A propósito del 9 de julio
Se cuenta que aquel 9 de julio de 1816, martes, no llovió y que, por el contrario, fue un día muy soleado, lo que permitió que a las dos de la tarde, los diputados reunidos en Tucumán iniciaran la sesión que tenía un solo objetivo: el «proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país».
Al parecer no hubo discusión, porque todos estuvieron de acuerdo en declarar la independencia, que era el motivo por el que el diputado por Jujuy, Sánchez de Bustamente, había solicitado la reunión de los diputados.
Cosa extraña, ese día no fiesta, pero al día siguiente, el miércoles 10 de julio la situación fue otra y – según los cronistas – «los actos empezaron a eso de las nueve de la mañana con una misa celebrada por un congresal: el sacerdote Castro Barros. Asistieron todos los diputados, el gobernador Aráoz y el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón».
«Unos con ponchos y botas, otros con galeras y chaquetas, escuchaban a los cantores que interpretaban cielitos y zambas que tenían como tema principal la Independencia, aunque siempre mezclaban en su repertorio canciones «de amor», que tanto le gustaban a las chicas».
En la ciudad de Tucumán todo estaba adornado con flores, guirnaldas y banderas. Como no se podía dejar de esperar, la noche llegó con bailes de festejo, comida y bebida.
«En la casa histórica el baile se armó en el salón principal. Allí estaba la orquesta y algunos paisanos guitarreros. Porque se bailaba el minué, pero también la zamba. Entre los que mejor bailaban, se destacaba el general Belgrano, que no se despegó en toda la noche de la muy bonita Dolores Helguera, la fututa madre de su hija».
Presente que recuerda pasado tiene un futuro
Han pasado casi 200 años de aquel hecho y todavía se celebra como mejor lo sabemos hacer los seres humanos: con fiesta, desfiles, bebidas y bailes.
En El Carmen, provincia de Jujuy, la plaza Domingo T Pérez albergó a los más pequeños para hacer los honores a la bandera y luego de izar el símbolo patrio, varios niños protagonizaron un baile, vestidos a la usanza de aquellos años del siglo 19.
Luego del acto protocolar, la festividad pasó a la avenida Presidente Perón donde desde los jardines de infante hasta quienes estudian tecnicaturas desfilaron mostrando sus galas, ya más modernas y adaptadas a los tiempos, siempre teniendo una insignia o recordatorio de ser argentino.
A lo largo de la avenida los desfiles pasaron por la tarima central, donde estaba el intendente Adrián Mendieta junto a otras personalidades e invitados especiales, quienes disfrutaron de estas actividades, mientras eran entrevistados por los medios de comunicación o se deleitaban con alguna exquisitez gastronómica que les acercaban los encargados del protocolo.
Pero no solo ellos estuvieron comiendo y bebiendo, afortunadamente, ya que los asistentes al desfile cívico tenían a su disposición varios puestos de comida para celebrar – como en 1816 – la festividad independentista.
De lo que se comía en aquellos tiempos no tengo mayor conocimiento, pero imagino que algo ha perdurado hasta nuestros tiempos y por ello había kioscos que vendían empanadas de carne y pollo, también de queso de cabra, tamales y parrillada argentina.
Empanadas de carne y de pollo
Tamales
Para mitigar el frío estaba el locro, junto a bebidas calientes como café, té, infusiones o mate, además de jugos naturales o ensaladas de fruta.
Locro
Ensalada de frutas y jugos de frutas
Pollo a la parrilla
Papuchas con mayonesa (algunos le ponen trocitos de salchicha)
El pollo a la parrilla se veía muy apetitoso, pero si uno aún no estaba con ánimo de almorzar, podía matizar e ir haciendo estómago con unas papas fritas o «papuchas».
Pizza casera
Para otros gustos, menos patrióticos, pero igualmente argentinos, porque ya han hecho de este platillo algo propio, estaban las ventas de pizzas caseras.
Dulces artesanales
Capia rellena de dulce de leche
Milhojas
Para el postre no solo se podía tener la opción de la ensalada de frutas, aunque muchos no lo consideren un postre y menos con el antenombre de ensalada, para ellos había algodón de azúcar rosado, depende de cada quien si quiere comer esto y que lo vean con algo rosado en la boca – lo digo por los caballeros – pero también había una gran cantidad de dulces artesanales como milhojas, quesadillas, capia, turrón de miel de caña, acemitas, entre otros productos regionales.
Algodón de azúcar
La patria se lleva en el corazón y en las acciones, más que en los discursos, de los que este día hubo en abundancia a lo largo de la República, por eso es bueno no solo participar en lo que oficialmente se hace para estas fechas, sino mezclarse y ver los rostros de niños, adultos y mayores a la hora de sentir lo que para cada uno es el sentido de pertenencia a un lugar, porque como siempre digo: «uno debe estar donde lo quieren y donde se sienta bien», o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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