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Niños con problemas de salud de adultos

En México se dispararon las alarmas, y no precisamente por el volcán Popocatepetl, cuando  el informe «el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2013», señaló que la prevalencia de obesidad entre los mexicanos asciende a 32.8 por ciento, colocando a este país, por encima, con un punto porcentu

al, del índice de personas obesas que hay en Estados Unidos, que es de es de 31.8 por ciento.

Este tema generó que el propio presidente Enrique Peña Nieto encargara a la secretaria de Salud, Mercedes Juan López, «elaborar una estrategia nacional para enfrentar estos males, misma que sigue en proceso de planeación». Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012, un total de 48.6 millones de mexicanos mayores de 20 años tienen problemas de sobrepeso u obesidad, 7.5 millones más que en 2006, es decir, que la prevalencia pasó de 69.3% a 71.2% en seis años.

Tras participar en la carrera Molino del Rey, organizada por el Estado Mayor Presidencial, el presidente Peña Nieto  recordó la importancia de «tener una dieta balanceada y la práctica de deporte incorporado a su vida diaria».

«Esta es una ocasión para pedir a los mexicanos que es importante que en sus hábitos tengan la práctica de algún deporte, es muy lamentable que en nuestro país sea hoy el primer País con mayor número de población con obesidad», expresó el Mandatario.


Este tema de la obesidad en este país – y la llamada de atención efectuada por el propio Presidente – sirve de reflexión para hablar del tema de nuestra alimentación y los patrones de imitación de nuestros niños, que hacen – en muchos casos que coman lo mismo que los adultos, con la consecuencia de sufrir enfermedades propias de los mayores.

María Fernanda Mijares, gerente de Información y Relaciones Públicas de Proa Comunicaciones Integradas, suministró una información sobre la «causa fundamental de la obesidad» que no es otra que el desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas.

Suena sencillo y fácil de entender, pero al parecer no lo estamos haciendo, y es que «si no se cambian hábitos alimenticios y se retoma la actividad física, la obesidad puede ser mortal incluso para los niños». Esta cita lapidaria es el resultado de un estudio de la Asociación Estadounidense del Corazón en el que participaron investigadores de la Universidad de Kansas, según en material suministrado por Mijares.

Este estudio analizó «la arteria que lleva la sangre al cerebro de un grupo de 70 niños, la mayoría obesos con un

promedio de edad de 13 años. Los resultados fueron alarmantes». La pregunta obvia es ¿por qué son resultados alarmantes?

“Se descubrió que el estado en que se encontraban sus arterias era más típico de personas de 45 años. Esto lo que indica es que la obesidad infantil debe alertar a los médicos de que un niño puede tener alto riesgo de desarrollar enfermedades del corazón”, así lo explicó la directora del estudio, doctora Geetha Raghueveer. Esta conclusión da que pensar sobre el futuro de los niños ¿o no?

Para agravar la situación, la «Organización Mundial de la Salud calcula que, en 2010 el mundo registró 42 millones de niños con sobrepeso, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo».

¿Me afecta eso?

Si bien las cifras de la OMS son genéricas y uno podría pensar que eso sucede en países desarrollados donde no hay

el hábito de cuidar lo que se consume, resulta que en Venezuela «el 6.4% de la población infantil sufre de obesidad. Peor aún, esta organización advirtió en su último informe de estadísticas de salud que 200 adultos, entre los 30 y 70 años, murieron en 2008 por problemas cardiovasculares o diabetes. Muchos comenzaron a desarrollar esas enfermedades desde la niñez», según las cifras de la OMS.

Creer que un “gordito» es un niño sano puede ser un error fatal, ya que el pediatra endocrinólogo nicaragüense, Enrique Medina, insiste que «niño obeso no es sinónimo de sano, pues el sobrepeso en edad temprana no es más que el inicio de una serie de complicaciones importantes para su salud, que se irán incrementando hasta llegar a la edad adulta”.

¿Qué hacer?

Los jesuitas son de la teoría que no solo hay que hablar del problema – y disparar las alertas para tomar conciencia sobre la situación –  sino que hay que pensar en qué soluciones debemos implementar hacer para evitar o detener un mal. En este caso, la recomendación en todo tema de salud es la prevención y el cuidado constante, por lo que en este caso en particular, para «saber si sus hijos crecen con el peso promedio recomendado por la OMS es llevar un control de su peso y compararlo con el cuadro adjunto».


cuadro niños

Múltiples factores

Como siempre se resalta en todos los materiales enviados por  Proa Comunicaciones Integradas, “no hay alimentos

buenos o malos, sino dietas mal balanceadas” y en este caso el Dr. Medina explicó que  “al aumentar los niveles de actividad física, solo beneficios se verán a corto y largo plazo. Lo ideal sería que nuestros hijos incorporaran la actividad física como parte de sus actividades cotidianas como ya lo son comer, vestirse, lavarse los dientes. De esta manera, se volverá parte de su rutina, probablemente para el resto de su vida. En esto la mayor responsabilidad es de los padres y luego de las instituciones educativas”. agregaría que si este ejercicio se hace en familia, los beneficios serían aún mayores.

Pero no todo es deporte y comer sanamente, ya que «hay otros factores como los genéticos y psicológicos en los que hay métodos para trabajar con la persona y así alcanzar el balance, de acuerdo a sus posibilidades. Cualquiera que sea la causa, existe un amplio consenso de que lo más importante es visitar a un médico o nutricionista una vez que aparezcan esos rollitos en el abdomen de sus hijos».

Visón Interna


Las pruebas de sangre se convierten en aliadas de los expertos y las familias para determinar el estado de las arterias de los niños con sobrepeso. Para muchos podrían parecer sólo números y no los comprendan pero hay tres elementos que todo padre y madre deben manejar:

·         Colesterol: es una sustancia suave, parecida a la grasa, que se encuentra en el flujo sanguíneo y en todas las células de su cuerpo. Las grasas saturadas, grasas trans y el colesterol que come pueden elevar su nivel de colesterol en la sangre. Tener demasiado colesterol en su sangre puede llevar a un mayor riesgo de sufrir una enfermedad del corazón o un ataque cerebral.

·         Colesterol HDL: es el colesterol «bueno» porque parece disminuir el riesgo de ataque al corazón y al cerebro. Esto significa que, a diferencia de otros niveles de colesterol, mientras más elevado sea el colesterol HDL, mejor. Usted puede elevar su colesterol HDL bajando el peso adicional y siendo más activo físicamente.

·     Colesterol LDL: a menudo es llamado «colesterol malo». Suele unirse con grasas y otras sustancias y acumularse en las paredes internas de sus arterias. Las arterias pueden taparse y encogerse.

Si fomenta una alimentación balanceada en sus hijos y los motiva a que realicen actividad física constante

mente, los niveles de colesterol “bueno” y “malo” deberían mantenerse dentro de los parámetros saludables para la edad de su hijo.

La Dra. Raghuveer insiste en la importancia de las pruebas sanguíneas regulares para evitar que la grasa se acumule demasiado en las arterias de los niños, sin que nadie se percate de e

llo. Al respecto afirma que “el daño en las arterias lo podemos detectar de inmediato con estas pruebas de sangre y así empezar a modificar los hábitos alimenticios e incluir la dosis que haga falta de ejercicio”.

La prevención siempre es importante y más cuando se trata de la salud de nuestros hijos, por ello cuidemos las arterias de los niños y evitemos que puedan ser adultos enfermos en el futuro, o esa es mi Visión Particular.

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