La decisión es personal
A veces lo que no se dice puede ser tan o más importante que aquello que no se expresa y con motivo del estreno de ¿Tequila o Ron?, ahora en el Centro Cultural BOD Corp Banca, del 12 de septiembre al 2 de noviembre, aprovecho para reseñar algo que escribió su dramaturga, Gennys Pérez, que nos habla de un país que ha ido perdiendo a sus hijos, no por desaparición física, sino porque han tenido que emigrar luego que el país se volviera una prisión y si algo caracteriza a los venezolanos es que no nos gustan que nos encierren contra nuestra voluntad – menos – si no hemos cometido ningún delito, más allá de creer en un cambio de rumbo en el Gobierno.
Cuenta Gennys Pérez en su muro de Facebook, nunca un nombre estuvo mejor puesto – muro y facebook – que «esta pieza nació de mi tristeza, mi despecho, mi dolor por haber tenido que irme del país. No tengo las garras de los emigrantes y, sin embargo me tocó, me tocó meter 45 años en una maleta y subirme a un avión con mi hijo y dejar a mi familia, desarraigarme».
Para quienes quieren saber de qué va gustan saber de qué va ¿Tequila o Ron? estas reflexiones de su escritora pueden darnos una idea de lo que el espectador verá en escena, una propuesta que nació de José Jesús González quien invitó a la dramaturga a participar en el Micro Teatro Venezuela y «escuchaba las tonadas del gran Simón Díaz, mientras me llenaba de valor para no devolverme».
En palabras de Gennys hay un profundo reconocimiento a Verónica Valentina Cortez Hernández y a Henry Soto porque «no sólo se sumaron a este proyecto, lo hicieron parte vital de ellos, le han puesto tanto amor y tanta pasión que esta obra es más de ellos que mía».
Los actores son también seres humanos y no dejan de vivir y padecer lo que cualquier «hijo de vecino» debe afrontar en esto que llamamos vida. Por ello, este estreno en Cop Banca está dedicado a la madre de Henry Soto, como un «pequeño tributo por habernos dado a ese hijo estupendo, ese actor que ya es parte de nuestra memoria cultural del país». Verónica tiene a su madre muy delicada de salud, por lo que los deseos son a que se alivie el dolor y florezca la debida armonía en su alma.
«Ambos han luchado contra la tristeza y la desesperación que significa la enfermedad y la muerte en nuestros seres amados».
Los que se han ido físicamente también están en la memoria de quienes quedamos. Vaya una oración «por mi amado amigo Orlando José Torres, espectador fiel al teatro venezolano, sé que en algún rincón de sala estará allí, aplaudiéndonos. Lo sé, porque su amor al teatro como espectador es tan fuerte como la nuestra».
Venezuela no es en estos momentos un campo de rosas, por los muchos problemas que atraviesa y si bien se pudo suspender el estreno «ahí están alzando el telón, dando vida y cultura a una ciudad sumergida en la delincuencia, el caos, el desgobierno y la represión. ¿Cómo agradecer tanta pasión y entrega? Acá, estoy. Lejos, pero cerca. Aplaudiéndolos de pie, en oración para que todo les salga hermoso. Enviándoles mi gratitud y mi mejor energía. Gracias el equipazo que rodea ¿Tequila y Ron?, Daisy Alamo, Leonel Guzmán Monteverde, Adriana Miceli. ¡Que los Dioses suenen las tres campanillas! ¡Que el público se haga presente! ¡Y que el telón suba! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!», finaliza el mensaje de esta escritora desde México esperando que estos momentos pasen y el país retorne su rumbo.
Vayan al teatro, que además culturiza y sirve para socializar. Saquen sus conclusiones y decidan qué es mejor: ¿El Tequila o el Ron?, ¿Quedarse o irse? En ambos casos la decisión es personal.
Francisco Lizarazo
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