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El acoso escolar es más que un tema de actualidad


«Jonathan “N”, de siete años de edad, murió por complicaciones derivadas del hundimiento de su cabeza en el retrete, que le propinaba uno de sus compañeros de la primaria Valentín Gómez Farías, en la comunidad de Encinillas, en Unión de San Antonio. El presunto responsable, otro niño de la misma edad, ya tenía acusaciones de actos contra sus compañeros de salón. Según los testimonios, “Beto” hundió varias veces la cabeza de Jonathan en la taza del baño para pedirle sus monedas. El 18 de febrero, Jonathan se sintió mal y lo llevaron a la clínica del IMSS, en Lagos de Moreno; el médico sólo diagnosticó “un mal estomacal”. Pero siguió grave: el 20 de febrero llegó de emergencia al Centro Médico de Occidente; en el transcurso tuvo tres paros cardiacos. En sus pulmones había una infección por desechos del retrete. No pudieron salvarlo y murió el sábado pasado. Ayer fue velado. Sus padres demandaron al “Beto”, sus acompañantes y las autoridades de la escuela».


Esta noticia aparecida en el diario El Universal de México es solamente el más reciente caso de abuso escolar, un lugar donde uno se imagina que los hijos, sobrinos o parientes, están recibiendo educación para el futuro y donde se espera que se encuentren a salvo de acciones violentas. Aunque como se ha visto en varios casos, ya nadie está a salvo en ninguna parte.

Otro caso que debe llamar a la reflexión es el siguiente: «Gerardo tiene 14 años, pero parece de 12 por su complexión delgada y estatura baja. Estudia el segundo grado de secundaria y quiere ser aviador o reportero, pero su realidad escolar lo podría marcar de forma diferente. Su escuela ubicada en la zona conurbada al sur de la Ciudad, de clase media baja* está sobrepoblada, no tiene buena infraestructura y aglomera a niños y niñas repartidos en el turno vespertino y en el matutino. El miedo es una constante en su escuela, Gerardo dice que es muy violenta. Él y sus cinco amigos se protegen moviéndose en grupo desde las aulas a los pasillos y los baños. Recuerda golpes, robos e insultos. Uno de sus amigos ya ha tenido el ojo morado y otro terminó con una bola en la espinilla después de ser pateado. «.

De acuerdo a  este relato ofrecido por la Fundación Mepi, «Un miércoles

Gerardo fue la víctima, «no era mucho dinero el que me robaron, pero representaba mi pasaje de casa al trabajo de mi mamá», explica Gerardo. No quedo más para él que resignarse. No es sorpresa que nadie castigue a los que roban, con la sobrepoblación que hay es poco probable que pongan atención a todos. En el salón de Gerardo hay 46 estudiantes que son responsabilidad de un solo profesor. Esta cifra duplica el promedio que la OECD indicó en 2009, donde México erróneamente reportó que sus escuelas tenían 20 estudiantes por salón».

Pero si estos dos casos anteriores ya no fueran motivos suficientes para elevar la voz de protesta y generar reacciones, este otro relato debería ser un llamado de alarma: «Tim Ribberink, un joven holandés de 20 años víctima de acoso a través de Internet, se suicidó reavivando el debate sobre el uso de las redes sociales en el país europeo. Sobre todo porque la policía dice no poder investigar el asunto en nombre de los padres, pues solo hubiera servido la denuncia del afectado directo».


 «Tim era presa de los ciberacosadores y nunca lo dijo. La pasada semana no pudo más y les contó a sus padres la pesadilla de sus años de primaria y secundaria, donde empezó el tormento. Un comentario en apariencia banal sobre un reciente y malogrado viaje a Israel, desencadenó la confesión. “Nada me sale bien”, dijo, para explicar luego sus penurias. El pasado jueves, cuando sus progenitores trataban de asumir que no acertaron a ver su amargura, Tim se quitó la vida».

Ante estos y otros casos,  la opinión de Gladys Delgado, presidenta del Observatorio Venezolano de Violencia Escolar, se eleva para destacar la necesidad urgente de atender el tema del «bullying» o acoso escolar.

Delgado aseguró que la situación de acoso se convierte en el inicio de

consecuencias posteriores y especifica que los factores de protección como el hogar y la comunidad modelan a los niños, niñas y adolescentes. Pero advierte que estos mismos factores pueden convertirse en factores de riesgo que potencien las situaciones de violencia en el ámbito escolar.

