Basado en el texto más importante de la poesía gauchesca argentina, el «Martín Fierro», el grupo teatral La Faranda presentó “De Fierro” en el teatro El Pasillo de Jujuy.
La historia de Martín Fierro es contada en esta versión de Claudia Peña, Fernando Arancibia con una gran particularidad: Los más de 50 personajes son títeres o marionetas, incluso algunos son mecánicos o solamente siluetas frente a una fuente de luz.
Los textos son totalmente extraídos del poema de José Hernández, con una adaptación más corta siempre respetando las ideas principales, pero son los muñecos con sus diferentes tamaños los que dan una nueva óptica a esta historia. Los titiriteros Peña y Arancibia hacen además las voces de todos los personajes, mientras manipulan los muñecos, operan la música y la iluminación del espectáculo que dura unos 50 minutos.
«De Fierrro» es una obra para adultos, que así podrán entender mejor el sentido del poema de Hernández y luego podrán transmitirlo mejor a sus hijos, aunque tal vez algunos pequeños entiendan con los títeres mejor que los adultos lo que deja de enseñanza esta historia.
Lo que resalta de este montaje es una gran sincronización técnica, aunque como lo señalaron ambos, este es un teatro que parte de la tristeza, porque la historia habla de corrupción, de exclusión, de racismo, del blanco contra el negro y el indio, pero también del indio al negro y viceversa.
El texto deja, sin embargo, algo de esperanza, que es posible romper las cadenas del yugo y ser libre, aunque para ello se deba alejarse del poder, de la civilización y de las comodidades, porque en este caso el fin justificaría los medios.
Los muñecos no son lindos, no muestran las mejores facciones, son siniestros, como salidos de una película de terror, pero es que la historia se ve en sus rostros, son seres malos, con deseos ocultos o que llevan a otros por caminos que nadie quisiera transitar, salvo que uno se los desee a sus peores enemigos.
La Faranda es una agrupación proveniente de la provincia de Salta y si tarea está dedicada al teatro de títeres, actividad que consideran destinada a los adultos más que a los niños. Con muñecos mecánicos y de gran formato, algunos de un metro de altura que mueven cabeza, ojos, boca, muestran en distintos niveles las acciones que desencadenan en la «huida» de Fierro.
Aunque el estreno de esta obra data del 2006 uno podría ver y volver a apreciar los movimientos de los títeres y de sus manejadores, porque la ilusión no se pierde, siempre será un placer ver a los muñecos en escena contando esta o cualquier otra de las historias que La Faranda tiene en su repertorio, como NAO, sobre uno de los viajes de Cristóbal Colón
Hay en este trabajo mucha dedicación, largas horas de ingeniería para crear los mecanismos de los muñecos, planificación logística para que los dos titiriteros puedan moverse con libertad en esta selva de personajes y telas oscuras que no dejan ver la otra «magia» que sucede bajo los personajes, pero que al terminar la función es revelada, porque es un trabajo que no puede pasar desapercibido.
El público agradece ser tomado en cuenta, con una historia y unas interpretaciones que arrancan aplausos y dejan el grato sabor del buen teatro.
Como decía Sir Laurence Olivier «En una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro es el signo visible de cultura”. Que en Salta exista este grupo y tros que buscan llevar mejor teatro a los espectadores es una muestra de que la cultura es importante para los pueblos del norte argentino, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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