top of page

Ella está tan segura que nos alcanzará que nos anima a disfrutar la vida

Del Fin de sexenio

En el fin de Sexenio la calaca se entretiene y agudiza más su genio con la grilla que se tiene. Y aunque a veces su mal genio nos contagie y nos apene ya firmamos un convenio para que ninguno Ya nadie hará más berrinche por este gobierno pinche que nos tuvo en un martirio. Por eso el saliente gobierno, con un gesto muy severo hay que irle prendiendo un cirio, queridos compañeros.

Calaveras Literarias

Para la mayoría de las religiones y, para un gran número de personas, la muerte es un proceso inevitable y natural que forma parte de la vida.


Investigando sobre este hecho que tarde o temprano nos llegará, resulta que «para los Esenios en particular, el cuerpo es corruptible mientras que el alma es inmortal e imperecedera. De este modo, la muerte libera el alma de la prisión material. Judíos, cristianos y musulmanes, comparten la creencia en una supervivencia del alma después de la muerte. En la religión hindú. Los fieles de esta creencia están convencidos de la transmigración de las almas, cuando muere el cuerpo, el alma sigue con vida y encarna en otro mortal, planteando así el dogma de la rueda de reencarnaciones. Algo parecido ocurre en el budismo.


Para otros, como en África, la muerte es vista como una etapa de renovación del hombre, un camino hacia el más allá, que es un lugar de tránsito. La mayoría de las tribus reconocen la transmigración; no retienen al difunto, sino que le autorizan a regresar a la tierra e iniciar un nuevo círculo vital.


Los mexicanos, alejados del continente africano en distancia, pero al parecer no en sentimiento, opinan igual, que en aquel continente, o por lo menos así lo puede apreciar uno ya que para rendirle culto a la muerte, los descendientes de los aztecas, mayas y otras etnias, se dedican a las ofrendas, canciones, comida, bebida y mucho humor, uno que como mencionan en la página web salud.aollatino.com está lleno de humor negro que «oculta el miedo a morir y que surge en esta época del año o cuando sucede algún evento trágico».


Para el mexicano, según uno observa al estar en medio de esta celebración tan típica de ellos, pero que resulta un tanto extraña para un venezolano, la celebración de la muerte es un proceso que mezcla el duelo por la pérdida de un ser querido, y que lo lleva a pasar por diversas manifestaciones afectivas y psicológicas que van desde la negación, a la ira y por fin a la aceptación.


Pero también es un motivo para el rito y la celebración. al igual que pasa con los argentinos, los mexicanos toman el culto a la muerte como un homenaje, porque «se evoca a los que no están de muchas maneras: con una foto, una veladora, o una calavera de azúcar o decorando la tumba con los motivos que más le agradaban al difunto», igual hacen los porteños en Buenos Aires que llegan a hacer picnic en la tumba de su ser querido, como lo pude observar en el cementerio de Recoleta, donde junto a un mausoleo estaba una señora, tal vez la viuda del difunto, tejiendo y conversando animadamente con el sarcófago como si estuviera poniendo al día al muerto sobre el acontecer diario, y poniéndose ella a su vez en conocimiento de lo que sucede en el camposanto, porque si hacemos caso a la canción de Mecano “Este cementerio es poco serio” allí también hay temas de conversación.


Este humor negro de los mexicanos para celebrar a sus difuntos, también se ve reflejado en la literatura, y puede ser la siguiente anécdota el detonante de este escrito. En el metro de México, no recuerdo en qué estación, se subió uno de los tantos vendedores ambulantes que a diario transitan por los vagones del subterráneo vendiendo infinidad de productos a módicos precios (que van entre los 5 y los 10 pesos) y entre ellos estaba uno que voceaba versos sobre artistas, cantantes, políticos y todos referidos a su reciente muerte, aunque muchos de ellos están vivos. Lo cierto es que este vendedor narraba estas historias con la finalidad de colocar sus revistas entre el público del metro (por tan solo 10 pesos) para que adquirir las “calaveras literarias” que de acuerdo a la definición en Internet se trata de «una composición en verso tradicional en México, que suelen escribirse en vísperas del Día de los muertos».


Photobucket

La historia sobre las “calaveras literarias” menciona que «antiguamente conocidos como panteones, estos versos nacieron en el siglo XIX a modo de epitafio burlesco y como modo de expresar ideas o sentimientos que en otras oportunidades sería difícil decir. Fueron frecuentemente censurados o destruidos por la policía en la época colonial, ya que, por lo dicho anteriormente, también servían como medio para expresar descontento con los políticos

de la época. Las primeras calaveras impresas fueron publicadas en 1849, en el periódico El Socialista, de Guadalajara.

