La dictadura se define como un régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad. Sin embargo, a veces existen sutilezas en este concepto que lo hacen ir más allá y no solo referirse a un sistema político, sino que puede encerrar acciones dentro de la familia, de la empresa o terminar siendo una consecuencia negativa de acciones que creemos en beneficio de las personas. El teatro puede ayudarnos a mantener la memoria sobre estos y otros hechos que a veces se quieren olvidar.
El matriarcado puede ser una manera de dictadura, porque sin mediar diálogos se debe hacer dentro del seno familia lo que designa la madre, como en el caso de Bernardo Alba y sus hijas. O la dictadura empresarial puede ser una política de terror para acallar las voces disidentes que solo buscan mejoras en sus condiciones laborales. De este tema Jujuy tiene una página oscura en su historia reciente. Igual sucede cuando las decisiones arrebatan la identidad de una persona transformándola en algo que no se es, pero que luego se debe asumir como parte de la personalidad.
El teatro “siempre ha sido no peligroso, pero sí fastidioso, porque siempre está buscando y diciendo más”, como dice el director venezolano Orlando Arocha, porque no es contemplativo, hace pensar y además, agregaría yo, porque es una forma de mantener viva la historia, de preservarla con todo su dolor, para que otros sepan lo que fue otro tiempo, no siempre mejor.
Adela murió virgen
Seis mujeres vestidas de luto cerrado llegan a la casa, acaban de enterrar al esposo, al padre y desde ese momento la casa se cierra al exterior, nada ni nadie entrará porque la reputación es lo primordial, el miedo al qué dirán es la norma a seguir dentro del hogar.
Escrita en 1936 por Federico García Lorca, La Casa de Bernarda Alba es una obra teatral que cuenta la historia de esta viuda, de 60 años, que decide vivir los siguientes ocho años en el más riguroso luto. Hay que tomar en cuenta que en la época en que Lorca escribió la obra España era una sociedad tradicional en la que la mujer jugaba un rol secundario y donde era pecado descubrir la intimidad, mientras que el fanatismo religioso sí era bien aceptado en la mujer.
Esta tragedia del poeta español sirvió como para que alumnas del segundo año de la Escuela Provincial de Teatro Tito Guerra ofrecieran un trabajo como parte de la materia Estética teatral dentro del marco de la Fiesta Provincial del Teatro 2015 en Jujuy, en calidad de obra en adhesión, es decir, no entraba en competencia.
Huilen Gutiérrez Ortega, Vanina Halblaud Barreto, Rocío del Carmen Barraza, Casandra Balderacchi y Damarín Rodríguez asumen los papeles de Bernarda Alba y sus hijas (Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio, Adela) en un montaje coordinado por Patricia Lubel y Martín Calvó, con técnica de Fernando Balderacchi.
La propuesta visual de los coordinadores es lo que más destaca pues recurren al teatro circular para contarnos esta historia de Angustias, la primogénita y la única hija del primer marido, que se transforma en hereda de una gran una fortuna, lo que atrae a más de un pretendiente, siendo el afortunado – por lo del dinero – Pepe el Romano, quien se compromete con la hija mayor aunque en realidad está ¿enamorado? de Adela, la hermana menor quien, sin importarle nada los convencionalismos de la España de principios del siglo XX, está dispuesta a ser su amante y se entrega a él.
Como si se tratara del juego de las sillas, las actrices van desarrollando la trama desde su espacio personal, ya sea colocando las sillas hacia adentro, como en la intimidad del hogar, o usándolas hacia afuera para jugar con otras sensaciones.
Para la construcción de los personajes y sus relaciones, las alumnas de la escuela contaron con la participación de los docentes de los talleres de Actuación, Teatro del Objeto y Gramática de los Lenguajes.
La tragedia se desencadena cuando Bernarda enterada de la relación entre Adela y Pepe, dispara contra el hombre, quien logra escapar, pero como Romeo al enterarse la muerte de Julieta, Adela cree que su amante murió y ella toma decide acabar con su vida ahorcándose.
Como dice un refrán de nuestros tiempos «primero muerta que sencilla» y por eso Bernarda sentencia que Adela murió virgen, porque primero son las apariencias y el silencio se impone ya que la decisión de la madre no es negociable. Ella es la ama y señora… y la dictadora, que castra la vida de sus hijas, a las que supuestamente ama y protege.
