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El Nuevo Mundo ofrece muchas posibilidades

“Este lecho es ancho, largo y generoso como el Nuevo Mundo…”

Donatien Alphonse François

Decía el poeta Publio Terencio que «hombre soy y nada de lo humano me es ajeno» y realmente no hay nada más humano que las pasiones, más si son las bajas, las perversas, las que nos llevan a límites insospechados.


El marqués de Sade – Donatien Alphonse François de Sade – ha pasado a la historia convertido en sustantivo, ya que desde «1834, la palabra «sadismo» aparece en el diccionario en varios idiomas para describir la propia excitación producida al cometer actos de crueldad sobre otra persona».

Si bien Sade murió en Francia el 2 de diciembre 1814, ¿qué hubiera pasado si en realidad, emulando a Edmond Dantès, hubiera fingido su propio deceso? Convenciendo a un campesino para que se «dejara matar, desfigurar y enterrar con mi ropa, a cambio de la promesa de entregar a su nieta de quince años algunas monedas de oro…»


De no haber fallecido en el manicomio, tomando en cuenta que la época que vivió, a ¿dónde se habría trasladado este personaje? Tomando en consideración que en Europa era muy conocido, no es posible que se hubiera quedado allá. ¿Asia? No creemos porque ese continente está lleno de «mandarines refinados y crueles» que no admitirían competencia ¿África? «Todo el mundo sabe que los negros no tienen alma y, por ende, son incorruptibles». ¿Oceanía? ¿Se lo imaginan seduciendo canguros? Entonces la respuesta sería América…


En «El Nuevo Mundo», Donatien habría descubierto que esta fértil tierra es campo para sus perversiones, hubiera podido, de la mano de Madame Roberta, una antigua «amiga» de los tiempos parisinos, darse a conocer y ofrecer sus conocimientos sobre el pecado, la perversión y otras artes sexuales, porque aunque la nueva tierra se vanagloriaba de ser muy católica, la realidad es que todos los hombres siempre queremos experimentar nuevas sensaciones.


Carlos Somigliana es el autor de la obra teatral «El Nuevo Mundo» que en tono de comedia trata este tema de la posibilidad de la visita del marqués de Sade a América y muestra lo torcida que puede estar una sociedad, donde las apariencias son engañosas y bajo el aura de rectitud esta un mondo de corrupción y deseos desenfrenados.


Esta pieza teatral subió a escena en el Teatro El Pasillo – que está estrenando fachada – con las actuaciones de Lucrecia Oviedo, quien interpreta a una inocente joven llamada Lucinda, que sirve a Madame Roberta y que descubrirá los placeres de la carne con el Marqués. Agustina Orquera Vecile es quien da vida a la amiga de Sade, que ahora en américa intenta dejar su pasado atrás, sien do una dama respetable que goza de la protección de un Ministro. A ambas actrices se les ve una vena para la comedia que ojalá exploten porque muestran mucho talento en escena.


Los personajes masculinos están representados por Leandro Amarelle, quien personifica a Donatien-Alphonse-François, mejor conocido como el marqués de Sade, mientras que Nicolás Juan Pablo Dumon es el Ministro. En este caso, la directora Noemí Salerno no apostó a lo obvio, que hubiera sido colocar a Dumon como Sade, sino que le encomendó el papel a Amarelle, que si bien no da esa imagen que tenemos del creador del sadismo, aporta elementos actorales que le dan una nueva mirada al personaje.


Completan esta pieza dos personajes menores, un Fray Nicasio, interpretado por el mismo Nicolás Juan Pablo Dumon, y un Comisario, al que Hugo Vidal da vida. Digo personajes menores ya que sus apariciones no son extensas ni determinantes dentro del desarrollo de la obra, aunque sí muestran los vicios existentes en la iglesia y el miedo de los servidores públicos, aunque sean honestos, ante el abuso del poder político, ya que si no hacen lo que se les ordena pueden ser víctimas de la ira ministerial.


Aunque la pieza está ambientada en 1815 lo que en ella sucede pudiera estar ocurriendo en este momento en cualquier parte del continente americano, porque las pasiones desenfrenadas y la corrupción no son nada nuevo ni del pasado, están vivas y actuales.


La dirección de Salerno no ofrece – lamentablemente – ningún elemento nuevo, no hay una revisión del texto ni un aporte a la puesta, se deja llevar por lo que está escrito por el dramaturgo. Los movimientos y acciones de los actores son predecibles, más en el caso de Dumon quien lejos de crear un personaje pareciera que se interpreta a sí mismo, ya que sus movimientos, entonaciones y manera de hablar son iguales a su interpretación en Freak Show, donde hacía el personaje del presentador. Sin embargo, su personaje como el Fray Nicasio ofrece otra perspectiva como actor y por eso es que creo que la dirección no lo ayudó mucho para crear el personaje principal  


Un acierto de la directora, porque no todo es negativo al analizar su propuesta, es el preámbulo ofrecido a los espectadores, con la participación de un cuarteto de cuerdas, que en la entrada a la sala interpretó temas de música clásica – como el Canon de Pachelbel – creando la atmosfera para entrar en la época en que se desarrolla la obra.


La obra El Nuevo Mundo fue escrita durante la dictadura militar de Argentina (1976 1983) donde el terror había silenciado todas las expresiones culturales, ya fuera por medio de la desaparición, persecución, el exilio o la censura, por ello el autor usa la comedia y un suceso «aparentemente» ajeno a la realidad de su país para hablar del poder y de una sociedad que permite los excesos, mientras defiende las normas sociales como la moral y el buen comportamiento ciudadano, por ello es que el teatro es un arma del pensamiento porque con la risa fácil y la historia pasada es posible hacer pensar y reflexionar, por encima de cualquier censura o repercusión, o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

PD: he usado algunos textos de la pieza, para describir parte de la personalidad de Sade según lo describe el dramaturgo.

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