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La muerte nos une más de lo que pensamos

«… Astrid, renuente en creer las promesas de César, optó por abstraerse y ocupar su mente en leer los epitafios

tallados en las lápidas de mármol de varias tumbas del viejo camposanto. En una se leía: “Aquí descansa José Julián 1929-1985, buen esposo, buen padre…mal electricista”.


Al lado escribieron una leyenda de despedida de semejante contexto: “Aquí yace Josefina Mercedes Lárez Semprún. 1893-1963. Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando. De su yerno Antonio José Benfica”. Siguieron su camino sin rumbo determinado. César insistiendo para que ella volviera a aceptarlo, Astrid bloqueándose mentalmente para no caer en la tentación de decirle que sí. La chica, en el recorrido entre los panteones y tumbas abandonadas en el cementerio, notó que los ladrones cargaron con cuanto metal había (cruces, jarrones, pasamanos, argollas, rejas, láminas de zinc entre otros). Un poco más allá, leyó otro epitafio: “Dorotea Leónidas Lara 1924-1989. Recuerdo de todos tus hijos menos Ricardo, quien nada dio para el entierro”. ..» (Extracto de HISTORIA DE AMOR Y HUMOR de Andrés Eloy Ravelo)

Este pequeño texto de un relato del amigo y colega Andrés Eloy Ravelo sirve para ejemplificar que a veces no estamos atentos  a lo que está a nuestro alrededor y solo cuando la mente se evade para no poner atención a la realidad es que nos damos cuenta de las cosas que tenemos cerca.

En esta onda «urbana» de cosas que uno puede encontrar  a su alrededor y que no ve hasta que se las enseñan o cuando deja de estar pendiente de lo que sucede a su alrededor está la siguiente historia, que además tiene que ver con cementerios.

Relata la página Noticias al día y  a la hora que el llamado “Fantasma del Orfanato”, que «se la apareció a

personal periodístico y trabajadores del diario El Expreso, dos días después le apareció a varios efectivos de la Policía del estado Bolívar, cuando estos patrullaban la avenida 5 de Julio».

Sigue la información que en el sector Cerro El Zamuro,  en el cruce de la calle 28 de Octubre con 11 de Abril, se conversó con Jesús Noguera, quien nació en el sector hace 45 años, quien comentaría que la extraña silueta que desaparece frente al Orfanato Escuela Bolívar, se reportó por última vez hace aproximadamente 20 años.

Según lo relatado por Noguera, hace 40 años el “Fantasma del Orfanato”, se le apareció un tío suyo de nombre Marcial Rodríguez, quien moriría unos años después laborando para el diario Correo de Caroní.

Las historias de cementerios y de fantasmas no son locales, es decir, no respetan fronteras y aquí llegamos al punto de este artículo, que  la imaginación en cuanto a aparecidos no conoce límites de países y lo traigo a colación porque estando en el metro de Ciudad de México uno de los constantes buhoneros que venden sus mercancías dentro de los vagones estaba ofreciendo un libro con leyendas recogidas a lo largo de esta nación y una llamó mi atención por el nombre y la similitud con una historia de espíritus y aparecidos que también existe en Venezuela y que se llama: La Llorona.


El antecedente más antiguo de la leyenda de La Llorona tiene sus raíces en la mitología Azteca, por eso se dice que es una leyenda o mito originario de México.  Una versión sostiene que es la diosa azteca Chihuacóatl, protectora de la raza.  Cuentan que antes de la conquista española, una figura femenina vestida de blanco comenzó a aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las colinas aterrorizando a los habitantes del gran Tenochtitlán.

