En “Pequeño Teatro» todos somos voyeuristas
- VP Producciones
- 6 ene 2017
- 6 Min. de lectura
El término “voyeur” (literalmente: mirón) proviene del idioma francés y hace referencia a la conducta de buscar placer mirando situaciones eróticas desde cierta distancia. Para el mirón, el paraíso está en esa inmovilidad, en el no poder desviar la mirada ni cerrar los ojos. Un voyeurista simbólicamente deja de residir en su piel para transportarse hacia una fantasía ajena. ¿Y no es eso, también, lo que nos apasiona del cine, de la televisión o del teatro?
Uno de los éxitos de Gran hermano o de cualquier Reality Show está en el hecho de que el público puede ver a las personas actuando de manera ¿natural? en situaciones cotidianas y eso genera placer para muchos espectadores. Así que ver a otros en una habitación, una oficina o cualquier lugar donde las luces son escasas y la acción es «intima» siempre será un gancho que atrae la atención.
Tomando como premisa esto y la posibilidad de recorrer varios lugares en un espacio controlado es que llegó a Jujuy el espectáculo “Pequeño Teatro Sexos”, una producción de La Rosa Teatro que tuvo como escenario del «voyerismo» el Centro Cultural Héctor Tizón.
Este espectáculo, con la dirección general de Germán Romano, parte del principio – muy en boga en la actualidad, aunque poco explorado en Jujuy – del microteatro que significa la representación de obras breves en un espacio no convencional y que están próximas entre sí, lo que permite en un tiempo de uno o dos horas ver varias puestas en escena. En Jujuy se vio algo de esto con la presentación de Microteatro Aguascalientes en el Entepola 2016, que ofreció – en el mismo Héctor Tizón, dos obras simultáneas distintas en dos sesiones.

En este caso, las obras tienen un eje común: el Sexo, visto desde 4 propuestas dramatúrgicas distintas, en simultáneo y continuado, como si se tratase de aquellos recordados cines donde las películas se repetían a lo largo del día
Dentro del Centro Cultural se armaron 4 espacios para presentar cada obra que tenía una duración de 12 minutos, solo para 12 espectadores por obra y por función.
Como espacio de convergencia, para esperar el inicio de cada obra, la sala principal del Centro fue habilitado para que el público pudiera tomar una copa de vino, o ver el trabajo que en vivo hacía Félix Ezequiel González pintando alguna obra alegórica al tema, mientras Gisela Zerpa presentó una intervención artística y se proyectaron fotos de las distintas obras.
En esta sala de espera cada grupo de 12 personas tenía que estar atento a las indicaciones de su guía respectivo, quien comprobada la entrada para la función pedía que lo siguieran para ir a la habitación seleccionada. Una vez finalizada la función se volvía a la sala de espera para encontrarse con un nuevo guía y seguir la experiencia «voyerista», viendo a los actores muy cerca del público.
Hagamos entonces un breve repaso de las obras presentadas – algunas más en tono de comedia y otras de drama – en esta primera experiencia provincial de microteatro.
Capítulo I. «No imaginé que por una gaseosa pasaría esto»
El nombre de la obra es “Nadie te escucha”, de Agustina Patiño, con las actuaciones de Agustina Orquera, la propia dramaturga, Nelson Calapiña y César Cruz, todos bajo la dirección de Germán Romano.
El nombre del capítulo viene de una frase del personaje que interpreta Patiño. En escena ella es una joven que resulta engañada y secuestrada para ser utilizada en el tráfico sexual por su captor, Calapiña, quien tiene en el personaje de Orquera su ayudante/amante/víctima, porque ella al igual que Patiño, también fue secuestrada pero luego pasó a ser cómplice de las fechorías sexuales… tal vez aquí se aplica aquello del Síndrome de Estocolmo.
Por su parte, Cruz es el supuesto cliente, pero cuando se queda solo con la joven se descubre que él está buscando a su hermana que también fue secuestrada. Al final ….
El calor de la sala junto al tema que se trata en la obra hizo que más de uno saliera con dolor de cabeza y si bien dramatúrgicamente la pieza no aporta nada nuevo al tema, la reflexión que deja – de ahí el resaltar la frase «No imaginé que por una gaseosa pasaría esto» – es importante para evitar el comercio de mujeres para la trata sexual.
Al inicio, mientras el público ingresa, vemos a la pareja de secuestradores simulando tener sexo en un rincón con poca iluminación, para ambientar sobre lo que será el desarrollo de la obra.
