top of page

El Ucumar

[kento-splash-screen]


Cierta noche regresando de Salta hacía Jujuy – por La Cornisa – justo a la altura del paraje “El Ucumar” que está sobre la Ruta Nacional Nº 9, me preguntaron si yo conocía la historia del Ucumar y como obviamente la desconocía, el conductor del vehículo decidió detenerse a la orilla del camino y para contarme el siguiente relato.

Se cuenta que hace muchos añosss, tanto que nadie sabe realmente el tiempo exacto, una joven cazadora se extravió en la selva y fue atrapada por un oso. Por muy extraño que parezca, entre ambos seres uno una relación sexual, desconocemos si consentida o por violación, lo cierto es que de allí nació la raza de los ucumares, al que también se le llama “UKUMAN”, que en voz quichua quiere decir “cuerpo, parte material de un ser animado”.


Sin embargo, en el blog de folkloredelnorte.com.ar se asegura que el primer Ucumar «era mujer, cubierta de pelos negros, largos, sucios, duros, pero elásticos. De las líneas de su rostro sólo se destacaban dos ojos pequeños, intensos, oscuros y hundidos. Los pelos que le nacían en la frente caían sobre la nariz y la boca, separados apenas por bufidos y manotazos a uno y otro lado. La boca era un tajo enorme y baboso, y los dientes salidos, aislados unos de otros, cada cual con su propio ángulo.


Pero quienes se han topado con sus descendientes aseguran que «es petiso, panzón y su cuerpo está completamente cubierto de pelos largos y negros. Tiene barba y los cabellos le cubren la cara de rasgos humanos. Sus piernas son como las de un oso y los pies poseen, a diferencia de los nuestros, el dedo grande muy abierto. Sus huellas han sido encontradas cerca de las vertientes donde va a tomar agua. Los ojos son pequeños pero muy vivaces y de mirada intensa. Es un ser con una fuerza extraordinaria. Pueden oírse sus gritos cuando el viento es favorable».


Se le teme, porque además de su fuerza «roba a las mujeres y las lleva a vivir con él, buscando procrear y mantiene en cautiverio a las damas en una cueva que cierra con una enorme piedra.

Aseguran los que han oído esta leyenda que existió un caso así en Salta y que la mujer pudo regresar a su casa muchos años después de ser secuestrada por el Ucumar, porque el hijo de ambos creció y tuvo la fuerza suficiente – herencia del padre – para mover la piedra que obstaculizaba la entrada y así regresaron a la aldea donde ella vivía.

Pero no son solamente las mujeres las que corren peligro de este ser, ya que también se afirma que hay ucumares hembras que raptan hombres jóvenes para formar pareja.

Otras versiones de este mito o leyenda dan cuenta de que el Ucumar no «sería un animal, sino el alma de un hombre rico condenado por mezquino y malvado. Bajo el aspecto de ucumar, echando fuego por los ojos, ataca a la gente para matarla y comerse el corazón; pero es probable que estos datos sean rasgos exagerados provocados por el temor que infunde», como si la primera versión fuera menos atemorizante, con la salvedad que – al parecer – esta alma descarrillada es «generosa con aquellos a quienes atrapa, los cuida y los alimenta con miel y frutas silvestres».


Aunque el Ucumar puede ser un mito, sí existe un pariente que puede ser el originador de la leyenda y se llama «ucumari» que son los únicos osos de Sudamérica y tienen un collar blanco y todas las características de los úrsidos europeos o de Norteamérica. Es lo que en Venezuela se conoce como el oso frontino, aunque también responde a nombres como oso de anteojos, oso andino, oso sudamericano, y jukumari.


Esta es una leyenda con marcados tintes sexuales así que si está por esta zona es mejor que no esté muy libidinoso, ya que a lo mejor se le aparece alguien o algo que quiera llevárselo a una cueva para tener hijos. Aguántese las ganas, principalmente si son de esos jóvenes amantes que buscan un lugar boscoso y apartado para dar rienda suelta a sus pasiones, no sea que el remedio termine siendo peor que la enfermedad o el calor corporal, pero claro esa es mi Visión Particular, ustedes vean lo que hacen cuando estén por el paraje “El Ucumar”.

PD: Luego del relato nos tomamos unos mates y decidimos seguir nuestro camino, sabiendo – o más bien esperando – que esa noche el Ucumar no tuviera ganas de procrear. Además, esta es una leyenda que se extiende por todo la región norte de Argentina, así que tengan cuidado a la hora de detenerse.

Francisco Lizarazo

Σχόλια


Envíame un mensaje y dime lo que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© 2024 Creado por VP Producciones 

bottom of page