Otra versión relata que existió una mujer indígena que tenía un romance con un caballero español. Fruto de esta pasión, nacieron tres niños, que la madre atendía siempre en forma devota. Cuando la joven comienza a pedir que la relación sea formalizada, el caballero la esquivaba, quizás por temor al qué dirán. Dicho y hecho, un tiempo después, el hombre dejó a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad. Cuando la mujer se enteró, dolida y totalmente desesperada, asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río. Luego se suicida porque claro, no soporta la culpa. Desde ese día, se escucha el lamento lleno de dolor de la joven en el río donde esto ocurrió. Luego de que México fuera establecido, comenzó un toque de queda a las once de la noche y nadie podía salir. Es desde entonces que dicen escuchar un lamento cerca de la plaza mayor, y que al ver por las ventanas para ver quien llamaba a sus hijos de forma desesperada, veían una mujer vestida enteramente de blanco, delgada y que se esfumaba en el lago de Texcoco.

llorona chile

Las variaciones entonces se adaptan a las diferentes zonas del continente donde se escuche el relato: En la versión distintiva de la tradición en Chile, la Llorona se llama la Pucullén. Se dice que llora eternamente porque le quitaron a su hijo de sus brazos a muy corta edad. Es una presencia fantasmal vestida de blanco, a la que sólo puede ver la gente que está cercana a la muerte, algunas personas con habilidades especiales (como las Machis o los Calcus) y los animales que tienen los sentidos más agudos, entre ellos los perros, que lanzan lastimeros aullidos cuando perciben su presencia.

En Argentina, la Llorona es una mujer que mató a sus hijos, ella se suicido por que escuchaba los gritos de sus hijos, entonces luego de matarse, el espíritu de ella sigue rondando, y ella se echa la culpa de haber matado a sus hijos.


En Ecuador es una leyenda muy conocida, junto a la leyenda de la dama tapada. La Llorona era una mujer cuyo esposo la abandonó junto a su bebé. Ella enloqueció y ahogó al bebé en el río, pero después se arrepintió y se echó al agua a buscarlo. Cuando lo encontró, ya estaba muerto y sin uno de sus dedos, el meñique. Entonces la Llorona se suicidó y desde entonces su alma en pena vaga, cortando el dedo meñique de quien se le aparezca. Sin embargo, también existe la versión más conocida, en la que ahoga a su bebé y ahora llora buscándolo sin descanso. Estas historias son muy creídas por los campesinos.

La llorona también es una leyenda tradicional en Colombia. Según la versión de este país, la Llorona es un espectro

errante que recorre los valles y montañas, cerca de los ríos y lagunas, vestida con una bata variopinta que la cubre hasta los talones. Tiene el cabello largo y rizado, de color plateado, negro y dorado, y en él se posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas. Su rostro es una calavera aterradora, y en las cuencas de sus ojos giran dos bolas incandescentes. De su nariz cuelga un cordón umbilical y con sus enormes dientes muerde el tallo de una rosa roja. Las mangas de la batola le llegan hasta sus muñecas y con sus manos grandes, huesudas y ensangrentadas, arrulla a un feto muerto.


En Venezuela – donde también existe la Sayona, aunque esta solo se le aparece a los infieles parranderos para conquistarlos y matarlos – la Llorona es el alma en pena de una mujer muy jovencita que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de una niña, a la cual dio a luz. El soldado la abandonó y ella, como no tenía idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto de la niña, la mató con sus propias manos. Cuando la joven vio lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre está llorando, y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Se sabe que roba niños que están solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general, se la oye llorar en tiempos de Semana Santa.

llorona mexico

Sea el relato que sea, la Llorona es un personaje latinoamericano que representa la búsqueda de la venganza o justicia, luego de un acto de violencia, como una manera de justificar muchas veces lo que hacemos en el Continente, lo cierto es que la tradición popular siempre trata de encontrar el castigo para quien comete una injusticia, lástima que en la vida real los «villanos» casi nunca reciben castigo, o – por el contrario – son recompensados con embajadas y posiciones de mando oficial, mientras los inocentes terminan siendo las verdaderas víctimas, pero ese es tema de otro artículo, aquí lo que resalta es que la imaginación colectiva ha logrado llevar una historia hasta sus tierras y hacerla propia reflejado que al final lo que nos separan son fronteras políticas, cuando en realidad desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego somos iguales, lo que deberíamos tener más en cuenta no solo en el caso literario, o esa es mi Visión Particular.

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