Pero si todos debemos entender los riesgos y peligros de dejar pasar este tipo de violencia, ¿qué podemos hacer?

El periodismo no solamente es denunciar las situaciones que vemos y enfrentamos a diario, es también tratar de ofrecer soluciones y encontrar quiénes pueden sugerir recomendaciones y pasos a seguir.

La página peques.com, de México, presenta algunas alternativas que deberían ser tomadas por diversos sectores:  

(Tomado textualmente)

En la familia


La familia es la principal fuente de amor y educación de los niños; a partir de ella el niño aprende a socializarse basado en lo valores, normas y comportamientos enseñados en casa; evitemos que nuestro hogar se convierta en un escenario hostil o por el contrario demasiado permisivo, tenga por seguro que esto siempre llevará a que los niños adquieran conductas agresivas.

Otro papel de la familia es estar informada constantemente, hay cursos en donde se orienta a los padres sobre cómo mantener alejados a sus hijos del bullying; éstos se basan normalmente en el amor y la comunicación entre padres e hijos, la observación para detectar inmediatamente cualquier conducta anormal en el chico, estar al pendiente de las actividades de su hijo, la existencia de límites y normas, asi como el vigilar que se cumplan.

En la escuela


La disciplina que se mantenga en el salón y la escuela en general es fundamental para la construcción de una buena conducta.

Es importante la supervisión de los alumnos dentro y fuera de los salones, en los patios, baños, comedores, etc.

Establecer claramente las reglas de la escuela y las acciones que se tomarán en conductas como el bullying.

Actuar rápido, directa y contundentemente en el caso de que se presente alguna sospecha de acoso escolar.

La escuela debe estar abierta a las quejas y sugerencias del alumnado y padres de familia, se sugiere la colocación de un buzón.

Realizar cursos o conferencias para padres y maestros donde se puedas tratar temas como el bullying.

Adicionar o reforzar el tema de educación en los valores en el curso de los estudiantes.

Los maestros pueden apoyarse en los alumnos para identificar casos de acoso, deben ser muy inteligentes y saber quien puede darles información valiosa.

Instituciones gubernamentales


Así como existen líneas gratuitas para hablar o preguntar sobre métodos anticonceptivos, depresión, el sida, alcoholismo, etc, debe haber líneas abiertas para que los niños puedan hablar y denunciar conflictos que viven dentro y fuera del hogar.

Debe haber mayores campañas para informar a los padres sobre esta situación, la forma en que puede detectarse, tratarse y prevenirse.

Medios de comunicación y sociedad en general


Los niños son muy dados a ver programas de acción y violencia y aunque no lo creamos éstos influyen demasiado en su comportamiento. Los medios masivos de comunicación deben ser más conscientes de ello y controlar más los contenidos que emiten o publican.

La sociedad en general también puede ayudar a prevenir y atacar el acoso entre los niños, vigilando y no dejando pasar este tipo de situaciones porque pensamos se trata de una simple broma.

Cuando un niño se burla, amenaza o pega a otro niño, se debe intervenir para que eso no se repita.

Esas recomendaciones son generales para ser tomadas en cuenta por los sectores que deben velar por la seguridad infantil, incluso juvenil, pero ¿qué podemos hacer desde nuestra zona de influencia?


1. No le pidas a tu hijo que resuelva solo el problema y mucho menos con violencia, porque esto, lejos de solucionar el problema, puede ocasionar más estrés en los niños o adolescentes. Fomenta valores como responsabilidad, solidaridad, entre otros, con tus hijos.

2. Evita que en casa haya gritos, golpes o insultos, recuerda que los niños son un reflejo de los que viven en casa.

3. Enseña a tus hijos a controlar sus emociones e impulsos.

4. Determina límites en su conducta.

5. Relaciónate y conoce a los amigos de tus hijos.


6. Enseña a tu hijo a reconocer sus errores y a pedir disculpas si es necesario. Si comprobaste que tu hijo es un acosador, no ignores la situación porque seguramente se agravará, calmadamente busca la forma de ayudarlo.

7. Cuando se detecta un caso de bullying, los padres del niño o adolescente deben trabajar conjuntamente con la escuela para resolver el problema de una forma inmediata.

