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Novela negra con el diablo en el carnaval


Cinco personajes están encerrados en un depósito de la comparsa Unión Obrera de Maimará, allí la intriga, la sospecha y las culpas no compartidas saldrán a flote, negándolo todo antes de que llegue el miércoles de ceniza.


Ester Balcazar, Paula Brizuela, Daniel Manero, Gabriel Guzmán Pérez, Nelson Calapiña y Cecilia Polacco Valenzuela  todos bajo la dirección general de German Romano, protagonizan «Al Diablo con el carnaval»,  obra de teatro que tiene varios años en la cartelera de trabajo de La Rosa Teatro y que en la ocasión que la vi estuvo en el Cine Teatro Municipal Select.


La obra comienza como una comedia negra policial que reúne a los personajes, a quienes se les acusa de cometer un crimen – el asesinato del diablito de la comparsa – y  entre los detenidos debe estar el asesino.


Entre situaciones cómicas y actuaciones simpáticas – como la de la comadre de Yuto, que se dio a conocer como personaje en este montaje – se va desenvolviendo la trama, mediante reconstrucciones de los últimos momentos que pasó cada sospechoso con el difunto.


A lo largo de la trama todos acusan a todos y nadie asume las culpas, pues se creen inocentes víctimas. Por este caso están detenidos una turista extranjera (Polacco), un dirigente sindical (Calapiña) que se cree más importante de lo que es, una joven (Brizuela) que por su belleza y por trabajar en el Ente Autárquico Permanente de la Fiesta de los Estudiantes cree que está detenida solo para hacerle un daño al presidente del organismo.


Completan la lista de sospechoso una religiosa (Balcazar), que no es tan pura como se cree y la comadre de Yuto (Guzmán), un alma piadosa, hasta que la sacan de sus casillas y puede ser más violenta y mal hablada como cualquier camionero o pirata.


La trama si bien se vuelve un tanto larga por el intercambio constante de papeles o roles para determinar quién fue el último en ver al diablo de la comparsa, se hace entretenida y divertida – algo como una comedia pasatista – jugando a la novela negra, aquella donde están los detectives y los sospechos de cualquier crimen y donde el ambiente es oscuro y enecrrado, pero el problema es cuando llegamos al final… cuando todo se pudre.


Al final los detenidos son parte de un experimento de un grupo no definido, que con un Diablo (Manero) – que no es el muerto – trata de lavar las mentes de los que van al carnaval y participan en la festividad de la Unión Obrera, pero la resolución final es bastante pobre y sin mayor sentido, algo como dice aquel refrán … tanto nada para morir en el río.


Las actuaciones y el montaje en general es ameno, está bien resuelto el movimiento de los actores y el ritmo de la trama, más allá de lo largo que son algunas situaciones,  resalta el vestuario, pero lástima que al final el texto deje al espectador como diciendo ¿esto es todo? lo que no se puede achacar al grupo sino a la dramaturgia que resuelve el final como a las carreras.


Al diablo con el carnaval es una obra que La Rosa Teatro presenta con regularidad y con buena recepción del público que se divierte y pasa un rato agradable, porque si bien en muchas oportunidades he comentado que el teatro es un vehículo de transformación o que da voz para contar y denunciar situaciones humanas, la risa y el esparcimiento también son cualidades humanas que deben tener su momento y lugar como en esta pieza y que es muy importante de estimular, o esa es mi Visión Particular.

Francisco Lizarazo

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