Por supuesto que compré una de estas publicaciones y de los tantos versos que trae la revista usé una encabezar este escrito, pero no es solo la literatura, es que la economía popular gira en torno a esta fecha del Día de los Muertos. Primero que nada, el 2 de noviembre es día de fiesta así que no se trabaja, bueno muchos lo hacen, principalmente los comerciantes, pero en principio es para celebrar y rendir homenaje a los deudos.


Pero quienes disfrutan mucho este día, y el previo dedicado a los santos inocentes, son aquellos  que gustan de jugar «a la muerte (con disfraces) para llevar esta cita impostergable al lado amable de la vida».

Poniéndonos analíticos tenemos que «En México, según estudios históricos, la mue

rte representa renacimiento, un reencuentro con aquellos seres queridos que ya no están. Los rituales tradicionales han fungido como una ayuda para ir aceptando la muerte de un ser querido. ¿Cómo?, principalmente recordando las experiencias positivas o agradables que se tuvieron con el difunto en cuestión, además de favorecer que las personas se identifiquen con algunas de sus características notables y así sentir que de alguna manera vive dentro de uno'», esto de acuerdo a María Eugenia Patlán López, psicoterapeuta y Secretaria de la Mesa Directiva y Miembro del Consejo Técnico de Licenciatura el IIPCS.

La muerte no es el final

Recurriendo a Internet y al señor Google conseguí una explicación sobre la fas

cinación que tiene el culto a la muerte por parte de los mexicanos, y según relata alguien identificado como Deja Vú – buen nombre para hablar de este tema – «En el mundo náhuatl precortesiano, la muerte era adorada como dios y controlaba el destino del universo; se le llamaba Mictlantecuhtli. El noveno mes del calendario religioso de los aztecas, que comenzaba el ocho de agosto, estaba dedicado a la fiesta de los pequeños difuntos, y era además la preparación para la celebración del mes siguiente que estaba dedicado a los adultos fallecidos.

Photobucket

Relata este comentario  en un chat de Yahoo que en esta festividad se llevaban ofrendas de alimentos y bebidas. “Después de la conquista la muerte se adaptó en la vida de los indios conversos como un pavoroso esqueleto cristiano, y las fiestas para los chicos y grandes dejaron de celebrarse en el mes de agosto. En el siglo XI se estableció el dos de noviembre como el día de los «Fieles Difuntos» en Europa. En el México de hoy, las fechas que ha introducido la iglesia católica son: para los chicos el primero de noviembre y para los grandes el día dos. A través del tiempo, la tradición del día de muertos se ha conservado gracias al fervor y la religiosidad con la que el pueblo mexicano la ha transmitido, y a pesar de las transformaciones que ha sufrido, la esencia de esta celebración no ha cambiado mucho”.

Recorrer las calle

s de Ciudad de México observando la manera de celebrar esta fecha es conocer un poco la historia de este país lleno de contrastes, pero rico en materia de folklore, de comida y bebida, que lo hace pensar a uno si en realidad la muerte es solo un paso y si no es mejor vivir cada día como si fuera el último para que cuando nos llegue la hora de partir seamos recordados con alegría y buenos deseos.

En la ciudad de Maturín, estado Monagas, en Venezuela, por poner un ejemplo,  durante los carnavales existe la costumbre de adornar las calles, y muchos vecinos se organizan para apoyar esta celebración y hacen hasta competencias entre urbanizaciones para ganar un premio como la calle más adornada y con mayor creatividad. Aquí en el DF hay una avenida, al menos una que yo haya visto -la Álvaro Obregón-  donde los mismos comerciantes de la zona patrocinan algunos «altares» de muertos, poniendo sus nombres comerciales en la creación artística. Son cuadras enteras donde se puede apreciar el talento de quienes ven en la muerte una manera de desplegar el genio creador, con imágenes de deudos, o de personajes famosos, políticos, deportistas, actores, que han fallecido, pero que también merecen  tener un lugar para ser recordados.


Photobucket

La festividad no se queda en los «altares» de esta calle,  también pasa por la música y la danza en otras zonas, como el monumento a la Revolución, donde los jóvenes, se pintan y ayudan a otros a adquirir un «look» a los «thriller» para jugar con la fantasía y transformarse por unas horas en otros seres.

«La Catrina»


Photobucket

Pero la muerte también puede ser para los mexicanos una denuncia social, una crítica a quienes se creen lo que no son, Este es el origen de la conocida en tierras aztecas como la «Catrina», figura que fue bautizada así por Diego Rivera,  convirtiéndola así en un personaje popular mexicano.


