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La luna tiene muchos cuentos y canciones

Luna, lunera, cascabelera,

Cinco pollitos y una ternera,

Sal solecito, caliéntame un poquito,

Por hoy y por mañana por toda la semana.

Canción infantil

¿Los niños de la casa le tienen miedo a la luna y a las estrellas? ¿La oscuridad no los deja dormir? ¿No salen de casa por temor a la oscuridad? ¿Por qué los lobos le aúllan a la luna?


Si alguno de nosotros, o de nuestros niños tiene estas inquietudes, o sufre de estos temores, lo mejor es contar y cantar relatos y canciones que tienen a la luna como protagonista. Pero si no sabemos ninguna historia o canción, entonces lo mejor será acudir o visitar a quienes si tengan mucho que decir de este tema… y no me refiero a la NASA.


“En la luna” es un espectáculo dirigido a niños y niñas de todas las edades, que nos lleva de la mano de Beatriz Fernández Salinas (relatos de cuentos), Neus Salva i Galma y Alejandra Scotto (música y Canciones) por 45 minutos para conocer más de nuestro satélite natural, aunque sin tener que aprendernos todos los nombres de las misiones espaciales, solo utilizando nuestra imaginación y la música, que es la mejor  manera de aprender.


En el teatro El Pasillo estas tres cantacuentos deleitaron a todos, incluido yo, narrando y escenificando algunas historias, como por ejemplo:

RosaLuna y los Lobos

Cuenta la leyenda que Rosaluna era muy aficionada a canta y lo hacía en la mañana, en la tarde, en la noche, es decir a todas horas, y aunque era muy versátil en este arte, los vecinos llegaron a cansarse de oírla todo el día entonando sus diversas melodías, así que le dijeron que no lo hiciera más.


Pero, el deseo de Rosaluna de cantar era tan fuerte que decidió irse al bosque a seguir entonando las melodías que conocía y otras que venían a su memoria, creyendo que al estar sola nadie la interrumpiría, ni la molestaría. Sin embargo, sus cantos no pasaron desapercibidos para las criaturas que estaban en el bosque… sí, los lobos que – como todo animal que se precie de buen gusto y educación – quedaron extasiados oyendo aquella voz.


Rosaluna iba y venía del pueblo al bosque para cantar y en una de esas idas y venidas, los lobos la siguieron para poder conocer dónde vivía y así seguir maravillados con su voz.


Poco a poco se corrió el rumor en el pueblo de la presencia de los lobos que estaban al pie de la ventana de la cantante y en un arranque de preocupación lanzaron a Rosaluna fuera del pueblo.  


Tan alto subió que los lobos inmediatamente corrieron al bosque a esperarla, pero qué sucedió, que ella no bajó, se quedó en el firmamento y desde allá se le puede ver sonriente con su cara redonda y blanca, o a veces se oculta para que no la vean cantando. Pero los lobos siempre están pendientes de ella y por eso los escuchamos aullar en la noche, como si fuera un aplauso fuerte para la melodiosa voz de Rosaluna.


Este cuento gustó a chicos y grandes, porque además de las voces cálidas de las actrices, la escenificación se realizó utilizando un teatrillo japonés con efectos lumínicos (kamishibai) lo que atrajo la atención de los más pequeños que quedaron pegados a las imágenes de Rosaluna y los lobos.

Entre cuento y cuento también hubo canciones y nada mejor que Luna, lunera, cascabelera, con  coreografía y todo.


El niño que le tenía miedo a la oscuridad

De chicos todos, o casi todos,  hemos tenido miedo a la oscuridad y al dormir siempre pedimos que nos dejen encendida una luz. Pero había un niño que tenía tanto miedo a la oscuridad que tenía luces por todas partes de su casa y nunca salía a la calle al anochecer, perdiéndose la diversión, por temor a la noche.


La luna viendo esto se le acercó y acompañado de estrellas llevó a  este niño a conocer  las maravillas que ofrecen el cielo oscuro y el jugar en la calle cuando el sol no está.


El niño quedó tan encantado que ahora espera con ansiedad la llegada de la noche y de su amiga la luna y las estrellas… y ya la casa no está permanentemente encendida con luces.

Música, alegría y relatos para generar confianza son los aspectos que resaltan estas artistas en su espectáculo, atrayendo al público infantil y siempre teniendo una salida ocurrente para que desde los asientos – el público – también participe para que pequeños, adolescentes y hasta más de un adulto, tenga amor a la luna, a su luz y a lo que nos ofrece en la vida diaria, por lo que cada vez que puedan vean esta obra y disfruten de la luz de la luna,  o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

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