Internet no solamente sirve para chatear, ver videos de gatos simpáticos o enterarnos de las metidas de pata o «burradas» – con el perdón de este noble animal – de nuestros gobernantes. También es un espacio serio, cuando así se le usa, para la información y formación.
Así que haciendo uso de este recurso, quiero dejar parte de un trabajo publicado en seryhumano.com sobre las “Diferencias entre el ébola, dengue y chikungunya”, así como las consecuencias de cada enfermedad, que en estos momentos tienen en jaque a la salud de los venezolanos.
El Ébola
El virus del ébola tiene como síntomas asociados la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y garganta, además de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas y, en algunos casos, hemorragias internas y externas, según ha publicado la agencia de noticias Colprensa. La enfermedad vírica se transmite por contacto con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados. Por ejemplo, en África, se han documentado casos de infección por la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos o monos que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
El Chikungunya
El virus del chikungunya se caracteriza por la súbita aparición de fiebre, generalmente acompañada de dolores articulares. También suelen presentarse dolores musculares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. La mayoría de pacientes se recupera completamente, pero algunos dolores articulares pueden durar meses o incluso años.
El Dengue
El dengue es una enfermedad transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, que provoca altas fiebres y cansancio general. Si desarrolla hemorragias, puede ser mortal. No existe ninguna vacuna específica contra ninguna de las cuatro cepas del virus, sólo contra sus síntomas. El mayor periodo de transmisión del dengue es durante el verano, cuando en los países tropicales se combinan calor y humedad. Por eso, deben utilizarse lociones anti mosquitos y mosquiteras para dormir.
Este tema está provocando tanta inquietud en la población, por los casos extendidos y fallecimientos, que la Sociedad Venezolana de Infectología ha tomado cartas y ha fijado posición señalando:
«La Sociedad Venezolana de Infectología, ante la realidad epidemiológica del país, quiere expresar su preocupación, por los hechos ocurridos recientemente en diferentes Estados, y que ha provocado inquietud en la población general y en el gremio médico, evidenciado en los diferentes medios de comunicación y redes sociales.
De acuerdo a los boletines emitidos por el MPPS, se ha desencadenado un aumento exponencial en el número de casos de enfermedades febriles en el transcurso de las últimas semanas, sin que hasta ahora haya explicación concreta acerca de la causa de las mismas. Sumado a esto, se encuentra la ocurrencia de chikungunya, dengue, malaria y otras enfermedades febriles agudas. En este sentido, consideramos necesario que el Estado Venezolano, a través del órgano competente, el MPPS, informe a la población y a los gremios de profesionales de la salud, las posibles explicaciones a estos fenómenos, y asimismo sean informados de forma clara los resultados de las investigaciones realizadas en los últimos días.
La SVI ratifica su disposición a contribuir de la forma más amplia y desinteresada, en lo que el estado venezolano considere pertinente, en cuanto a la asesoría tecnico-cientifica que se requiere en esta situación.
Adicionalmente recomendamos a la comunidad insistir en las medidas preventivas de las enfermedades transmisibles, tales como la lucha contra los vectores, mediante la eliminación de los criaderos, la fumigación y la protección con mosquiteros y repelentes, sobre todo en las áreas de mayor ocurrencia de casos y donde existan conglomerados humanos (escuelas, terminales y centros de salud entre otros), tal como ha sido recomendado por la Organización Panamericana de la Salud «hasta en un área de al menos 400 metros a la redonda» y el refuerzo de las medidas de saneamiento ambiental e higiene personal, así como el cumplimiento de los esquemas de vacunación».
Pero no es solo hablar y decir lo que se debe hacer es también explicar cómo hacerlo, y para ello – en el caso de la chikungunya – la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha publicado un documento tomando en consideración que «Las epidemias de CHIKV han mostrado históricamente una presentación cíclica, con períodos interepidémicos que oscilan entre 4 y 30 años. Desde el año 2004, el CHIKV ha expandido su distribución geográfica mundial, provocando epidemias sostenidas de magnitud sin precedentes en Asia y África. Si bien algunas zonas de Asia y África se consideran endémicas para esta enfermedad, el virus produjo brotes en muchos territorios nuevos de las islas del Océano Índico y en Italia. Esta reciente reemergencia del CHIKV ha aumentado la preocupación y el interés respecto al impacto de este virus sobre la salud pública mundial», según aparece en el prologo del documento «Preparación y respuesta ante la eventual introducción del virus chikungunya en las Américas», que pueden descargar en este link.
Por otra parte, los gobiernos deben ser garantes de la salud de los ciudadanos y para ello es importante destinar recursos al área de la atención y prevención, pero aquí habría que preguntarse, no sin un poco de malacia: ¿En realidad los Estados dedican dinero para la salud?, como cada quien debe dedicarse a lo que sabe y lo mío ni son los números ni la medicina, voy a tomar algunos datos de un extenso trabajo elaborado por el doctor Julio Castro, titulado «¿Cuánto ha invertido Venezuela en Salud y cuáles son los resultados?», publicado en prodavinci.com, donde entre otras cosas señala que «entre 2007 y 2013, el sector salud representó –en promedio- 8,07% del Presupuesto Nacional. Para 2014, se preveía un gasto en salud de 7,5% del presupuesto nacional. En términos parafiscales, según cifras presentadas ante la Asamblea Nacional por el Ministro Giordani, hasta octubre de 2012 el Fonden, el Fondo Conjunto Chino-Venezolano y el Fondo de Gran Volumen y a Largo Plazo, habían financiado 13 proyectos en materia de salud, equivalentes a US$ 2.093,75 millones y RMB (renminbis) 8.580 millones».
Parecen sumas impresionantes de inversión – todo número fuera de contexto puede representar grandes cosas cuando en realidad es lo contrario – pero la conclusión de este trabajo es que «es inaceptable que Venezuela tenga indicadores de salud comparables a los de hace 20 o 30 años, o a los de países con un ingreso per cápita mucho menor. Si bien la escasez de medicinas e insumos médicos ha sido un problema coyuntural de estos dos últimos años, el deterioro en materia de salud pública se viene gestando desde hace varios años. El modelo ha sido ineficiente y poco equitativo, con un impacto real sobre las poblaciones más vulnerables».
Este es el panorama de la actualidad sanitaria de Venezuela, pero como dice el refrán: cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo, así que ¿cómo está la salud el resto del continente?, o esta es mi Visión Particular.
PD: las fotos son de imnternet solamente con propósitos ilustrativos
Francisco Lizarazo
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