La actuaciones convencen de la gravedad del tema y la iluminación, bastante pobre y amarillenta, crea la atmosfera para desarrollar esta propuesta temática.
Capítulo II. Pan con pan
“Chongueame.com” es otra de las obras, en esta caso el autor y director es Gabriel Guzmán Pérez y actúan José Luis Costas y Mario Ortega.
Esta es una comedia gay de enredos y equívocos, cuando el personaje de José Luis quiere expresarle su amor al personaje de Mario, y busca preparar la escena ante la llegada de su amor secreto.
Esta pieza está llena de situaciones jocosas, con diálogos bien escritos y actuaciones que no hacen prever el final de la obra, cuando uno de los personajes utiliza la frase del título del capítulo.
De las 4 piezas presentadas en este espectáculo, esta es la que cuenta con una escenografía más acabada, con colores y elementos que dan la sensación de ser la habitación de un joven estudiante. Además es la que mejor dramaturgia ofrece, con una situación bien planteada y con textos bien desarrollados, con una dirección acertada.
Capítulo III. Vestida para vengar
“Por Ellxs”, es la pieza de Juan Albesa, quien también actúa y dirige, mientras Lourdes Ibarra interpreta a un ángel vengador, que termina haciéndole a un ejecutivo/empresario, lo que él le hace a las mujeres, entre ellas algunas transexuales.
Esta pieza recuerda un poco a la película «La Secretaria – con Maggie Gyllenhaal y James Spader que fue dirigida por Steven Shainberg, en el 202 – que trata el tema de la dominación y la sumisión.
El final de la obra, que no pienso contar (no soy de spoiler), es bastante evidente, así que el factor sorpresa en la sala no fue mayor pues era previsible, ya que desde el inicio se sabe que Lourdes está «vestida para matar», por usar otra alusión cinematográfica.
La incorporación de la guía de esta sala, como secretaria del ejecutivo, genera un “ruido” pues ella está presente con el público, mientras el ángel vengador hace de las suyas y no interviene, ni para bien ni para mal, entonces o es parte de la obra y reacciona o queda como agente externo.
Capítulo IV. Pudimos haber sido Romeo y Julieta
“Calentitos los dos”, de Gabriel Guzmán Pérez es la última de las piezas presentadas en este espectáculo. Actúan: Gabriel Guzmán Pérez y Estrella Vilca con la dirección de Germán Romano.
En escena una pareja llega de la calle a la casa de él, es evidente que han bebido y que por lo menos las intenciones del hombre es tener relaciones sexuales. Ella se hace la tímida pero va cediendo por a poco. Besos, alguna ropa que se sale del cuerpo…
Pero no hay final feliz, la relación es complicada, él está casado con la mejor amiga de ella y un disparo pone ¿fin? a todo porque “eres mío o de nadie”, y si esto fuera literatura tal vez habrían sido Romeo y Julieta, como dice ella.
a dramaturgia de esta pieza tampoco es coherente, pues si ya ella había logrado separarlo a él de su esposa, no se entiende el final y menos la referencia a los personajes de William Shakespeare, que si recordamos eran unos jóvenes de unos 14 años, lo que aquí no se aplica.
Cuatro historias, cuatro planteamientos del tema del sexo, del amor, de la violencia, del teatro.
Hay algunos aspectos que se pudieran mejorar – principalmente de logística – ya que La Rosa Teatro está planeando una segunda versión de este microteatro, ahora en 6 salas simultáneas, así que sería bueno hacer una revisión, porque el apartado de los guías no cumple a cabalidad su cometido – además que se podrían tener mayor participación actoral – y el tiempo del espectáculo se salió de las manos, ya que el día del estreno habían pasado dos horas y solamente había entrado a tres salas. La última obra la tuve que ver el día siguiente.
“Pequeño Teatro Sexos” es una propuesta novedosa en Jujuy y aunque en muchas partes donde se aplica el concepto de microteatro – México, Venezuela, Colombia, Miami, España – tiene detractores y seguidores, en nuestra Provincia aún tenemos tiempo para encontrar una manera de realizarlo con buen resultado que satisfaga tanto a los hacedores de teatro como al público que quiere ver iniciativas que los atraigan y si… no se puede negar, el Sexo atrae, pero lo queda después, la reflexión, también es importante para que esos espectadores quieran volver por más, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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