Al comenzar la función, el telón se abre mientras la oscuridad domina todo el espacio de la sala Galán del teatro Mitre. Poco a poco las luces suben y el espectador ve sobre el escenario una pequeña plataforma negra y sobre ella tres cuerpos… dormidos, muertos, inertes.
Los cuerpos se van desperezando, salen del letargo para entender que llegó el momento de marchar, de ponerse en pie y seguir adelante… los motivos, muchos… el hambre, la dominación, la desesperación, la muerte… muertes que sustituyen a nuevos jóvenes que salen a marchar… de dos en dos, de tres en tres, de uno en uno, todos van cayendo… pero se vuelen a levantar.
Al frente de la marcha se conversa, se teme, se muere, se cae, se levanta, se tiene esperanza, se duda, se muere, siempre se muere, pero otros toman sus lugares.
Son muchos los que marchan, aunque sean solo tres los que vemos en escena. Emanuel Urzagasti, Franco Nasisi y Mauricio Escalante se multiplican para representar a los 48 personajes que marchan sin parar de acuerdo al texto de Alberto Adellach en “Marcha” la segunda obra de la trilogía Homo dramáticus, que integran Criaturas y Palabras.
Sergio Díaz Fernández dirige a estos actores que se mueven entre la aniquilación por parte de la sociedad, y que creen en el libre pensamiento, pero caen, lloran, ríen, transpiran, sin dejar de marchar, de suspirar, de aspirar algo mejor… aunque no se sabe qué.
Quienes marchan rechazan, buscan transformación, gritan y no se callan, mientras caen bajo las balas de un poder oculto, que solo se mantiene con balas de francotiradores.
Urzagasti, Nasisi y Escalante caen constantemente en escena, caen de la plataforma negra, se suben nuevamente, corren, se agitan, caen nuevamente, unos sustituyen el lugar de los otros, ellos son tres, pero representan a muchos, a anónimos que marcha y que van hacia adelante por un futuro mejor, aunque muchos no saben qué es eso… ¿futuro? Muchos son jóvenes y no conocen sino este presente de represión, pero marchan y siguen marchando.
Su campo de acción es la plataforma, es su cuadrilátero de lucha. El director los somete a un espacio, los confina, pero ellos siguen marchando, se golpean el cuerpo y siguen marchando, caen por los impactos de las balas imaginarias, que ellos sienten en sus cuerpos.
Marcha es una obra que el grupo de teatro ADN (Arte de Nosotros) está presentando luego de la campaña realizó a través de la plataforma digital de panaldeideas.com para conseguir los 15.000 pesos necesarios para subir a escena. La campaña fue exitosa recaudando 15.670 pesos para que el público pueda admirar esta pieza de teatro del absurdo que de absurda no tiene nada, sino que está cargada de ideología, de vida, de pasión, de posiciones personales, en un grupo de personas, que pueden ser jóvenes, adultos y ancianos que avanzan cayendo, levantándose y dando paso a los que vienen detrás.
No hay efectos de luz, no hay grandes vestuarios ni escenográficos, son tres actores que se desnudan – literalmente – para despojarse de temores, dudas y seguir adelante en la marcha por algo mejor, luego de 5 meses de trabajo, que se ven en escena, principalmente en materia física, porque esas caídas y levantadas no pueden sino ser producto de un trabajo constante y seguido.
Marcha está en cartelera en la Sala Galán del Teatro Mitre así que anímese y vayan a verla. Para horarios y días, lo mejor es estar atentos al facebook de los actores y del director.
Del absurdo a la realidad que más golpea… la muerte de jóvenes
Marcha fue escrita en 1958, luego del primer de derrocamiento de Perón y tiene un contexto histórico, político y económico de la Argentina de ese momento. Sin embargo, la fantasía muchas veces es el reflejo de la realidad y en este caso basta ver este montaje para que el alma y la mente nos lleve a un lugar específico: Venezuela.
En este país luego de más de 100 días de protestas en las calles, han fallecido más de un centenar de personas.
Por ejemplo, el diario Panorama en su versión digital del día 1 de julio menciona que «entre el 1 de abril y el 19 de junio de 2017 se han registrado 2.675 protestas, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs), en un contexto de grave crisis económica. El viernes, en Barquisimeto (350 km al oeste de Caracas), pistoleros encapuchados dispararon contra manifestantes que habían levantado barricadas, lo que según el diputado opositor Alfonso Marquina dejó cuatro fallecidos. La Fiscalía solo ha confirmado una de esas muertes. Los tres meses de protestas también dejan un millar de heridos, según ese organismo, y más de 3.500 detenidos, de acuerdo con la ONG Foro Penal. Gobierno y oposición se responsabilizan mutuamente de la violencia. Maduro asegura que todo forma parte de un complot entre «la derecha terrorista» y Estados Unidos para derrocarlo».
Al igual que en la obra ficticia, donde los jóvenes caen y son detenidos, en Venezuela, la realidad es que algunos jóvenes «fueron capturados en un banco, donde se resguardaban de los gases lacrimógenos que lanzó la GNB, los cuales impidieron que la manifestación llegara a la sede del poder electoral en Caracas», según minuto30.com, que destaca que esos detenidos, o al menos 31 de ellos fueron libreados luego que el Juez declaró nulidad absoluta de aprehensión.
Mientras caen los actores durante su «Marcha» escénica no podía dejar de pensar en los jóvenes que caen a manos de los cuerpos represivos de seguridad, que disparan primero y nunca preguntan.
Pero no todos consideran que estas muertes sean de opositores, marchistas, como lo refleja un artículo del equipo de Alba Ciudad, un diario financiado y escrito por afines al gobierno de Nicolás Maduro – desde la alcaldía de Caracas, donde presentan un informe «con todos los casos de las personas fallecidas a causa de las protestas, de una forma lo más imparcial posible».
Sean muertos de un bando o del otro, son vidas de venezolanos que se acaban por una lucha interna de dos sectores que ven la política de una forma muy distinta. Venezuela tiene 18 años con el mismo sistema político y su desmoronamiento es cada día más evidente, por falta de una economía sólida, políticas de verdadero apoyo al sector productivo, medidas que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, más allá de paliativos sociales que siguen después de tantos años y con una permanente publicidad oficial asegurando que ahora los venezolanos viven mejor, en medio de culpas y denuncias de enemigos del exterior, cuando el principal error del país es su conducción.
Al aplaudir de pie a los actores de Marcha los espectadores están dando un espaldarazo a quienes se oponen a los regímenes dictatoriales, sean de izquierda, de derecha, de centro o de sur, o disfrazados de democracia. Yo aplaudí porque era una manera de festejar que la juventud de Venezuela estaba reflejada en esos tres actores, demostrando que no importa caer, sino levantarse y ocupar el lugar del que – por la razón que sea – ya no está y que la Marcha sigue y seguirá mientras se sigan dando golpes con balas y leyes ajustadas a los intereses personales a los corazones libres, que también son recibidos en otros órganos del cuerpo, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
PD: Las fotos de las protestas en Venezuela son de internet y son simplemente ilustrativas de la situación que se vive en el país de Simón Bolívar.
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