda y me odiaba tanto que creía que debía morir”.

La historia de esta joven terminó en un libro editado por Planeta y que se tituló F.I.L.O.S (Fea, inútil, loca, obesa, suicida) que sirvió para que otros se identificaran y vieran que sí es posible conseguir ayuda y alejarse de la automutilación.


Al igual que en la película «Código Flecha Rota» – donde el robo de una ojiva nuclear no es el problema, sino que sucede tanto que ya tiene nombre código – cortarse la piel con una navaja u objeto afilado, para dejar marcas o tatuajes en el cuerpo, principalmente en los brazos y muñecas es una moda surgida entre los adolescentes, y que se denomina «cutting, risuka, o self injury»

Pero esta modalidad no es exclusiva de las mujeres, ya que los hombres también son víctimas como el caso de Fernando Romandeta quien empezó a cortarse a los 14 años cuando sus padres se separaron, porque no lo podía aceptar. “Era una forma de sentir el dolor que no podía decirle a nadie, de escapar a una realidad que no me gustaba, pero me di cuenta que no tenía sentido y dejé de hacerlo”.

Facundo, de 15 años, tuvo una novia que no le duró ni dos meses, pero la prueba de esa primera experiencia amorosa dejó «L» en uno de sus brazos como huella de la inicial del nombre de esa chica. El tatuaje lo hizo él mismo con un fósforo encendido. esta historia aparecida en perfil.com es una de las tantas que uno puede leer casi a diario en los medios de comunicación.


Me enteré de esta modalidad de daño personal leyendo en facebook, ven que esta red social también sirve para algo más que subir fotos de gatos y videos graciosos, por lo que comencé a investigar más y resulta que el objetivo de estas prácticas «es provocar sufrimiento físico para sentir un “alivio” del dolor psicológico o, simplemente, placer momentáneo». Las personas que son más propensas a realizarlas son aquellas que padecen depresión, ansiedad, estrés, soledad y aislamiento.

Aunque el cutting no restringe edades, géneros o condición social, como lo certifican los casos anteriores, «se ha identificado en los jóvenes con edades entre 12 y 25 años».

Las causas para llegar al cutting pasan por la tristeza profunda, la depresión, la agresividad, sentirse apartado socialmente

Mirta Goldstein, psicóloga especializada en conflictos sociales y culturales, señala que «la práctica de tajearse es un fenómeno de la juventud y de tribus, o sea de los jóvenes que se agrupan y concentran en espacios predeterminados para excluirse de su contexto y a la vez alcanzar presencia en ellos, es decir, de algún modo conseguir estar presentes en la escena del mundo, reincorporarse a alguna escena desde la cual sentir el cuerpo como propio».

Como ayudar al que practica el cutting


La literatura sobre el tema recomienda que lo primero que debemos hacer ante los casos de cutting es estar tranquilos e interesarnos en el problema, lo que ya estamos haciendo al leer esto.

Debemos hablar con la persona que está practicando el cutting. Escucharlo sin juzgar y acudir con un psicoterapeuta capaz. Prohibirles que continúen con estas acciones será contraproducente porque basta que a uno le impidan hacer algo para que inmediatamente lo hagamos, porque creemos que debemos tener el control de nuestras vidas, principalmente cuando somos jóvenes.

La música y el cine también pueden inducir a algunos jóvenes a entrar en esta modalidad del cutting. Por ejemplo, «Cut de Plumb, que dice en su traducción al castellano: “No quiero morir por dentro sólo para respirar, estoy cansado de sentirme tan entumecido, el alivio existe, lo encuentro cuando me corto”.

En el caso del séptimo arte, en La Secretaria, de Steven Shainberg, una joven llega a cortarse al estar obsesionada con su jefe abogado. En La Profesora de piano, hay una escena del personaje que interpreta Isabelle Huppert en la bañera con una gillette.

¿Cómo prevenir el cutting?

Puede sonar a lugar común o a algo que está sobre estimado, pero nunca debemos olvidar que los jóvenes lo que

buscan, en la mayoría de los casos, es atención y por eso se necesita que los adultos (padres, tíos, profesores, etc) brinden cariño, enseñándoles cómo afrontar situaciones difíciles y mostrarles con el ejemplo que es el autocontrol.

Pero como del dicho al hecho, a veces hay mucho trecho, no siempre podremos solucionar una situación con los adolescentes, por ello, nuevamente lo principal es mantener la calma, estar alerta ante cambios de conducta, o en su vestimenta (uso de camisas manga larga en épocas de calor) y entonces buscar ayuda profesional tan pronto como sea posible.

No hay respuestas ni soluciones mágicas, cada caso es único y así debe ser abordado. Hay que leer, hoy más que nunca los padres e instructores deben estar actualizados en temas que atañen a los adolescentes. No tener miedo de interactuar en las redes sociales como facebook, twitter, instagram, entre otras, porque no estamos solos y muchas veces lo que nos pasa también le sucede a otros y en comunidad es más fácil atender un problema que no afecta exclusivamente a nuestro entorno, es algo que pasa en todo este globo azul que llamamos Tierra.

Francisco Lizarazo

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