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OH! Gauchito Gil Te pido humildemente Se cumpla por intermedio Ante Dios, el milagro que te pido: Y te prometo que cumpliré Mi promesa y ante Dios Te haré ver, Y te brindaré mi fiel agradecimiento Y demostración de Fe En Dios y en vos Gauchito Gil Amén Oración al Gauchito Antonio Gil
Recientemente comentaba que inspirarse a la hora de escribir una de las recomendaciones – entre muchas otras – estaba pararse en una esquina y ver pasar las historias que suceden ante nuestros ojos. Al igual que Fito Páez, a mí también me gusta estar del otro lado del camino y rodando por las vías de la provincia de Jujuy uno observa una gran devoción por santos y personajes populares que, aunque muchos no gozan del visto bueno de la Iglesia, son tomados en cuenta e invocados a la hora de un padecimiento o una penuria.
Si uno va a la provincia de Salta o transita por la provincia de Jujuy no puede dejar de notar verdaderos altares y monumentos que los fieles han construido al Gauchito Gil, devoción que si bien comenzó en la provincia de Corrientes, sus milagros y adeptos ya se cuentan por toda la Argentina.
El culto al Gauchito Gil destaca porque sus santuarios son de color rojo, con muchas banderas, su ermita también es de color rojo y hay quienes han construido mesas, asadores y otras facilidades para quienes acuden a diario a rendirle honores o lo hacen el día 8 de enero, fecha de aniversario de su muerte.
El color rojo es el distintivo del Gauchito Gil y alrededor del santuario se observan velas y cintas con el pedido o agradecimiento escrito.
Pero ¿quién fue el Gauchito Gil?
Como sucede en estas leyendas y santos profanos, recordemos que no están aceptados ni reconocidos por la iglesia Católica, la realidad entre la fe cristiana y las creencias paganas, heredadas de los indios guaraníes, se pierde en el tiempo.
Aunque existen diferentes versiones sobre la época en que vivió y sobre el motivo de su muerte, la historia más difundida cuenta que todo sucedió en el siglo XIX, las fechas varían entre 1840, 1848 y 1890, pero lo que sí es un acuerdo entre todos es que su muerte se produjo un 8 de enero, en medio de las constantes luchas fratricidas entre los Liberales (o Celestes) y los Autonomistas (o Colorados).
Como todo santo profano, Antonio Mamerto Gil Núñez, nombre del que luego será conocido como el Gauchito Gil, era un hombre pacífico, que había nacido el 12 de agosto de 1847 en Pay-Ubre, hoy Mercedes, Corrientes.
Al llegar a su etapa de adulto, el coronel celeste Juan de la Cruz Zalazar lo reclutó, y él que no quería pelear huyó y se refugió en el monte, con el pretexto de no querer luchar contra sus hermanos.
Cuentan que se volvió un fugitivo ideal para ser acusado de todos los crímenes no resueltos. También se dijo que se transformó en un Robin Hood, robando a los ricos para repartir el botín entre los pobres. Un gau
cho justiciero que vengaba las injusticias.
Pero otra versión lo acusa de desertor porque tenía en ese tiempo un romance con una viuda que era pretendida por Zalazar, por ello prefirió aquello de «aquí corrió antes de que aquí murió».
El coronel Zalazar lo acusó de desertor y cobarde para ser trasladado a Mercedes y de allí enviarlo a Goya donde se encontraban los tribunales. Sin embargo, decir en esos tiempos que alguien era trasladado a Goya era una declaración velada para justificar que «habían intentado escapar en el camino, se producía un tiroteo y el preso irremediablemente moría».
A quienes dicen que Gil era muy querido y por ello el pueblo, una vez enterado de la prisión se moviliza buscando apoyo en el Coronel Velázquez, quien junta una serie de firmas y se presenta ante Zalazar para interceder. Este hace una nota dejando al Gauchito en libertad que fue remitida a Mercedes pero ya había sido llevado hacia los tribunales.
En Mercedes comienza la leyenda porque es el lugar de la muerte de Antonio Gil cuando le dijo a su verdugo: “No me mates porque la orden de mi perdón está en camino”, como el comisario se negó, el gauchito le dijo entonces: “Sé que vas a matarme, pero cuando regreses a Mercedes con la orden de mi perdón, te enterarás de que tu hijo se está muriendo y como habrás derramado la sangre de un inocente, me invocarás para que interceda ante Dios por la vida de tu hijo.” Cuando regresó, el comisario se enteró de la enfermedad de su hijo, y tal como lo había vaticinado el condenado a muerte, el hijo se salvó cuando invocó al Gauchito.
El Gauchito Gil está enterrado a 8km de la ciudad de Mercedes y es el lugar donde se encuentra el santuario principal donde los fieles acuden pidiendo protección, salud y riqueza, dejándole ofrendas como muletas, vestidos de novia, casas y coches miniaturas, cartas de agradecimiento, placas de vehículos.
La costumbre al visitar alguno de los altares del Gauchito es dejar una cinta atada a las miles de cintas que hay, retirando otra que se considera «bendecida» por el santo profano colocándosela ya sea en la muñeca, el espejo del auto, en casas o comercios para recibir su protección.
Visitando uno de estos homenajes, me encontré con una pareja que estaba limpiando el altar y al preguntarles el motivo de su devoción me contaron que ellos pidieron con fervor por la salud de un familiar y el santo intercedió para que su esa persona recuperar la salud así que desde ese momento ellos se volvieron devotos y siempre que pueden acuden a algún lugar donde esté la imagen del Gauchito y le oran, llevan flores y limpian el lugar si es necesario.
La leyenda sobre este personaje dice que los autobuses y los caminantes se detienen un momento ante cualquier altar que se encuentren en la vía para saludar al Gauchito. También los automovilistas suelen tocar su bocina al pasar, porque de no hacerlo no contarían con la protección del santo en el resto del viaje y podría ocurrirle una desgracia.
La historia de Antonio Gil ha traspasado el fervor popular religioso y ha sido inspiración para poemas en su honor como el de Florencio Godoy Cruz, titulado: “A la muerte de Antonio Gil”, mientras que en música existe un chamamé del compositor Roberto Galarza llamado «Injusta Condena».
(Letra de la poetisa mercedeña María Luisa Paiz. Música de Roberto Galarza.)
También en el cine se ha visto la historia del Gauchito Gil, con la película «la sangre inocente», de Ricardo Becher y Tomás Larrinaga quienes exaltan la figura del justiciero correntino a través de una trama protagonizada por Sergio Podeley.
En la devoción popular hay muchos santos que hacen milagros – sean reales o producto de nuestra fe creer en ellos – y el principal puede ser la extensión de sus cultos, ya que a pesar de ser de una zona específica, en este caso Corrientes, su fama se extiende por todos lados, así que si ve un monumento rojo «al otro lado del camino» deténgase, pida y ore, en el peor de los casos nada pasará, pero en el mejor puede ser que el Gauchito obre un milagro sobre nosotros, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo @visionesp
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