Las actrices se enfrentaron a un texto denso, profundo, con una dureza por el tiempo que representa, sin embargo salen bien libradas de esta tarea, con algunas detalles tanto vocales como de interpretación que – afortunadamente – son corregibles. Tienen mucho camino para andar y experimentar, pero hay madera en ellas y un dominio de lo que están haciendo ya que en medio de la función la electricidad se fue y ninguna perdió la concentración cuando el equipo de producción comenzó a abrir las ventanas para que entrara la luz. Eso no lo consigue todo el mundo, así que ese detalle sirve para resaltar el trabajo de las actrices.
La impunidad llegó en julio
Recientemente en Argentina salió al mercado el primer cuaderno para zurdos, una noticia que sería interesante y novedoso si el producto no fuera de la empresa Ledesma. El nombre de esta compañía está ligado al llamado «apagón de Ledesma» que en 1976 provocó el secuestro de unas 400 personas, entre estudiantes, militantes políticos o sociales o sindicalistas.
Entre el 20 y el 27 de julio – dentro de Proceso de Reorganización Nacional llevado a cabo por la dictadura militar de Argentina- se registraron cortes del suministro eléctrico a través de la fábrica de Libertador General San Martín y según algunos vecinos, así como sobrevivientes de estos hechos, los directivos de la empresa agroindustrial Ledesma, proveyeron a los militares de personal y vehículos para la captura de personas. Se afirmó que en vehículos de la empresa Ledesma eran trasladados los detenidos, quienes eran detenidos en las comisarías y luego trasladados a Buenos Aires, principalmente a un centro de detención existente en Guerrero.
«Mi marido fue cargado en la parte trasera de una camioneta con el logotipo de la Empresa Ledesma impreso en las puertas de dicho vehículo. La camioneta era conducida por un empleado de la propia empresa (…) Posteriormente me entrevisté con el administrador del Ingenio Ledesma, el ingeniero Alberto Lemos. Él admitió que la Empresa había puesto sus móviles a disposición de la acción conjunta llevada a cabo por las fuerzas armadas, en sus palabras, «para limpiar al país de indeseables». También aseguró que mi esposo, debido a su actividad como asesor médico de los obreros, había resultado muy perjudicial para los intereses económicos de la empresa Ledesma. Testimonio de Olga Aredes«.
Este hecho de la historia reciente de Argentina no siempre es contado con sus detalles – recordemos que la historia la cuentan los vencedores – por lo que el teatro y Madres y Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Jujuy buscaron la manera de guardar estos testimonios para que los más jóvenes conozcan lo que sucedió en su patio, no solo en Buenos aires, y cómo esta página oscura no debe repetirse nunca más.
“Ciclo de Teatro La Noche del Apagón” se llamó la experiencia coordinada entre el Instituto Nacional de Teatro y las organizaciones de derechos humanos de madres y familiares de Detenidos y Desaparecidos de Jujuy que permitió la participación de 7 localidades de Jujuy: Palpalá, San Pedro, Abra Pampa, Humahuaca, Perico, Barrancas (cochinoca) y Tilcara para que los dramaturgos reflejaran en diversas obras lo que sucedió en esta noche.
Como obras en adhesión a la Feria Provincial del Teatro 2015 dos subieron a escena para recrear algunas situaciones vividas en estos dramáticos y donde la empresa privada – no todas, por eso no hay que estigmatizar al sector privado – jugó a ganar en río revuelto.
“Gritos y silencios en los cañaverales”
Son muchas las historias que se tienen sobre estos días de secuestros, torturas, miedo, complicidad y venganza, por ello Natalio Bognanni tomó algunos relatos para crear su obra “Gritos y silencios en los cañaverales” donde refleja el miedo de los hombres a ser detenidos, simplemente por saludar a otro compañero identificado con la lucha por los derechos humanos, o la frustración de las esposas al saber que tal vez ese día sus maridos no regresen a casa – porque han desaparecido – y la familia quizás no vuelva a saber de ellos.
Pero la violencia no es solo de la dictadura, sino que está en casa y tiene nombre: colaboracionistas. En la obra vemos cómo por una cuota de poder alguien que es de la misma localidad puede prestarse al juego de los represores, ya sea denunciando al vecino o ayudando en el traslado de los presos a los lugares de donde posiblemente no volverán a salir.
También estaban – y están aún por ahí – los que buscaban minimizar las acciones de denuncia, haciendo creer que no pasaba nada o que esas detenciones eran solamente a personas que eran ladrones, malhechores, desestabilizadores y que solo querían hacer daño a la colectividad, cuando la verdad es que esos hombres y mujeres hacían tanto ruido que había que hacerlos callar.
Abrazando el cañaveral
La segunda obra en adhesión que se presentó dentro de este ciclo fue escrita por Patricia Alarcón y trata el tema del amor que salva, pero que también condena.
