A ver probemos, hermano loco
Salvar el alma cuanto antes.
Es un asombro, tener tu hombro
Y es un milagro la ternura…
¡Sentir tu mano fraternal!
Saber que siempre para vos…
¡El bien es bien y el mal es mal!
Eladia Blazquez
De él se ha escrito mucho, es – por decirlo en términos modernos – un producto de venta, porque no solo predicaba la palabra de Dios, también en su juventud fue dado a las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Disponía de dinero en abundancia y lo gastaba pródigamente, con ostentación.
Sin embargo, eso cambió y comenzó a predicar que «si Dios puede trabajar a través de mí, él puede trabajar a través de cualquiera» y tan profundo caló su mensaje que creó la orden de los franciscanos que llegaron a acompañar a Cristóbal Colón en su segundo viaje a América y sus seguidores fueron los primeros misioneros llegados a la China, al Lejano Oriente, a América del Norte y a América del Sur. Incluso, la primera universidad y la primera imprenta en América fueron fundadas por seguidores de San Francisco.
Nacido en Asís, actual Italia, en 1182, Giovanni di Pietro Bernardone, conocido como San Francisco de Asís fue músico, aunque es más conocido como religioso y místico que lideró un movimiento de renovación cristiana «centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad, que tuvo un inmenso eco entre las clases populares e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecito de Asís, sin embargo, acabó trascendiendo su época para erigirse en un modelo atemporal, y su figura es valorada, más allá incluso de las propias creencias, como una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana».
Los inicios de esta movimiento de renovación cristiana es lo que toma Manuel González Gil para crear su obra musical «El loco de Asís» que con la producción del Teatro Mitre subió a los escenarios para el disfrute de los amantes del teatro de Jujuy.
En cuadros que representan algunas escenas de la vida de Francisco de Asís y que se titulan Baile del mundo, ¿Quién se atreve?, El Loco de Asís, Apocalipsis, ¿Dónde está tu Dios?, Todo sin vos, Dios vendrá esta noche, Plegaria cantante y final, los espectadores presencian las dudas, dolores y miedos que como cualquier humano tuvo este santo, que si bien no buscaba crear una nueva orden termina propone modelos para adorar a Dios, con los peligros que pueden acarrear las nuevas visiones en tiempos en que quienes dirigían la religión católica no quería variar la visión «oficial» del cristianismo.
Esta es una obra de teatro musical, fue estrenada por primera vez en el año 83 y en este montaje presentado en Jujuy el papel protagónico lo lleva adelante Francisco González, asumiendo el papel de San Francisco de Asís, junto a Luciana Araya como Clara; quienes junto a Ricardo Gastón Villagra (Obispo), Ana Lucía Blasco Alvarado, Iris Fleitas, Silvina Montiel, Nicolás Rodrigo Alderete, Darío Ortiz, Franco Antonio Pineda, Melanie Rondón Janco, Alexis Sajama, Ignacio Tarraga, Álvaro Vargas Claros, Sofía Vázquez y Juan Miguel Zambrano recrean los pensamientos y palabras dejadas por Francisco de Asís.
Con un estética en el vestuario (de Natalia Godoy) que me recordó a la película Jesus Christ Superstar (Jesucristo superstar o Jesucristo superestrella) dirigida por Norman Jewison en 1973, por sus colores y texturas en los trajes, este montaje con coreografía y dirección de Rubén Cuello muestra una producción cohesionada donde los bailes destacan la flexibilidad y destreza de los 15 artistas que se ven en el escenario, quienes siguen las indicaciones de Carolina Pujal (coreógrafa reposición) resaltando los rostros de los bailarines – aún en la segunda función del día que fue la que vi yo – que transmitían alegría y goce al estar en el escenario.
El trabajo coral (con la dirección vocal de Maia Barrio) se nota bastante parejo, aunque sí hay algunos casos de desnivel vocal, tanto así que algunos de los actores no tenían micrófonos, como para que sus voces no desafinaran entre las restantes. Igual sucede en material actoral (a cargo de Rodolfo González Esteves) ya que no todos los actores se muestran en las mejores condiciones interpretativas y hay desniveles entre algunos personajes que logran captar la atención del público – como Francisco González, que siempre esté en escena y eso es ya un gran peso sobre sus hombres – en comparación con otras de las participaciones – que afortunadamente son menores – a la hora de transmitir la fraternidad que pregonaba San Francisco.