8. Habla con los profesores, pídeles ayuda y escucha todas las críticas que te den sobre tu hijo. Mantente informado de cómo la escuela está tratando el caso y los resultados que se están obteniendo.

9. Nunca dejes de demostrarle amor a tu hijo, pero también debes hacerle saber que no permitirás esas conductas agresivas e intimidatorias; además, deja muy claras las medidas que se tomarán a causa de su comportamiento.

10. Si efectivamente comprobaste que lo están acosando, mantén la calma y no demuestres preocupación, el niño tiene que ver en tu rostro determinación y positivismo.

El acoso va al cine

El abuso en las escuelas, en la familia y en la sociedad también ha sido tema de muchas películas, que han presentado diversas ópticas de este tema.


«Después de Lucía» es una película mexicana del género drama dirigida por Michel Franco y patrocinada por Televisa.

Aunque pareciera que esta es otra cinta más que intenta dejar tonos de reflexión sobre el abuso en las escuelas, los críticos mencionan que luego de los primeros 40 minutos «se vuelve una forma de thriller psicológico del que el director está muy consciente y que se puede ver en la forma, valga la redundancia, autoconsciente de filmarla: riguroso estilo art-house (se nota en la extensa primera y última secuencia), deliberado ritmo y con toques hanekescos».

Como la violencia viene en muchas formas, Después de Lucía, «más allá del

trato mismo al que Alejandra es sometida por sus nuevos “amigos”, hay una reacción de venganza por parte del padre que le da a la cinta una nueva capa de violencia, sutil visualmente, pero emocionalmente devastadora».

Otras películas abordan, directa o indirectamente, el tema del bullying, y entre ellas están: «La clase» (Estonia, 2007), dir. Ilmar Raag; «Bang, bang, estás muerto» (Canadá-EU, 2002), dir. Guy Ferland, «Volver al futuro» (EU, 1985), dir. Robert Zemeckis; «Gran Torino» (EU, 2008), dir. Clint Eastwood; «Déjame entrar» (Suecia, 2008), dir. Tomas Alfredson; «Bully» (originalmente «The Bully Project» (EU, 2011), dir. Lee Hirsch; «Carrie» (EU, 1976), dir. Brian de Palma (aunque es una película clásica de terror, no deja de plantear este tema del abuso);  «Karate Kid» (Eu, 1984), dir. John G. Avildsen; «Una historia de Navidad» (Canadá-EU, 1983), dir. Bob Clark; «Chicas pesadas» (EU, 2004), dir. Mark Waters.


Algunas de estas películas en plan de comedia tratan el tema del abuso escolar, que en realidad nada de gracioso tiene y sí mucho de alarmante  tomando en cuenta un trabajo publicado en la Revista CEPAL de la Comisión Económica para América Latina, que menciona que «el 51,1% de los estudiantes de sexto grado de educación primaria de los 16 países latinoamericanos examinados dicen haber sido víctimas de insultos, amenazas, golpes o robos (bullying) por parte de sus compañeros de escuela durante el mes anterior al que se recogieron los datos». La agresión más frecuente que destaca el informe fue «el robo (39,4%), seguida de la violencia verbal (26,6%) y la violencia física (16,5%)».

En términos de insultos o amenazas, Argentina es el país que muestra las

cifras más altas. Detrás figuran Perú, Costa Rica y Uruguay, donde más del 30% de los alumnos afirman haber sido maltratados verbalmente por algún compañero. Respecto a la violencia física entre alumnos, cinco países muestran altos niveles: Argentina (23,5%), Ecuador (21,9%), República Dominicana (21,8%), Costa Rica (21,2%) y Nicaragua (21,2%). Cuba nuevamente aparece como el país con el menor porcentaje de niños que señalan haber sido golpeados recientemente por compañeros (solo 4,4%).


El acoso escolar es tan grave, que de acuerdo con cifras de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, tan sólo en el 2010 un total de 190 jóvenes en la Ciudad de México se quitaron la vida por la violencia que sufrían en la escuela. Datos del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, 8.8% de estudiantes ejercen bullying a nivel de primarias y 5.6% en secundarias.

Estas cifras, más los casos fatales comentados al inicio de este articulo, son más que evidentes de la necesidad de tomar este tema como un asunto de interés colectivo, donde todos tenemos algo que decir, y debemos actuar para evitar que estas situaciones continúen, transformándose en un asunto de salud pública, o esa es mi Visión Particular.



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