top of page

Han pasado 100 años y Delmira sigue muriendo

La Ruptura

Érase una cadena fuerte como un destino,

Sacra como una vida, sensible como un alma;

La corté con un lirio y sigo mi camino

Con la frialdad magnífica de la Muerte… Con calma

Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna

Interior, y el cristal de las aguas dormidas,

Refleja un dios o un monstruo, enmascarado en una

Esfinge tenebrosa suspensa de otras vidas.

Delmira Agustini

Tenía 28 años y aunque nació en una familia conservadora y estricta, pudo cultivarse culturalmente desarrollando su creatividad ya que desde los 10 años componía poesía y estudió francés, música y pintura. Se casó el 14 de agosto de 1913, pero eso no duró, por lo que el 5 de junio de 1914 se divorció, situación que se rompió el día 6 de julio, cuando la muerte la encuentra a través de dos balazos en la cabeza. Su asesino fue el ex marido, quien de inmediato se suicidó de un tiro. Ella era Delmira Agustini.

Eros era la inspiración para sus poemas sobre los placeres carnales. También lo fue para muchas de sus obras literarias, y a quien dedicó su tercer libro titulado Los cálices vacíos (1913). Esta escritora uruguaya, que perteneció a la llamada «generación de 1900» donde se incluyen además Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Horacio Quiroga, fue comparada por Darío como Santa Teresa, diciendo de “ella que era la única, desde la santa, en expresarse como mujer».

Las desavenencias conyugales fueron el motivo para abandonar a su esposo, pero los celos de él, por la «correspondencia amorosa, que sostiene con el escritor argentino Manuel Ugarte, a quien había conocido dos años antes» provocan amenazas de su ex marido, quien la cita para una entrevista, quitándole la vida.


100 años después y con creación escénica, dramatúrgica y actuación de Verónica Mato, el grupo Paréntesis Teatro presentó en el teatro Jorge Accame la obra “Yo cual Delmira”, un espectáculo multimedia como un homenaje o recordatorio de los feminicidios que siguen ocurriendo.

Cuatro artistas de Uruguay investigan, intervienen y transforman la vida y obra de Delmira Agustini para contarnos lo que aún sucede con las mujeres.  

Este espectáculo – que formó parte de la agenda del Entepola 2015 en Jujuy – es como la vida misma, porque al principio no se entiende, luego le vamos agarrando sentido para al final entender que las cosas que nos pasan también están sucediendo a nuestro alrededor.

En esta obra vemos como la actriz pasa de ser una mujer en escena a una novia que duda, una artista en la intimidad de su habitación, una hija que pelea con su madre, una amante que goza, es decir, como toda mujer asume varios roles, que al principio complican un poco la trama, tanto que algunos espectadores se salieron de la sala, mientras mi vecino, un conocido teatrero de Jujuy, se movía en la silla como inquieto, como que lo que veía no le terminaba de convencer, pero al final, como si las piezas encajaran, todos aplaudimos este trabajo que nos habla de la mujer y sus derechos.

El montaje cuenta con la dirección actoral de Susana Souto quien ayuda a Soto a interpretar y diferenciar los

diversos personajes que asume, que se desenvuelven en el espacio creado por la dirección de arte de Marianna Ferreiro. Destaca la creación audiovisual de Inés Lage que con sus imágenes recrea algunos aspectos del trabajo para la articulación de esta obra, con poemas de Delmira Agustini, siendo el momento más sensible y emotivo cuando varias mujeres leen una carta, un poema, despidiéndose de la pareja. Al final, la propia actriz se despide de todos, porque ella también decide abandonarnos, dejando como recordatorio un video sobre las muertes de las mujeres que hoy en día siguen sucediendo a manos de sus parejas.

Enrique Job Reyes disparó sobre Delmira Agustini, pero luego de 100 años, aún hay hombres que olvidan que vienen de una mujer, que tienen hermanas, sobrinas, abuelas, hijas y cometen actos terribles, creyéndose que son los dueños de las ellas, a las que no les conceden ningún derecho sobre su vida y sus acciones.


Al terminar la función, la sensación que se genera en los espectadores es de un sabor amargo pues aunque la actuación es destacada y la dirección refleja el trabajo grupal, el mensaje que queda es que ayer fue Delmira, pero hoy – en pleno 2015 – son María, Julieta, Rosa, Elena, Juana, Laura, Sara y tantas otras las víctimas de feminicidio, lo que habla muy mal de nuestra sociedad – y de los hombres en especial – que muchas veces trata a las mujeres como seres de segunda categoría, a las que hay que crearles leyes especiales para protegerlas, olvidando que el mero hecho de su condición de ser humano, más allá del género, debería ser suficiente para que se garanticen sus derechos, o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

コメント


Envíame un mensaje y dime lo que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© 2024 Creado por VP Producciones 

bottom of page