Los textos no son particularmente elaborados, porque la importancia está en las canciones, donde las letras de González Gil expanden el concepto. Este mensaje se apoya también en oraciones como “Hazme un instrumento de tu paz” y palabras de San Francisco.
El sonido también jugó un papel importante en el montaje, pues permitió a los espectadores escuchar con nitidez los textos que recitaban o cantaban los actores. Lamentablemente, como suele suceder en un espectáculo en vivo, algunos momentos de la obra quedaron en silencio y solo se podía ver a los acores moviendo los labios. Incluso en el momento de los agradecimientos por parte del director del Teatro Mitre, Luis Medina Zar, al hablar del sonido, el mismo se apagó, dejando en mal lugar este renglón tan importante de la obra.
La escenografía de Jorge Ferrari es simple, con escalones y una cruz en el centro que resalta el mensaje de amor a Dios, sirviendo para dar al espectador la idea de movimiento, de alturas y desniveles que posibilitan la interpretación dramática por parte de los actores, sobre todo en ¿Dónde está tu Dios? cuando los actores van acorralando a San Francisco.
González Gil no intentó crear una obra biográfica sobre San Francisco de Asís, sino que tiene la intención de transmitir el mensaje de hermandad del religioso, por lo que en materia de dramaturgia no hay escenas claves de su vida – como si la hay en la obra teatral de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice sobre Jesucristo, sino que de manera conceptual se recalca el llamado de Francisco a la austeridad y las discrepancias que generó su mensaje en la sociedad de su tiempo (incluso dentro de la Iglesia), por lo que lo consideraban un loco.
De la historia creada por el autor hay que destacar que muestra a un San Francisco que vivió a diario lo que predicaba, llevando la palabra de Dios a lo cotidiano, buscando que todos vivieran felices, mediante el amor a Dios, con una Iglesia viva y activa, donde los fieles celebran constantemente su fe.
El montaje sobre San Francisco de Asís es una constante celebración, a pesar de los momentos de dramatismo y dudas sobre las acciones del santo, con música de rock y coreografías festivas que recuerdan a los que hace años hacía la organización Viva la Gente.
Hay que decir que el clima varía por momentos, y que la música de Martin Bianchedi acompaña estos cambios. Por ejemplo, cuando hay una alabanza más personal a Dios, o durante la canción “Apocalipsis”.
La dirección de Cuello es acertada, crea los distintos escenarios que escribió el dramaturgo y muestra énfasis en momento como el de la represión, con una simple valla que genera drama en el escenario y que contrasta con la alegría y esperanza del cuadro “Dios vendrá esta noche”.
La iluminación de Aljor Iluminación (Jorge Almaraz) es adecuada logrando acompañar las situaciones pero sin tener un peso mayor para crear atmosferas de mayor intensidad.
El Loco de Asís, el musical logra transmitir el mensaje de amor de San Francisco, haciendo que estas ideas lleguen de una manera enérgica por las coreografías y con un clima festivo.
Luego de la función, Medina Zar destacó que lo que se ve en escena es la «guinda del pastel» porque para esta producción los actores fueron elegidos a través de un casting y todos son artistas jujeños, que fueron capacitados en el género de obras musicales por profesionales de Buenos Aires.
El balance general de El Loco de Asís, el musical presentado en el Teatro Mitre de Jujuy es positivo, es una apuesta que el gobierno provincial está haciendo para capacitar al talento regional, a la vez que demuestra que en Jujuy se pueden hacer espectáculo que no solos atraigan público sino que dejen un mensaje y permitan a los artistas capacitarse e ir creciendo dentro del mundo del teatro musical, ojalá en el Teatro Mitre se puedan ver más obras de este género, porque se estará contribuyendo a crear mejores espectadores, que puedan ser capaces de admirar y ser críticos a todo tipo de teatro.
El teatro, como se sabe – y si no lo sabían entérense ahora – frena el envejecimiento patológico y favorece la empatía, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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