Cuando alguien envenenó a «Luna» la sensación fue de impotencia, de rabia, de no entender a los humanos en sus comportamientos. Luego pensé que era mejor recordar a la pequeña gata de otra manera, por los buenos momentos vividos y aunque no se me pasó la molestia y el enojo, sí aprendí que nuestros seres queridos están con nosotros el tiempo necesario para hacernos cambiar o mejores versiones de uno mismo.
Eso mismo sentí al leer esta carta que el lector Sargonnas publicó en gatosdomesticos.com, así que por eso la comparto con los amantes de los gatos que siguen esta sección.
La emotiva carta de despedida a Barril
Hoy te recuerdo… nunca supe tu nombre ni de donde venias, yo llegue a este trabajo y tu llegaste a mi vida, nunca supe cómo llamarte, solo sabía que dentro de mi dura jornada, había un momento que era nuestro… te llame barril por la forma en que comías, hermosa bola de pelos mugrosa que nunca supe si alguien se decía compañero tuyo, eras libre como el viento pero aun así compartías conmigo un momento de tu espacio, tu sonrisa, tus ronroneos para decirme que no importara cuan duro era el trato con las personas, que duro es la tensión de ser bombero, tú me decías calma, relájate, te quiero y estamos juntos.
Aquellas noches de vigilia, cuando dormitaba y te escuchaba llamándome a unirme a ti en tu ronda nocturna.
Aun duele aquella tarde lluviosa que te encontré medio tumbado, me viste y ronroneaste, me dijiste que tu compañero perdido estaba ahí caído… te abracé y por única ocasión me dejaste cargarte en mis brazos, te lleve conmigo a mi estancia, pero tú eras fuerte, un gran guerrero, bajaste de mis brazos y caminaste a mi lado como tantas veces lo hacíamos durante nuestras rondas de inspección, aunque tus piernas flaqueaban, tu corazón intentaba alegrarse de estar un día más con tu compañero… que duro es ver tu mejor amigo, tu compañero enfermo sin saber qué hacer para aliviarlo, sin dejar que nadie más que yo cuidara de ti, aún recuerdo tus esfuerzos por comer, tus trastabilleos por darme a entender que estarías bien que no me preocupara.
Dormiste bajo mi chamarra, dormiste profundamente y en paz, no había aquellas lagrimas amarillas en tus ojos de día que te vi enfermo, ya no más dolor, estabas dormido tranquilo bajo el cuidado de tu amigo; tuviste un sepulcro íntimo, solo tú y yo y nuestros recuerdos.
Cada día, desde entonces voy a nuestro lugar, nuestro templo, veo la hierba que crece en tu sitio, platico contigo y sé que me escuchas, sé que cuidas de mi como yo intente cuidar de ti, veo la única foto que tuvimos y aun te recuerdo Barril… me diste un momento hermoso de paz y cariño incondicional y desinteresado que algún día haya recibido en mi vida, hasta siempre camarada Barril, nos encontraremos en la luz y de nuevo, como los bomberos que fuimos, haremos la ronda de inspección juntos, como tantas tardes compartiste conmigo.
Gracias por llegar a mi caos y regalarme una nueva vida.
Texto: gatosdomesticos.com
Fotos de «Luna»: Francisco Lizarazo
Comments