La «generación de espacios de encuentros entre artistas locales y artistas dramaturgos contemporáneos fue una de las metas del Plan Provincial de Formación en Dramaturgia» realizado este año en Jujuy, propuesta que estuvo coordinada por el Instituto Nacional de Teatro (INT).
Ese «necesario cruce de miradas sobre cómo generar nuevas e innovadoras estrategias en los modos de crear y producir dramaturgias» permitió a autores como Carlos Correa y Martín Giner, de Tucumán, Alberto Moreno, de Catamarca y a los jujeños Juan Castro Olivera y Erwin Sebastián Ruiz ofrecer talleres sobre sus procesos de creación y compartirlos con otros noveles dramaturgos.
La Escuela de teatro Tito Guerra fue el escenario para que durante la 32 Fiesta provincial del Teatro se hiciera un resumen/muestra de los que fueron estos talleres de dramaturgia y qué habían dejado.
La imagen y las noticias insólitas para la creación dramatúrgica
Comenzando esta Muestra tomó la palabra Juan Castro Olivera para destacar que durante 8 encuentros realizados en la población de Perico el grupo reunió a personas que ya hacen teatro, con algunos que no tenían experiencia y que nunca había escrito para las tablas y eso permitió ir destacando la importancia de la escritura.
Para este taller, como explicó el dramaturgo, se utilizaron técnicas donde la palabra fuera acción pero – principalmente – que generara imágenes. «Un ejercicio muy simple pero muy divertido tuvo que ver con tomar una palabra y armar una oración. Después comenzamos a indagar sobre el tema de la imagen, más que pensar en un tema como propuesta para comenzar a escribir.»
Como método de enseñanza, Juan Castro utiliza noticias de diarios y uno de estos ejercicios partió de las llamadas noticias «insólitas» que publica el diario El Tribuno. A manera de ejemplo citó la información del presidente de un país africano que metió presos a los atletas por no ganar ninguna medalla en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Otra de estas noticias fue la del hombre que quiso pasar por una frontera haciéndose pasar por el asiento del auto.
Luego, los alumnos estuvieron indagando sobre dos cosas que son opuestas pueden convivir dentro de una imagen y utilizar eso para comenzar a escribir. Para los ejemplos utilizó el libro de La Cámara Lúcida de Roland Barthes, que tiene algunas fotografías que sirven para plantear esta situación, para luego partir de esquemas de improvisación, basados partiendo de los planteamientos del español José Sanchis Sinisterra, con lo que dieron inicio al proceso de creación de escenas.
Estos trabajos de creación de escenas tenían una particularidad que eran leídos entre todos y eso los ayudaba a mejorar, pues todos podían opinar y ofrecer diversos puntos de vista, con lo que la creación adquiría mayor profundidad y resultado teatral, porque para Juan Castro, la escritura teatral es algo más amplio que pensar solamente en el dramaturgo de «gabinete».
La idea de crear colectivamente los textos, o al menos con participación mediante lectura grupal, hizo posible que los participantes se unieran y crearan un espectáculo para la muestra final, transformando texto, cortando otros, para dar forma a una muestra que sirviera para demostrar en escena lo aprendido en este taller de dramaturgia.
Creando dispositivos dramatúrgicos contemporáneos
El desafío para Alberto Moreno fue – en dos instancias de encuentro – «centrar la atención en los dispositivos dramatúrgicos contemporáneos y, a partir de su análisis y reflexión crítica, generar zonas fértiles para crear dispositivos dramatúrgicos que puedan ser el esqueleto de propuestas teatrales conscientes del lugar de enunciación».
Explicó que el propósito del taller fue «diseñar un dispositivo dramatúrgico» que consiste en un gran esquema sobre el que luego se irá trabajando con las formas de la teatralidad.Hizo una muestra de los distintos dispositivos que elaboraron los participantes del taller, porque cada uno abordó las ideas para la escritura desde el punto de vista propio.
Destacó que durante las dos jornadas de trabajo se escribió mucho y se hizo hincapié en los procesos creativos, no así – en una primera instancia – el producto final, porque lo importante en este taller es cómo llegar a ese final. Se trabajaron con procedimientos técnicos por «entendíamos que en estas propuestas no había una técnica sino unos procedimientos que los teníamos que empezar a utilizar y sobre eso íbamos a construir estructuras, que son propias».
Dijo que no se pretendía hacer «textos turísticos» sino que la intención era construir sobre la identidades contemporáneas, trabajando con pautas concretas que en muchos casos sacaran de las zonas de confort a los escritores y los llevaran a situaciones a veces «incómodas» pero que eran planteamientos creativos para sus autores .
Luego de estas explicaciones sobre la intención del taller “Hacia la construcción de dispositivos escénicos” algunos de los participantes aprovecharon para explicar los procedimientos que realizaron para concretar sus ideas.
Por ejemplo, Mariano Heredia dijo que él partió del final de una película para que su personaje, Florencio – un crítico de teatro que odia el teatro – que detesta a los creadores escénicos de menos de 30 años. Dijo que su personaje protagónico viene de una familia que 5 generaciones de actores y se dedica a escribir sobre teatro en el diario más importante de Jujuy y a cambio de dinero escribe críticas favorables a las obras, o sea que es un «palangrista» así de simple y llano.
Indicó que dentro de la trama de su obra, el protagonista se enfrenta a una reseña de «Un Tranvía llamado Deseo» en un nuevo montaje en Jujuy y que esa obra – precisamente – fue la última incursión de él como actor, haciendo de Stanley Kowalski. Ahora hay que seguir trabajando en la obra con las indicaciones que ofreció Moreno en su taller.
Esta muestra de dramaturgia es una cantera para nuevos escritores de Jujuy que tienen cosas que plantear desde sus imaginarios, y con estos talleres pueden enrumbar sus ideas, planteando que no solamente sean obras para representar el pensamiento de quienes habitan Jujuy sino – y más importante – que sean propuestas que se puedan llevar a cualquier escenario y que los espectadores puedan sentirse identificados independientemente de la latitud en que se encuentren… o ¿acaso esa no es precisamente la gran trascendencia de las obras de William Shakespeare?
La inmortalidad y permanencia no están solo en ser recordados en nuestras tierras y lugares de convivencia, sino en que desde otros horizontes también lo podamos ser, porque podemos conectarnos con quienes están a miles de kilómetros de nosotros, o esa es mi Visión Particular de la dramaturgia.
Francisco Lizarazo
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