Photobucket

El origen de «la Catrina» viene de un «grabado en metal autoría del caricaturista José Guadalupe Posada, el nombre original es «La Calavera Garbancera». «Garbancera» es la palabra con que se conocía entonces a las personas que vendían Garbanza que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses (este último más común durante el porfiriato) y renegaban de su propia raza, herencia y cultura. La calavera no tiene ropa sino únicamente el sombrero, desde el punto de vista de Posada, es una crítica a muchos mexicanos del pueblo que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde».


Photobucket

Como mencioné anteriormente,  fue Diego Rivera quien la dibujó la catrina por primera vez vestida en su mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central», donde la calavera aparece como acompañante de su creador: José Guadalupe Posada. En ese cuadro también aparecen el propio Rivera, como un niño, y  Frida Kahlo.


Photobucket

«De acuerdo con el folclore mexicano, La Catrina es mejor identificarla como la muerte, puede mostrarse de muchas formas. Algunas veces se la encuentra alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso coquetear con los mortales. Otras, nos la encontramos «en los huesos,» lista para llevarnos cuando menos lo esperamos. Sin embargo, la relación que los mexicanos tienen con «La Catrina» se define por una serie de circunstancias íntimamente vinculadas con la historia y cultura de México, por lo que ésta se considera un huésped imprescindi

ble en ocasiones importantes, como el Día de Muertos, que se celebra cada 2 de noviembre», según podemos leer en wikipedia.

Allí también se menciona que «La Catrina» – con su sonrisa – invita al mexicanos a vivir el momento, y a través «de la música y la danza, encontrar el sentido de la vida. La doble identidad de La Catrina nos recuerda que la vida es aquí, ahora y eternamente, como la música y las artes».

La fascinación juvenil por la muerte


Photobucket

Dicen que los jóvenes parecen sentirse fascinados por la muerte, lo que se demostraría en series de TV, tiras cómicas e infinidad de artículos de colección donde la muerte o «la parca» son los protagonistas y tienen éxito de venta entre los adolescentes.


Photobucket

En historia-religiones.com.ar son un tanto pesimistas y atribuyen esa fascinación de los jóvenes actuales por la muerte «tal vez por carecer de excesivos problemas reales (hambre, guerra, miseria) pagan mucho dinero por practicar deportes de aventura, algunos de gran riesgo, como el rafting o el puenting, que les provocan la emoción de estar a dos pasos de la muerte. Esto se asemeja a lo que hacían algunos intelectuales románticos, que en el siglo XIX viajaban a escarpa

dos parajes alpinos para asomarse a escalofriantes simas -bien sujetados con una cuerda o agarrados a una baranda de hierro- donde su imaginación podía mirar a la Parca a los ojos».

Sin embargo, no se puede descartar algo de razón en esta visión de esta página web, ya que como ellos mismos lo mencionan «en los últimos años han proliferado entre los jóvenes los llamados juegos de rol, traducción del original role game, ya que nacieron en Estados Unidos. Se trata de un híbrido entre el club iniciático, el juego y la representación teatral. En ellos, los temas recurrentes hacen referencia a tradiciones esotéricas y místicas, como el satanism

o medieval (juego Akelarre) o el literario Juego de Rol de la Tierra Media, inspirado en la mitología creada por J.R.R. Tolkien. También hay role games inspirados en la mitología del vampiro», basta ver eléxito de películas como «Crepúsculo», o series como «Diario de un Vampiro», y varias de las películas de Tim Burton para  entender que la muerte y sus derivados son un producto comercial de gran aceptación.

Música y muerte

Pero si los jóvenes están manife

stando actualmente una fascinación por la muerte, la música siempre ha estado tentada por ella,  Desde las danzas de la muerte de origen medieval que aún se practican en diversos enclaves rurales de Europa, hasta la música popular del siglo XX, el rock, ha recuperado esta temática, en algunos casos con una implicación casi ritual por parte del músico o el oyente.

La banda The Cure fue uno de los exponentes, en los 80, de este género musical, y su cantante, Robert Smith, presentaba una «apariencia escénica similar a una macabra marioneta que recuerda las que se venden en los mercados artesanales de Praga».

Ejemplos musicales de adoración a la muerte hay muchos, ya sea que sus letras giren

sobre este tema, o sus integrantes se vistan y maquillen como seres muertos que regresan del más allá.

Lo cierto en toda esta fascinación sobre el arte y la muerte, es que «la parca» está tan segura de nosotros que nos da toda una vida de ventaja, porque sabe que – tarde o temprano – nos encontrará y nos llevará con ella, a menos que seamos Ralph Macchio en la película «Encrucijada» y podamos enfrentar a Steve Vai  en la guitarra para librarnos de la muerte  o esa es mi Visión Particular.



Comments


Envíame un mensaje y dime lo que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© 2024 Creado por VP Producciones 

bottom of page