Abrazando el cañaveral, con las actuaciones de Verónica Nadal, Diego Valdez y Lourdes Ibarra, quien además dirige la puesta, relata la historia real de un niño que fue salvado por quien creía su abuelo y llevado de Ledesma a Buenos Aires, para evitar que fuera otra víctima de la noche del apagón.
Lamentablemente, para salvar al niño, su vida se ve trastocada como varon y crece como una niña, lo que luego asume como condición natural en su forma de ser. Sin embargo, a ese niño se le violan sus derechos de identidad, ya que nunca se le preguntó cuál era su sentir y se le obligó a ser algo nuevo.
Al crecer ese niño/niña logrará saber su pasado y busca a su madre y a su abuelo, para comprender su historia. De dónde vino, hacia dónde debe ir y lo que encuentra es una historia de dolor, violaciones, secuestros que son parte de su vida y su historia como argentino, como una víctima más de una dictadura y de decisiones erradas que luego se deben afrontar y llevar a cuestas, aunque uno no quiera.
La puesta cuenta con un diseño audiovisual y registro fílmico de Sebastián Jerez que da fluidez a la pieza, ayudando a darle una atmosfera lúdica dentro de un tema de tanta actualidad y crudeza como son los desaparecidos.
Entre una obra y otra se realizó una charla donde participaron la presidenta de la Asociación Madres y familiares de Detenidos Desaparecidos de Jujuy, Inés Peña, Sara Velásquez (también de la institución), el abogado Ariel Ruarte de los juicios por delitos de lesa humanidad, Oscar Alfaro, uno de los sobrevivientes de la Noche del Apagón, quienes ofrecieron una mirada personal sobre la historia que debieron vivir y que en muchos casos no ha tenido respuesta oficial, pese a las pruebas presentadas por los abogados.
Entre el público estaban presentes muchos chicos de escuelas secundarias, quienes aprovecharon el foro para preguntar sobre los hechos que se reflejaron en la obra.
Y el ganador es
Ninguna de estas presentaciones teatrales entró en la selección oficial de la 31 Fiesta Provincial del Teatro de Jujuy. Fueron otras 12 obras las que sí estuvieron en la mirada escrutadora del jurado integrado por Adán Cesarini, Ariel Monterrubianesi y María Pessacq, quienes mientras «Niñas de algo inasible», invitada de Tucumán, del grupo Casa Luján Teatro, dirigida por César Romero, cerraba los 5 días de teatro, tuvieron la responsabilidad de elegir la obra ganadora de esta edición de la fiesta.
En las 12 obras en competencia había para todos gustos, desde espectáculos infantiles – como «Alfonso» – comedias de humor negro – «Maté un tipo» o «Terapia – Comedia en tres sesiones y un diagnóstico», dramas históricos – «Mediopueblo» o «El Cíclope»- hasta actos de magia/teatro – «Sin fe no hay magia» – hasta comedias interraciales, «Bombachas & cucarachas» – entre otros.
El jurado determinó que la propuesta de la Compañía de Otto, con su obra «Patrimonio», escrita y dirigida por Juan Castro Olivera, fuera la ganadora de la Fiesta, tomando en consideración «que tuvo un proceso muy cuidadoso en su creación, con acertadas actuaciones, y una temática muy jujeña que habla de la hipocresía social y las aspiraciones locales». La obra cuenta con las interpretaciones de Marcela Cura, Omar Lafuente y Lola Castro Olivera.
En segundo término y como suplente fue seleccionada «Necesidades básicas: Ridículo teorema del desamor» del elenco de La mar en Coche, con autoría y dirección de César Domínguez y las actuaciones de Gastón Cuñado, Mariano Heredia, Andrea Lis y Fabiola Quintos.
Esta obra plantea dos miradas de una realidad relacionada con el amor y el desamor en relaciones que no da para más.
Igualmente, el jurado destacó que otras obras que merecen ser tomadas en cuenta para planes de gira son «Magdalena», con la actuación de Noemí Salerno y la dirección de Martín Calvó; «El Cíclope», puesta de La Vida es una Barca; y «Mediopueblo» de La Rosa Teatro.
La Fiesta Provincial del Teatro, como dice la letra de una de las canciones de Joan Manuel Serrat, «Se acabó, el sol nos dice que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual. Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta», pero no nos pongamos tristes porque aún existe la posibilidad de ver algunas de las obras que participaron ya que entre el 12, y el 14 de este mes se presentarán obras en Tilcara, Perico y Calilegua, así que aún podemos ver lo que se está haciendo en el teatro jujeño, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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