La imaginación puede ser un arma de gran peso, puede modificar conductas y puede… hacernos creer cosas que no existen o que nuestra mente llegar a creer como ciertas.
Las sombras en los cementerios son inspiradores de relatos, cuentos, misterios, pero también lo hacen los árboles que crecen en los camposantos. Aprovechando esto último, mi amiga Lucy MTZ me envía estas dos historias de su natal Guadalajara y que se escuchan en el Panteón de Belén.
El árbol del vampiro
Cuenta una de las leyendas del Panteón de Belén que hubo un vampiro que se alimentaba de la sangre de los tapatíos. Todo empezó cuando encontraban pequeños animales en la ciudad sin una gota de sangre.
Después encontraron niños muertos y lo peor sin sangre. El pánico reinaba en las calles al caer la noche. La gente no salía al oscurecer y se quedaban en sus casas rezando por sus vidas.
Algunas personas – cansadas de esta situación – se armaron de valor para acabar con la amenaza nocturna. Después de seguir la pista del Vampiro lo emboscaron. La misma noche le pusieron una estaca de madera en el corazón que la causo la muerte.
Al día siguiente la comunidad lo sepulto y pusieron lapidas grandes sobre el cuerpo, con la esperanza de que no surgiera otra vez por la noche.
Después de muchos meses las lapidas fueron quebrantadas. Y un árbol salió de la tumba del Vampiro. Ese árbol todavía existe en el Panteón y se cree que nació de la estaca que fue clavada en el corazón del Vampiro. Cuando la gente cortaba pequeños pedazos del árbol este sangraba. La sangre provenía de las victimas del Vampiro.
Durante la noche se dice que puedes ver las caras de las victimas reflejadas en el árbol. Este árbol parece que está encantado y una de las leyendas más populares del Panteón de Belén.
Se dice entre los habitantes de la zona que el árbol debe estar vivo porque de lo contrario el Vampiro regresará.
Actualmente, el árbol del Vampiro está protegido por una cerca evitando que gente haga muescas en el tronco para ver si sale sangre, lo que estaba provocando que el árbol se estuviera secando.
Afortunadamente, el árbol está en buenas condiciones y mientras él exista la leyenda continuará.
El árbol del ahorcado
Otra historia que se relaciona con el Panteón de Belén, tiene que ver con el Hospital Civil Viejo.
Se cuenta que Santiago era un paciente muy enfermo de cáncer. Era un muchacho joven que lamentablemente estaba muriendo. La madre del muchacho trataba de motivarlo y salir adelante pero nada aliviaba su dolor. Incluso los doctores del hospital afirmaban que habían hecho todo lo que estaba en sus manos y que no había más que hacer.
Una vez, mientras dormía el joven Santiago, la madre le puso una foto de la que era devota. Pero al despertar, el joven vio la foto en su mano la maldigo y renegó de su enfermedad. Su mamá trató de calmarlo y le pidió que tuviera fe y que Dios le diera la salud. Santiago estaba tan furioso que le pidió a su mamá que saliera del cuarto que lo dejara solo y que no quería saber nada de Dios.
Esa misma noche encontraron al joven colgado en un árbol al lado del hospital es decir, en el Panteón.
Actualmente, solamente queda el tronco del árbol, pero la leyenda cuenta que n la noche se ve la sombra del joven ahorcado.
¿Historias?, ¿Mitos?, ¿Creencias?, lo cierto es que todo forma parte de nuestras tradiciones culturales, unas – entra tantas – que están relacionas con los cementerios, y cada día los camposantos generadores de las leyendas van desapareciendo para dar lugar a zonas de jardines de paz, donde el peligro no está en sus muertos o quienes están enterrados, sino en quienes están muy vivos y acechando a quienes van a saludar a quienes se adelantaron a nosotros en el sueño eterno. A esos hay que tenerles miedo, o esa es mi Visión Particular.
Francisco Lizarazo
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