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Háganse las sombras… para el teatro

  • Foto del escritor: VP Producciones
    VP Producciones
  • 20 abr 2017
  • 5 Min. de lectura

«La oscuridad es tan importante como la luz, en lo oculto esta la tensión, la emoción. Cuando algo no sale bien y no solo en el Arte de las sombras, respirar y bajar a la tierra… sentir lo que nos da el lado de la luna que no podemos ver…pero ojo, ¡que no te coma la sombra! Saber tomar la distancia para vernos, el detalle importa, percibirnos, y que no se te escape la tortuga».

Del facebook de Luisina Estrada

La oscuridad es la ausencia de luz y aunque puede generar miedo, espanto y terror al no ver lo que sucede a nuestro alrededor, si a esa oscuridad le aplicamos un pequeño destello de luz, aunque sea muy tenue, el resultado hará que aparezcan personajes con cosas que contarnos.


Este juego del bien y el mal, o de la oscuridad y la luz es el eje fundamental de teatro de sombras, un arte que se remonta a los tiempos del hombre prehistórico, cuando éste hacía sombras con sus manos y su cuerpo frente al fuego de las cavernas.

Pero es en la India y el oriente donde este tipo de representación adquiere connotaciones de arte, pues en Indonesia «el titiritero de sombras era un hombre muy especial llamado Dalang, era un artista sacerdote y al representar las epopeyas a través de las sombras entraba en contacto con el mundo superior y restablecía el equilibrio entre las fuerzas negativas y positivas de la comunidad. Por otro lado a través de los mitos tenía la función de educar y transmitir valores al pueblo».


En China, cuentan que el emperador Wu-Ti, había perdido a su mujer Wang, por la sentía un profundo amor. Cae en la más completa apatía. Todos en la corte ensayan modos de devolverle el gusto por la vida, pero ni los juglares, ni los bufones, ni los cocineros le podían hacer olvidar su tristeza.  Aparece entonces Sha-Wong, que se declara capaz de hacer revivir a la bella Wang. Coloca al Emperador ante una tela tendida entre dos postes y sobre la cual hace aparecer unas sombras de su bien amada. Habla con el emperador de recuerdos comunes….hasta que un día el emperador olvida la promesa de no tocar la tela. Tira de la tela y descubre a Sha-Wong agitando una figura de mujer delante de una lámpara. Comprende el montaje y monta en cólera. Existen dos versiones del final: la primera es la muerte de Sha-Wong decapitado y la segunda es la de que rinde homenaje al montador de sombras y el emperador hace que siga con su arte».

Mucho camino a recorrido este juego de la luz y la sombra, entrelazándose para ofrecer espectáculos que asombran sin importan condición social, edad, sexo, solo basta con el interés de alguien por maravillarse ante lo que los actores pueden mostrar frente a un espacio vacío.


En Argentina cuando uno habla del teatro de sombras las referencias siempre lo llevan a Gabriel Von Fernández, quien desde el año 2001 se encuentra investigando y promoviendo el lenguaje del teatro de sombras, primero junto a «La Ópera Encandilada» hasta 2007, y luego de manera independiente.

Como director, actor, titiritero, sombrista, puestista, docente y entrenador en técnicas de improvisación teatral que es, Gabriel Von Fernández estuvo en Jujuy para dictar un taller de iniciación en teatro de sombras, en el Centro Cultural «Héctor Tizón», donde mostró a  estudiantes y profesionales de las artes escénicas, plásticas, audiovisuales, los códigos del lenguaje del teatro de sombras contemporáneo, para poder aplicarlos a la composición dramática, plástica o del performance.


Aunque uno pudiera creer que hacer teatro de sombras solamente es mover unas piezas frente a la luz, resulta que el cuerpo juego un papel fundamental y por eso los participantes del taller debieron hacer ejercicios de composición, grupal e individual, pensando en el espacio vacío, algo que también he escuchado en el mundo del tatuaje y que si uno lo sabe utilizar bien, resaltará color o la figura que se esté haciendo, por eso es importante saber dónde rellenar y donde dejar espacios vacíos.

Pero antes de estos ejercicios, Von Fernández brindó ciertas recomendaciones que más parecieran para marineros que para teatristas: Cómo amarrar nudos de los telones blancos que siempre se utilizan en estos espectáculos. ¿La razón?  El nudo que él utiliza es mucho más fácil de quitar a la hora de hacer el desmontaje, que el que usamos normalmente para anudar un hilo… Las cosas que aprende uno sin darse cuenta.

Como el chiste aquel… hay más, porque el facilitador o director de las sombras tenía muchos más trucos y consejos, como por ejemplo cómo hacer las luces para las presentaciones: Con caños – tubos – de plástico, de PVC, de los que se consiguen en las ferreterías, algo de alambre, unos interruptores, habilidad e imaginación se pueden construir unas muy eficientes lámparas, muy por debajo del costo de equipos más sofisticados y que funcionan igual a los hechos por uno mismo.

El arte de las sombra nos puede trasladar a mundos no creados, que reflejen estados de ánimo, pasiones, miedos, o alegrías pero para ejercer cualquier efecto sobre la sombra primero debemos saber movernos frente a la luz, no taparla, no proyectar aquello que «ensucie» la escena, todo debe estar pensado para que quienes observan desde el otro lado del telón se asombren, se maravillen y no piensen en lo que hacen los actores sino en las figuras que están proyectadas sobre la tela.


Durante tres días, los participantes de este taller aprendieron sobre sus cuerpos, sobre las sombras, la proyección y aunque no pude conversar directamente con Gabriel Von Fernández, porque el tiempo y la dinámica del taller no lo permitió, verlo dirigiendo a los asistentes, escuchando sus directrices – a veces con más tendencia al absolutismo y la dictadura, mezclado con momentos de paternalismo y complicidad – junto a su propia participación en los ejercicios fue también una manera de aprender sobre esta técnica que tiene siglos trabajándose, pero como todo en esta vida, se ha actualizado y la investigación que viene realizando le ha permitido poder ofrecer la contemporaneidad que se requiere en la actualidad.

Entrenar el cuerpo, saber direccionar la atención hacia la imagen – sombra, fusionando recursos expresivos en la composición de escenas, eran los objetivos buscados en este taller de iniciación. Si eso se logró entre los participantes, muchos de ellos miembros activos de la comunidad teatral de Jujuy – solo se sabrá en las próximas presentaciones de teatro que se organicen en nuestra provincia y que esperamos incluyan el teatro de las sombras, que no solo es atractivo visualmente, sino que es un recurso educativo, con variados programas y actividades – que pueden revisar aquí – para que los docentes desarrollen con sus alumnos.


El 2017 se está convirtiendo – como lo fue el 2016 – en un tiempo de capacitación, de enseñanza, con personas que son referencia en el mundo del teatro, no solo nacional, sino muchos de ellos con reconocidas carreras internacionales, lo que – como siempre digo – hay que apoyar porque representa un fortalecimiento del teatro de Jujuy, que hará que gane el destinatario final de todo arte: el público, aunque aún hay quienes dicen que no les importa el otro, el que observa, porque lo de ellos es el arte en sí. Pero en Jujuy – afortunadamente – muchos actores, productores, directores y dramaturgos piensan que nada de lo que hagan sobre las tablas tiene sentido, si al teatro no lo llena el público, que es el gran crítico y juez de lo que se hace desde el escenario, o esa es mi Visión Particular, esperando que más participantes se sumen a los talleres que se organizan.

Francisco Lizarazo

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